Un 148% de utilidades. Ese es el balance entregado por la Superintendencia de Salud respecto de la actividad de las isapres en el periodo entre enero y septiembre de este año. Destaca en el primer lugar, con $19.100 millones y triplicando las utilidades del mismo lapso del año pasado, la isapre Banmédica.
Banmédica pertenece al grupo PENTA, al igual que Vida Tres, aseguradora que en el informe recientemente publicado figura con $7.100 millones en utilidades. El grupo de Délano y Lavín también es controlador de la Clínica Dávila y la Santa María, además de otra serie de instituciones ligadas al negocio de la salud.
Más abajo aparecen Colmena, con $11.700 millones, Cruz Blanca, con $11.500 y Consalud, con $6.100 millones.
¿Qué están proponiendo las diferentes cartas presidenciales para regular el negocio de las isapres?
El gobierno congeló los avances del proyecto que pretendía reformar las isapres en Chile. En mayo de 2016 el ministerio de Salud aseguraba que el proyecto en cuestión ingresaría al Congreso antes de terminado el año. Sin embargo, en julio de este año el proyecto seguía en duda, hasta que fue la misma titular de la cartera, Carmen Castillo, la que sinceró la decisión del Ejecutivo: “no la vamos a ingresar. El estudio que se hizo es un insumo importante que va a servir para el próximo gobierno”, sentenciaba.
Así se abría la puerta para que los aspirantes a La Moneda hagan sus apuestas al respecto.
La propuesta de Beatriz Sánchez es clara: “Eliminaremos las isapres de la seguridad social, transformándolas en seguros complementarios o suplementarios voluntarios de salud regulados por la Superintendencia de Salud”. Además, “se prohibirá la integración vertical de empresas privadas en servicios básicos, de modo de resguardar el interés ciudadano”.
Por otro lado, Marco Enríquez-Ominami no menciona la palabra isapres en su plan de gobierno. No obstante, es enfático en señalar sus intenciones de reformar el sistema de salud público y así “transitar hacia una sociedad en la cual el Estado garantice el acceso, equidad y calidad en salud”.
Eduardo Artés tampoco hace referencia concreta a una reforma al sistema de isapres en su programa, pero se asume que no solo lo reformará, sino que lo extirpará de raíz: “Serán derechos asegurados y asumidos por el Estado, tanto en financiamiento como en calidad. Daremos cobertura total, para que no dependa sólo del tamaño del bolsillo. Se creará una nueva, superior y potente institucionalidad en Salud y Educación en función e íntima interacción con la población y los planes de desarrollo económicos, sociales y nacionales que demanda la época”.
Para la candidatura de Alejandro Navarro la arista de la integración vertical es una temática a abordar. En su programa plantea, en la sección de salud, que “combatiremos las prácticas monopólicas y la mercantilización de la atención, erradicando la integración vertical en las empresas privadas vinculadas al sector de la salud. Impediremos y sancionaremos que parlamentarios, autoridades sanitarias, decisores y planificadores mantengan negocios personales o familiares en el sector privado de salud”.
Para José Antonio Kast las isapres parecen no ser un problema. En su programa solo las menciona como un instrumento para darle rodaje a otras propuestas, como por ejemplo, la que sostiene un plan de promoción de la natalidad.
Sebastián Piñera parece estar consciente de la existencia de un problema en el sistema de isapres. En su programa así lo reafirma, señalando que “en las isapres los reclamos van por el lado de las alzas de precios de los planes de salud, la baja cobertura, las preexistencias y el acceso restringido a centros de salud”. En esa arista propone: “terminar con las discriminaciones en el acceso por edad, género o preexistencias en isapres, mediante la creación de un Plan de Salud Universal”. Sobre la integración vertical no hace referencia.
Carolina Goic tiene uno de los programas más osados en esta materia. La presidenciable también manifiesta su preocupación sobre el sistema de isapres en su programa. La candidata demócratacristiana afirma que “la modalidad individual de las isapres genera planes con diferente costo castigando a mujeres y personas mayores”. Además, agrega que “es un imperativo ético y político realizar cambios sustantivos al sistema de isapres”, por eso propone un “Fondo Solidario Central Público que mancomune recursos a partir de la cotización de salud. Dicho fondo debe ser una entidad única, pública, autónoma y de calidad”. Además, el programa de la falange explicita sus intenciones por eliminar “desvtiruadores del sistema de isapres que atentan contra el espíritu del derecho a la salud como son la preexistencia, la discriminación por edad o sexo y la integración vertical, o discriminaciones arbitrarias como las alzas de precios unilaterales”. Finalmente propone traspasar los excedentes de las isapres para financiar la Ley del Cáncer”.
En una línea similar, Alejandro Guillier también propone “terminar con las preexistencias y con el abuso contra las mujeres. Las isapres tendrán la obligación de cobrar lo mismo a un hombre, una mujer o un niño”. También toma partido con respecto a la integración vertical: “Pondremos fin a la denominada ‘integración vertical’ entre prestadores de salud e isapres”.
Según Esteban Maturana, médico y dirigente de la Confederación Nacional de la Salud Municipal, la integración vertical es juzgada por todos los sectores pero los discursos han distado de las acciones: “claramente es una asimetría de mercado. Una imperfección de uno de los mercados más imperfectos que existen. Lo que más molesta es que a pesar de que sea rechazada sistemáticamente la integración vertical –la rechaza el Colegio Médico, nosotros, el gobierno, los parlamentarios- pero no se hace nada en absoluto por resolver este drama”.
A pesar de los resultados positivos para las isapres, en la industria advierten que el próximo año será aún más auspicioso. Desde el sector señalan que la reactivación económica jugará un rol preponderante en el aumento de las utilidades para 2018.