A pocos días de que la Corte Internacional de Justicia de La Haya entregue su veredicto sobre su competencia para revisar la demanda marítima boliviana contra Chile, el historiador y miembro del Comité de Reencuentro Chileno-Boliviano, realizó una evaluación de la gestión de la Cancillería chilena sobre este conflicto.
Godoy sostuvo que la postura del Ministerio de Relaciones Exteriores ha sido dogmática respecto de Bolivia, planteando la intangibilidad del tratado de 1904, en circunstancias que todo instrumento jurídico es perfectible, según su opinión, y agregó que desde el centro de estudios que dirige se invita a negociar con La Paz.
“Es un dogmatismo que no tiene relación con la diplomacia que es justamente lo contrario: es flexibilidad, es negociación. Tenemos el caso de Estados Unidos y Cuba, cómo después de 50 años han logrado encontrar puntos de acuerdo y el bloqueo está terminando. Entonces, por qué razón una guerra que fue hace ciento y tantos años, y que, por lo demás debe ser reestudiada en cuanto a sus orígenes, va a poner fin a las relaciones sobre esta materia tan importante, entre Palacio Quemado y La Moneda”.
El historiador criticó que todas las agendas que Chile ha presentado a Bolivia con el objetivo de realizar un trabajo conjunto esquivan el problema marítimo, y aseguró que la negociación sobre una salida al mar para Bolivia debe ser trilateral y no bilateral, como lo plantea Chile, porque no se puede excluir al Perú de este diferendo.
En cuanto a la competencia que se dirime en la Corte Internacional de Justicia de La Haya, el profesor Pedro Godoy advierte que será una dura derrota para la diplomacia chilena, la cual no ha sido muy ágil en el manejo de este tema, y recordó que los momentos de mayor cercanía a una solución a este conflicto fue el llamado “Abrazo de Charaña” entre los dictadores militares Augusto Pinochet y Hugo Banzer, de Chile y Bolivia, respectivamente, en donde se negoció la posibilidad de un corredor hacia el Pacífico, mismo ofrecimiento hecho por el presidente Gabriel González Videla.
En cuanto al Comité de Reencuentro Chileno-Boliviano que integra, el historiador Pedro Godoy explica que es una instancia compuesta por personas venidas de distintos ámbitos del quehacer nacional, por sobre las diversas posiciones políticas, y que viene a romper la noción de que existe una única postura sobre el conflicto marítimo entre ambas naciones.
“Estamos rompiendo la unanimidad, porque siempre La Moneda, y particularmente la Cancillería, ha presentado que la postura de Heraldo Muñoz es absolutamente unánime, y que todos los chilenos, de capitán a paje, los 17 millones estamos respaldando esta postura dogmática, intransigente de negar toda negociación a Bolivia en torno al asunto del mar”.
Godoy criticó el “viraje” de algunos personeros políticos, como el caso de Marco Enríquez-Ominami, quien ha planteado su apoyo a una salida al mar para Bolivia, pero que ahora se ha cuadrado con la Cancillería, lo mismo que el Partido Socialista, que en el gobierno de Salvador Allende también se mostraba proclive a una solución al diferendo marítimo.
El historiador señala, a su vez, que es importante relevar que este tipo de controversias suelen teñirse de chovinismo, de patrioterismo, lo cual se puede aplicar no solamente a Bolivia sino que a Chile, también, visiones que monopolizan las tribunas mediáticas, mientras posturas como las que él representa no tienen acceso a estas plataformas.
Pedro Godoy, finalmente, hizo un llamado a dejar de lado los prejuicios en las visiones entre los países de Latinoamérica para proyectar de manera integral las relaciones internacionales entre estos pueblos, porque en su opinión hay que entender que desde la frontera del río Grande hasta la Patagonia somos una misma nación y así crear “un clima de latinoamericanidad fecunda”.
“Tenemos autoridad como para plantear que en un plano más global que lo simplemente académico hay que revisar los orígenes de la guerra, luego generar un clima favorable a la integración de América Latina y suprimir todos los prejuicios, pre-nociones, pre-conceptos que son muy dañinos y que han nublado la comprensión de las relaciones entre Chile y Perú, Chile y Bolivia y recíprocamente, así como también con Argentina”.