China “no tendrá más opción que tomar las necesarias medidas de represalia”, anunció el viernes el ministerio chino de Comercio poco después de la medianoche de Washington (04H00 GMT), cuando la administración estadounidense oficialmente subió del 10% al 25% los aranceles a 200.000 millones de dólares de exportaciones chinas hacia Estados Unidos.
El presidente Donald Trump había suspendido esta subida en enero para permitir las negociaciones comerciales entre los dos países, inmersos desde el año pasado en una guerra comercial que amenaza la economía mundial. Pero finalmente decidió aplicarlas, al estimar que las conversaciones no avanzan lo suficiente y poner en duda la buena fe de los negociadores chinos.
La medida culmina 10 meses de guerra comercial entre las dos principales potencias económicas mundiales y se justifica desde la Casa Blanca por la marcha atrás que Pekín habría dado respecto a acuerdos específicos negociados durante casi un año, en especial los relativos al supuesto robo de propiedad intelectual estadounidense por parte de empresas chinas. Y así las cosas Trump ha dicho basta.
El sector chino más afectado por la medida es el de los aparatos de transmisión de datos, como módems y routers para internet, así como los circuitos impresos que montan multitud de aparatos tecnológicos.
Reforzadas sin embargo por la continuación de las negociaciones este viernes, las bolsas chinas evolucionaban positivamente a mediodía.
Desde el año pasado ambas potencias se habían aplicado ya recíprocamente aranceles a bienes por valor de 360.000 millones de dólares; perjudicando a la agricultura estadounidense y a los sectores manufactureros de ambas.