El Ministro Nicolás Eyzaguirre, que en Educación mostró graves problemas de comunicación con los actores sociales y la ciudadanía en general, pudo ahora, como secretario general de la presidencia, desplegar una sorprendente capacidad de expresión. Claro que lo hizo criticando a su gobierno por sus falencias en la arquitectura y gestión de las reformas estructurales que prometió como programa a ejecutar durante cuatro años.
La auto crítica y mea culpa envueltas en su formateada entrevista a el Mercurio del último domingo constituyeron un hecho político de hondas repercusiones.
Resulta inútil tratar de escarbar si el ministro Eyzaguirre habló a título personal o por encargo de la Presidenta de la República. Desde luego que lo primero es inverosímil y lo segundo choca con palabras en sentido contrario de la gobernante. Esto último lo avalaría la cercanía no solo política sino hasta personal que hay entre ambos, al punto que él se refirió a ella como “nuestra querida Gordi” cuando asumió por primera vez en La Moneda y él dejo de ser ministro.
En todo caso, la sorprendida reacción del jefe de gabinete, Jorge Burgos, y el silencio presidencial reforzaron la idea de que se está ante una vaguedad estructural, no ya como una estrategia de gobierno, sino de carencia de una actitud firme de conducción.
Por más que en el oficialismo se diga que Michelle Bachelet está al corriente de todo lo que en él se hace y los cambios de acción que autoridades y dirigentes ejecutan, ella aparece ausente y dedicada al contacto directo con grupos sociales en asuntos sectoriales. Así ocurrió con el trato dado a los empresarios de camiones de la Araucanía y de los comuneros Mapuches. El 17 de Agosto el gobernante pareció ser el Ministro del interior desde muy temprano en la mañana hasta ya entrada la noche. Burgos primero prohibió la entrada de camiones desde Temuco al centro de Santiago, luego tranzó en la llegada a La Moneda de un solo camión quemado y después de unos pocos más, mientras recibía en su despacho a los dirigentes empresariales. Trascendió la explicación para el cambio en el bloqueo de las autopistas de acceso a la capital de vehículos pesados provenientes de la quinta región.
La salida de palacio de los camioneros fue muy decidora ante las contramanifestaciones de que fueron víctimas al llegar al centro por organizaciones que se les oponían hablaron de que “el terrorismo ha llegado también a Santiago y de que ya no hay en Chile la Paz de que gozamos durante tanto tiempo”. Esto, obviamente, incluía el periodo de la Dictadura de la que los dirigentes fueron promotores desde que desestabilizaron al gobierno de Allende. Ahora pusieron plazos al gobierno de Michelle Bachelet para que atendiera sus demandas para combatir el terrorismo, bajo la advertencia que, en caso contrario, desatarían un gran movimiento.
Se produjo un nuevo encuentro con el ministro Burgos, retirando el veto a la presencia en el del subsecretario Aleuy. A cambio, dijeron que salieron de la reunión “con gusto a poco” y que habían expuesto unos puntos que no pudieron precisar.
Sobre la protección policial brindada a los camiones de la Araucanía, los dirigentes que están fuera de esa región exigieron que los destacamentos armados acompañen también a los vehículos del Triángulo de las Bermudas, como llaman a la zona de Valparaíso, San Antonio y Metropolitana.
Mientras esto ocurría, el Ministro del Interior no accedió a la demanda de los dirigentes mapuches de ser igualmente recibidos y el intendente que remplazo al defenestrado Huenchumilla ordenó un violento desalojo de los locales de la Conadi tomados por los comuneros.
Estos hechos, a la luz de las declaraciones del Ministro Eyzaguirre contra la concepción, orden, implementación, gestión, plazos y falencias de las reformas estructurales y la ausencia de políticas en salud y seguridad ¿Están diciendo que un golpe de timón se dará abierta o insensiblemente en el programa de gobierno, de modo que lo único estructural que quede sea la vaguedad de éste?