El logro de las dos millones de inoculaciones alcanzadas en estas primeras semanas de vacunación masiva contra el COVID-19 viene recibiendo elogios tanto a nivel local como internacional. Tomás Pérez-Acle, subdirector de la fundación Ciencia & Vida, lo reconoce, pero recalca que se debe principalmente a la experiencia que tiene el sistema de atención primaria de salud en dicha materia.

El último proceso de este tipo recuerda, tuvo que ver con la vacunación contra la influenza, y las inoculaciones aquella vez llegaron a casi 500 mil personas por día, es decir, casi el doble de lo que se intenta realizar ahora con la dosis contra el coronavirus de laboratorio chino Sinovac.

No obstante, a este ritmo, el Gobierno celebró esta semana haber alcanzado a 2 millones de personas con la primera dosis de la vacuna, ambicionando abarcar a finales de junio al 80 por ciento de la población. Esto mismo, en opinión de Pérez-Acle es alcanzable; no obstante “se debería evaluar colocar una sola dosis para ampliar la cobertura”.

“Es un aspecto muy importante que tenemos que discutir si es que realmente vamos a colocar dos dosis o no. Significa en el orden de 4 a 5 meses de vacunas. Menciono esto porque se ha discutido mucho en países de Europa la necesidad de cubrir con las dos dosis a las personas o la segunda estrategia, que es solamente colocar una dosis y de esa manera cubrir a un mayor porcentaje de la población más rápidamente”, explicó.

En opinión del también profesor del Centro Interdisciplinario de Neurociencia de Valparaíso, se ha demostrado que, si bien la mayor protección que se adquiere mediante la vacuna es con la segunda dosis, ya hay un porcentaje de protección bastante importante solo con una dosis, y que evita que los pacientes que llegasen a contagiarse requieran de una cama UCI.

Mientras tanto, el proceso en marcha esta semana ya empezó a incluir a grupos como el correspondiente al profesorado, esto con miras a que las clases presenciales puedan retomarse a partir del primero de marzo. Al respecto, pese a que considera acertada que la medida incluya a los docentes, Pérez-Acle se mostró contrario al retorno en condiciones en las que los niños podrían convertirse en potentes transmisores del virus para sus familias.

“A pesar de que el ministro Paris lo dijo de manera equivocada, hay evidencia sustancial, publicada en artículos, en revistas de primera línea, que demuestran que los niños no solo se infectan sino que además son vectores de infección para sus familias y adultos que los rodean. Los niños tienen una sintomatología mucho menor, tienen menos posibilidades de llegar a requerir oxígeno y aún menos posibilidades de llegar a la UCI o de morir, sin embargo, se contagian”, remarcó.

Este tipo de medidas apresuradas, según ha acusado por ejemplo el Colegio de Profesores, ha tenido que ver principalmente porque a lo largo de la crisis no ha existido diversidad de voces en los consejos asesores del Gobierno para el manejo del COVID-19.

Sobre este tema, el mismo Pérez-Acle, que afirma haber participado en instancias gubernamentales como la mesa de datos COVID-19 y un grupo de modelamiento organizado por el Ministerio de Ciencias, critica que las proyecciones entregadas por los organismos invitados no eran tomadas en cuenta en los planes que finalmente lanzaba el Ejecutivo.

“Una cosa es que te inviten a participar, que expongas tu argumento, con evidencia en caso de los científicos, pero esos argumentos y evidencias han sido descartados porque las autoridades están convencidas de que tienen la razón, de que lo han hecho bien, y lamentablemente no pueden ver que si hubieran tomado en consideración de algunos de los aspectos que se les recomendó o las proyecciones que hicimos, habríamos evitado un gran porcentaje de los fallecidos”, criticó.

Para el académico, este accionar tiene que ver casi con un síntoma del Gobierno en distintas decisiones tomadas a lo largo de la pandemia. En el caso de los reclamos del profesorado, Pérez-Acle asegura que debería existir mayor apertura a escuchar demandas que tienen que ver principalmente con las condiciones de infraestructura para dar inicio a las clases presenciales, entendiendo que justamente las escuelas con menores recursos serán las que se verán más afectadas en estos casos.