Como una avalancha han calificado los especialistas el flujo de menores indocumentados que cruzan la frontera de Estados Unidos exponiéndose a una serie de peligros por huir de distintas experiencias traumáticas en sus países de origen. El año pasado fueron 38 mil los casos y desde octubre del 2013 a la fecha ya suman 57 mil menores que han desbordado las estructuras de acogida de Texas.
A fines de julio Obama se reunió con los mandatarios de El Salvador, Guatemala, Honduras y México, este último incluido por su condición de país de tránsito, para frenar esta ola migratoria, dando una inusual señal en el marco de una nueva política migratoria que pretende encarar, la que también incluye la solicitud de fondos adicionales al Congreso.
Sin embargo, hay para quienes la respuesta de Obama parece una situación cínica ante la afluencia de mano de obra barata proveniente de países “amigos”. Así lo sostuvo la académica de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, María Emilia Tijoux.
“La actitud amable de Obama es un poquito tardía porque este tema se visualiza hace muchísimo tiempo”, afirmó y puso como ejemplo la llamada Ley de Perfil Étnico, ley del Estado de Arizona del año 2010, que señala que toda persona que se parezca a un mexicano o que tenga rasgos que a la policía le parezca cercano a los migrantes puede ser detenidos.
La especialista afirmó que esto ha configurado todo un mercado, un mercado privado y que existen lugares de encierro, cárceles específicas, la preponderancia de la figura del sheriff y toda una cultura de la persecución y castigo que se ha gestado a los migrantes a partir de la poca disposición de Estados Unidos de enfrentar antes un escenario que se ha formado, también, por el desprendimiento de los gobiernos de los países fronterizos sobre lo que sucede con los ciudadanos más pobres que viajan persiguiendo nuevas oportunidades. A esto se le llama “migración forzada”.
La situación de los niños es aún más grave. Son un tipo de migrantes que buscan ser detenidos, cuanto antes mejor, ya que es la forma más rápida de encontrarse con sus padres. Sin embargo, se exponen a una completa desprotección, cuando Estados Unidos está por debajo de los estándares internacionales de respeto a los Derechos Humanos, como indicó Osvaldo Torres, especialista en políticas públicas y niñez de la Universidad Central.
“Aquí hay también otro problema que es que muchos de esos niños tienen a sus padres viviendo en Estados Unidos y, por lo tanto, debieran ser aceptados por los programas de reunificación familiar. Sin embargo, Estados Unidos no ha firmado la convención de los derechos de los niños de Naciones Unidas y tampoco ha firmado el Convenio Internacional, también de la ONU, de la protección de los migrantes y sus familias”, sostuvo.
El especialista también dio una mirada al escenario internacional recordando que la tensión con México, donde Estados Unidos levantó una suerte de “Muro de Berlín” México tensión en buena centenar de kilómetros en la frontera sur de los Estados Unidos tratando de impedir el paso de los migrantes, “lo que no ha dado ningún resultado”, afirmó.
Con Honduras es sabido que Estados Unidos respaldó el Golpe de Estado en dicho país con un fuerte incremento de la violencia como efecto. “Si las instituciones no son respetadas al interior, malamente pueden dar respuesta a la violencia en su propio país”, dijo.
En cuanto a Guatemala y El Salvador, los efectos de la guerra civil que existió por décadas, se une a la instalación de las maras, las pandillas que desarrollan actividades delincuenciales al límite. “Estados Unidos vio como una salvación que los latinos de la costa oeste volvieran a los paises de origen, pero el problema es que volvieron con el fin de extender su áreas de influencia manteniendo sus vínculos con Norteamérica y expandiendo la cultura delincuencial”, afirmó.
En resumen, lo que ocurre en Centroamérica con la migración no es ajeno en absoluto a las políticas de Estados Unidos. El académico del Instituto de Estudios Internacionales (IEI) de la Universidad de Chile, Daniel Azócar, reafirmó este punto, añadiendo que no se puede olvidar la existencia de una relación de poder asimétrica de corte histórico dada por temas estratégicos y añadió: “Estados Unidos ha tenido una fuerte influencia en estos países, en distintos periodos, con lo que ha generado una dependencia económica sumamente alta que conforma un círculo vicioso en el fenómeno migratorio”.