De manera unánime, el Consejo de Monumentos Nacionales aprobóen su última sesión de diciembre, declarar Monumento Nacional al ex centro de detención y tortura conocido como Clínica Santa Lucía, ubicada en el número 162 de la calle del mismo nombre, en el centro de Santiago.

Los consejeros fundamentaron su decisión señalando que “el inmueble es testimonio de la instalación de un sistema de violación de los derechos humanos por parte de agentes del Estado durante la dictadura militar”, el que fue utilizado como parte de la red de apoyo sanitario, médico y logístico del resto de los centros de detención de la Región Metropolitana.

Desde el Ministerio de Bienes Nacionales señalaron que “el nuevo espacio de memoria es un reflejo de la historia reciente del país y de la memoria de las víctimas de la represión como política de Estado y su preservación en el tiempo es una contribución a la educación en la promoción de los derechos humanos”.

El inmueble fue utilizado como residencia familiar desde 1934, año de su construcción obra del arquitecto Alberto Cruz Montt, hasta 1972 cuando pasa a ser propiedad del Movimiento de Acción Popular Unitaria.

Luego del golpe de Estado del 11 de septiembre, el inmueble fue confiscado por la Dictadura y es reutilizado, esta vez con la fachada de la Clínica Santa Lucía, utilizada por la DINA y luego la CNI. Actualmente es administrado por la Comisión Chilena de Derechos Humanos y es propiedad fiscal a cargo del Ministerio de Bienes Nacionales.

La ex clínica posee reconocimiento internacional de la Organización de las Naciones Unidas como Centro de Detención. Y también es reconocido por el Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, en donde se señala: “Estaba ubicada en la calle Santa Lucía Nº 162. Era una casa antigua, de cuatro pisos, con más de diez piezas; casi sin iluminación natural. Según denuncias, en el último piso, en forma de buhardilla, se mantenían algunas celdas. La principal función de este recinto fue la atención de salud del personal de la DINA y sus familias. Algunos detenidos dijeron que los llevaron a esa clínica para recibir tratamiento luego de haber sufrido tortura. Los testimonios señalan que los detenidos permanecían vendados, amarrados a la cama, constantemente sometidos a amenazas y a presión psicológica. Posteriormente desde aquí eran devueltos a los recintos de origen o trasladados a Cuatro Álamos”.

Con este decreto, se espera que la Clínica Santa Lucía no corra la misma suerte que otro centro de detención y tortura de la DINA que funcionaba tras la fachada de un centro médico, como fue el caso de la Clínica London, ubicada en calle Almirante Barroso 76, y que fuera demolida.