Un acuerdo inédito. Visto por algunos como histórico, tomando las palabras de Barack Obama y sin ponerlas en perspectiva. Este miércoles 12 de noviembre, los medios de comunicación y comentaristas dieron la bienvenida casi unánimemente al anuncio conjunto entre Estados Unidos y China. Pero, ¿de qué se trata realmente?
Los hechos: Este miércoles, Barack Obama y Xi Jinping anunciaron sus metas de reducción de gases de efecto invernadero (GEI). Los EE.UU. anunciaron una reducción de 26 a 28% en 2025 en comparación con los niveles de 2005. Mientras que China prevé un pico en sus emisiones de gases de efecto invernadero en torno a 2030, o si es posible antes.
¿Son estos anuncios realmente tan inéditos?
En la Cumbre de Ban Ki-moon en Nueva York este 23 de septiembre, Zhang Gaoli, primer viceministro de China, ya había anunciado que su gobierno quería alcanzar su punto máximo sus emisiones tan pronto como sea posible y luego reducirlos. Además, China ya había anunciado su intención de reducir su intensidad de carbono (emisiones de GEI por unidad de PIB) de su economía en un 40-45% de aquí a 2020 en relación con 2005. Sólo la más bien lejana fecha para llegar a ella en 2030 es nueva. Por su parte, los EE.UU. y Barack Obama ya habían anunciado sus objetivos para el 2020, al anunciar una reducción de emisiones del 17% en base a los niveles de 2005. Un compromiso para 2025 es, por tanto, nuevo.
¿Son estos anuncios históricos?
Si las emisiones de China sólo llegarán a su pico en 2030, esto significa que seguirán aumentando hasta entonces. A pesar de una probable reducción importante en la intensidad de carbono de la economía china en los próximos años, los líderes chinos acaban de anunciar que van a seguir rompiendo récords de emisiones anuales de GEI durante los próximos 15 años. En un sentido, el anuncio de China es efectivamente histórico. Mientras, hay que señalar que los EE.UU. han establecido sus orientaciones de emisiones sobre la base del nivel de 2005. Ese es el año con las mayores emisiones de la historia de Estados Unidos, con casi 7.200 Mt CO2e (millones de toneladas de carbono equivalente). En comparación con los niveles de 1990 -el año utilizado como punto de referencia internacional- las metas de EE.UU. son nada sino modestas. Ellas equivalen a una reducción anual de -0,43%. ¿Histórico?
¿Son estos anuncios en el nivel del desafío?
La síntesis del informe del IPCC (Panel Internacional de Cambio Climático) publicado el 2 de noviembre de este año pone de relieve lo que se necesita. Para evitar un calentamiento global de más de 2 grados centígrados antes de que finalice el siglo, no es posible sobrepasar una concentración de 450 partes por millón (ppm) de GEI en la atmósfera. Para ello, las emisiones globales deben reducirse entre un 40-70% para el año 2050, en relación con 2010, y llevar las emisiones a «casi cero» de aquí a 2100. De acuerdo con el IPCC, las emisiones deben alcanzar su punto máximo y luego declinar lo más rápidamente posible, ojalá antes de 2020, invitando a los países emisores más grandes y los más capaces de tomar medidas, a reducir significativamente sus emisiones para el año 2020.
Los EE.UU. y China representan casi la mitad de las emisiones mundiales (alrededor del 45%). Sus reducciones de emisiones son, por tanto, cruciales. Debido a su responsabilidad histórica mucho más importante, los EE.UU. –como la Unión Europea- deben, como mínimo, reducir sus emisiones en al menos un 80% en 2050. Suponiendo que cumplen sus compromisos para 2025, ellos tendrán que reducir sus emisiones en casi 5% por año entre 2025 y 2050, alrededor de 10 veces sus compromisos hasta 2025. Dicho de otra manera, los EE.UU. retrasará la mayoría de sus esfuerzos hasta después de 2025. Por el lado de los chinos, todas sus reducciones de emisiones se retrasan hasta 2030. Por lo tanto, ni los EE.UU. ni China están cumpliendo lo exigido por el IPCC.
¿Cómo interpretar estos anuncios?
Mucho más que los números reales comprometidos, el anuncio conjunto de los EE.UU. y China debe ser interpretado en términos de lo que significa geopolíticamente. El anuncio se ha hecho fuera de cualquier negociación internacional, y así marginando y deslegitimando a esta. Si las dos potencias mundiales pueden hacer acuerdos por el lado, ¿que se deja los otros 194 países para negociar en términos de reducción de emisiones? Más importante aún, los EE.UU. se han dado a sí mismos un objetivo de 2025, cuando las negociaciones internacionales invitan a los Estados a utilizar metas para el año 2030. Este anuncio simplemente significa que ni los EE.UU. ni China aceptarán metas impuestas para la lucha contra el caos climático. Ni por la ONU, ni por otros países, ni por lo que la ciencia exige.
Este anuncio expresa claramente que los compromisos de China y de la de los Estados Unidos alrededor de la cuestión de la crisis climática sólo se basan en sus situaciones nacionales, así como en el equilibrio geopolítico entre las dos potencias, y no en los esfuerzos planetarios compartidos. Ninguna de las dos potencias desea comprometerse de una manera que sea adecuada a la escala del problema, sobre todo, no unilateralmente. Los EE.UU. y China han, por lo tanto, enterrado la lucha contra el caos climático en las profundidades de la geopolítica internacional. Con la presentación de su anuncio conjunto de una manera muy positiva, la diplomacia estadounidense y china han congelado de facto negociaciones internacionales en una casi generalizada inacción mundial. Cualquier tipo de acuerdo de restricción de las emisiones de GEI -que los EE.UU. y China no quieran- justo y apropiado a la escala de lo que está en juego en la conferencia de las Naciones Unidas de 2015 en París, es ahora simplemente una ilusión.
¿Qué hacer?
Las organizaciones no gubernamentales, movimientos ecologistas y sociales, ciudadanos, comentaristas y líderes de opinión tienen ahora dos opciones. O seguir el compás del mensaje comunicado por la diplomacia estadounidense y china, y felicitarse por un acuerdo de este tipo, lo que contribuye a respaldar la ausencia de ambición y el congelamiento diplomático de las negociaciones en torno a las mayores potencias del mundo. O es posible explicar la situación, para trabajar a partir de los hechos, para evaluar los compromisos y desmitificar lo que definitivamente no es un acuerdo histórico adecuado a la escala de lo que está en juego. No debemos engañarnos a nosotros mismos; es el momento de mostrar algo de lucidez.
Con estos compromisos limitados, los EE.UU. y China están asumiendo el riesgo, si (y sólo si) la opinión pública mundial agarra el tema, de posicionarse en la línea frontal de los responsables del agravamiento del caos climático. Al rechazar el liderazgo respecto del caos climático, al igual que la Unión Europea, cuyas metas tampoco son adecuadas, ellos podrían encontrarse a sí mismos aislados frente a la sociedad civil internacional. Esto es sólo si superamos la trampa de la inacción establecida por las diplomacias estadounidense y china.
Primera versión en Francés: http://blogs.mediapart.fr/blog/maxime-combes/121114/climat-lannonce-etats-unis-chine-est-elle-historique-pas-vraiment