“Consideramos inaceptable cualquier injerencia externa en los asuntos internos de un Estado soberano y toda acción destructiva que favorezca la desestabilización de la situación en la isla”, indicó en un comunicado la portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores ruso, Maria Zajárova.
“Estamos convencidos de que las autoridades cubanas toman todas las medidas necesarias para restablecer el orden público en interés de la ciudadanía del país”, prosiguió Moscú, añadiendo “que sigue de cerca la evolución de la situación en Cuba y sus alrededores”.
Tomadas por sorpresa por manifestaciones espontáneas que estallaron en varias ciudades de la isla, con refriegas sobre todo en la capital, La Habana, las autoridades cubanas manifestaron estar dispuestas a defender la revolución “al precio que sea necesario”.
Estados Unidos brindó su apoyo a los participantes en las protestas y advirtió contra cualquier uso de la violencia contra “manifestantes pacíficos”.
Las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, tras una breve reconciliación entre 2014 y 2016, se encuentran en su nivel más bajo desde el gobierno de Donald Trump, quien reforzó el embargo en vigor desde 1962, denunciando violaciones a los derechos humanos y el apoyo de La Habana al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela.
Rusia siempre ha sido uno de los principales defensores de las autoridades comunistas cubanas desde la era soviética.