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El domingo 22 de noviembre y debido a un leve retraso, se abrieron en México las puertas al público de los Santuarios de la mariposa monarca. Se trata de uno de los fenómenos más impresionantes de la naturaleza cuando estos insectos del tipo lepidópteros, según su nombre científico y mariposas, como las llamamos comúnmente, pero de un tipo espectacular y bello como son las monarcas, emprenden un viaje de más cuatro mil kilómetros buscando el mejor lugar dónde hibernar.
Son millones de mariposas de entre ocho y diez centímetros cuyas alas de color naranjo y negro pueblan los cielos entre Canadá, pasando por Estados Unidos, hasta llegar a los bosques de oyamel en el centro occidente mexicano. A diferencia de nuestras mariposas de corta vida, las monarcas son las más longevas, pudiendo vivir hasta nueve meses, tiempo que coincide con el proceso migratorio más fantástico y bello de esta zona del planeta.
Los próximos días son particularmente sensibles ya que las mariposas se encuentran en vuelo de reconocimiento buscando el mejor lugar donde se aparearán y se quedarán por largos meses hasta realizar el viaje de regreso a Canadá.
A pesar de ser un fenómeno identificado recientemente, a mediados de los 70, cuando el doctor William Calvert identificó las zonas de refugio de estos insectos, no fue sino hasta el año 1980 cuando se crea la Zona de Reserva y Refugio de Fauna Silvestre, prohibiéndose su caza y captura en todo el territorio mexicano.
Como todo está relacionado, el huracán Patricia impidió que las mariposas llegaran en la fecha esperada con la puntualidad que las caracteriza , sin embargo, y a pesar de un frente frío que se ha presentado en México, ellas continuaron su recorrido que equivale en total a todo el largo del territorio chileno, y que tiene en este país su tramo final, pasando por varios Estados del norte y centro de México, como Tamaulipas, Nuevo León, Morelos, Puebla, y hasta el Estado de México, entre otros.
México, acusado como el país del narcotráfico y de los cárteles de la droga, se vuelve el más amoroso y respetuoso con uno de los seres más frágiles de nuestra biodiversidad. Así, se han abierto Santuarios La Mesa, El Capulín, y otros en el Estado de México, El Rosario y Michoacán, para que los mexicanos puedan maravillarse con este rito anual y donde el compromiso de los pequeños agricultores también resulta esencial para conservar los bosques y los lugares donde las mariposas retornan cada año. Por esto es que el órgano especializado ya ha dispuesto los horarios para el ingreso a los Santuarios de la Mariposa Monarca y también los senderos y la áreas de observación de estas bellezas aladas. Estrictos en la cantidad de personas ya que solo se permite el ingreso de grupos organizados lo que pueden permanecer un máximo de 20 minutos y acercarse solo 50 metros de la colonia de mariposas. Se les prohíbe llevar especies vivas o muertas, hacer ruido, como también utilizar flash ni celulares.
Los mexicanos ya saben que debido a un cambio de uso de suelo en Estados Unidos se ha producido una brusca disminución de la cantidad de mariposas que arriban a su país, por lo que buscan que la población se haga parte activa en la defensa de una especie que goza del estatus de Valor Universal Excepcional y por la que ha suscrito diferentes instrumentos de políticas ambientales. Además han lanzado una campaña llamada “Protejamos Alas Monarca” para involucrar a la población y trazar cada vez con más claridad la ruta migratoria y conservar su lugar de hibernación y apareamiento.
La llegada de la Mariposa Monarca pareciera ser una llamado de la naturaleza a estos tres países de América del Norte: Canadá, Estados Unidos y México, a comprender de otra manera que los territorios no resisten murallas ni fronteras, que los flujos migratorios, de personas o animales, son un hábito esencial en el mejor vivir. Una clase magistral de lo que significa el ciclo vital dado por las más elegantes y hermosas especies, las Mariposa Monarca.