Decenas de tanques de guerra desfilaron la mañana de este martes por las avenidas centrales de Brasilia. No se trataba del clásico desfile militar del día de la Independencia, sino de algo excepcional: evidenciaba la necesidad del jefe de Estado de mostrar poder.
Por supuesto, hubo una explicación oficial. Se trató, dijeron fuentes oficiales del Ejecutivo, de una suerte de ensayo previo a la ‘Operación Formosa’, unas maniobras militares que la Marina organizará la próxima semana en las afueras de Brasilia, ejercicios que se vienen realizando anualmente desde 1988. Pero en los 33 años transcurridos desde entonces, esta fue la primera vez que los tanques rodearon los edificios oficiales del Congreso Nacional, en una imagen que preocupó a muchos. Por lo mismo, casi nadie creyó en las explicaciones de oficio.
Para la mayoría de los políticos de la oposición y hasta de los aliados del Gobierno, la intención de Bolsonaro al improvisar el inusual desfile de tanques fue mostrar dientes y garras a los diputados y al poder judicial, que ayer mismo iban a votar la propuesta del Gobierno para sustituir el actual sistema de voto electrónico por el voto impreso, de cara a las elecciones de 2022. Es que al mejor estilo Trump, el brasileño lleva semanas tensando la cuerda con el poder legislativo y los jueces para evitar que salga adelante su propuesta.
“Con este desfile Bolsonaro cree que está mostrando fuerza, pero en realidad está evidenciando toda la debilidad de un presidente acorralado por las investigaciones de corrupción (….) No habrá voto impreso, no habrá ningún tipo de golpe contra nuestra democracia. Las instituciones, con el Congreso en primera línea, no dejarán que eso ocurra. La democracia tiene instrumentos para defenderse de arrebatos golpistas”, dijo el senador Omar Aziz, que preside la comisión que investiga los posibles delitos cometidos por el Gobierno en la gestión de la pandemia.
Es que ahí emerge, precisamente, otro flanco que evidencia la debilidad de la posición presidencial, por cuanto el gobierno destinó a decenas de militares a ocupar diversos cargos en el Ministerio de Salud como una forma de enfrentar la pandemia que tan ferozmente se encarnizó con el país. Y la desastrosa gestión de esos militares en la compra de vacunas contra el Covid-19 acabó costando aún miles de vidas más a Brasil. Por ello, para muchos analistas, el desfile de los blindados de guerra, aunque revestido de “casualidad” también sería una señal de apoyo de las altas esferas militares a los planes autoritaristas de ultrista Jair Bolsonaro.
Mientras tanto, sin tregua, el presidente continúa asegurando que las urnas electrónicas son una puerta para el fraude, a pesar de que él mismo y sus hijos fueron elegidos con este mismo sistema durante años. Y para afirmar sus dichos sigue difundiendo continuamente ‘fake news’ en sus redes sociales, sin presentar pruebas que los avalen. El patético estilo Trump.
En realidad, la propuesta tiene por objetivo deslegitimar el actual sistema electoral para después cuestionar el resultado en caso de derrota, como hizo el magnate sociópata en EEUU. Y los parlamentarios brasileños lo saben; por eso es que apenas unas horas después de los rugidos de este jaguar de papel, el pleno de la Cámara de Diputados de Brasil enterró definitivamente la propuesta de cambiar el sistema de voto electrónico por el de la papeleta impresa.
Bolsonaro y su Gobierno están cada vez más solos.
(Imagen: Opera Mundi)