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Año XVI, 28 de marzo de 2024


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¿1% de inclusión laboral en jaque?

Columna de opinión por Andrea Zondek
Miércoles 1 de julio 2020 8:20 hrs.


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Hace unos días, el Banco de Inversiones JPMorgan estimó que el desempleo en Chile ya bordeaba el 20% producto del coronavirus. Esto, a pesar del esfuerzo por generar políticas que permitan mantener los empleos. Lamentablemente, este impacto también estaría llegando a las personas con discapacidad que han sido contratadas bajo el alero de la Ley 21.015 de inclusión laboral.

Según un artículo de Rafael Mies de la Universidad de Los Andes, desde finales del año pasado y lo que va corrido del 2020, la Dirección del Trabajo ha evidenciado una baja en el cumplimiento de la Ley. “No sólo han disminuido fuertemente las contrataciones (sólo ha habido 300 entre enero y abril), sino que, de un total de 25.607 contratos laborales registrados desde la entrada en vigencia de la Ley, 5.509 ya han sido despedidos, lo que representa más de un 21% de caída de esta masa de trabajadores”.

El académico, tal como lo he mencionado en más de una ocasión, destaca lo bien que la inclusión hace a las organizaciones, mejorando el compromiso interno y afianzando los equipos. Entonces, ¿cuáles serían las razones para que los empresarios determinen desvincular a un trabajador con discapacidad? ¿Basta solo con fomentar el cumplimiento de la ley? o ¿hay que detenerse y preguntarse bajo qué condiciones se está implementando la norma?

Es cierto que el coronavirus ha afectado fuertemente el ámbito laboral, económico y social de las familias. Sin embargo, nuestra experiencia en Fundación TACAL, respecto de las personas con discapacidad que se capacitaron y fueron contratadas, ha sido distinta; de las 108 personas incluidas el 2019, solo seis han sido desvinculadas producto de los efectos de la pandemia por COVID-19.

Este ha sido un trabajo exitoso y las razones para lograrlo, también son ciertas; incluir a las personas con discapacidad según sus competencias y acompañar en el proceso a las empresas y trabajadores es clave.  Por tanto, al mirar las cifras de la Dirección de Trabajo me hace sentido que las razones para que hayan disminuido las contrataciones y aumentado las desvinculaciones, parecieran obedecer más bien a un déficit en la gestión del proceso de inclusión.

¿El 1% de inclusión de la ley está en jaque? No lo creo. Los trabajadores con discapacidad se verán afectados por la pandemia, pero creo que hay otros factores importantes que también es necesario considerar: la falta de preparación de la empresa para lograr el cambio cultural tan necesario para que una persona con discapacidad se incluya adecuadamente; la contratación por competencias y no por caridad o por cumplir una cuota, también es importante.

Vivir el proceso de inclusión, como parte del trabajo organizacional de las empresas y de la comunicación interna con sus trabajadores puede hacer la diferencia. Así evitaremos la caridad, contrataremos por competencias. Esta es la única forma de fortalecer la inclusión. De cualquier  otra manera solo estaremos afianzando prejuicios. Finalmente, ante una pandemia como la que estamos viviendo, evitaremos que sean los primero en ser desvinculados.

¡Trabajemos juntos para cambiar esta realidad!

 

La autora es  presidenta de Fundación Tacal.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.