Elicura Chihuailaf: "Quienes más hablan de violencia son los que están generando violencia"

El poeta mapuche comenta que la militarización de La Araucanía ha generado un clima de profunda congoja entre las comunidades mapuche. Según dice, éste es el resultado de un Estado que, históricamente, no ha sabido escuchar y sostiene: “Si no nos amamos, cómo podríamos amar a una otredad. Cómo podríamos decir que aceptamos la diversidad de manera profunda, verdadera, no solamente como un discurso".

El poeta mapuche comenta que la militarización de La Araucanía ha generado un clima de profunda congoja entre las comunidades mapuche. Según dice, éste es el resultado de un Estado que, históricamente, no ha sabido escuchar y sostiene: “Si no nos amamos, cómo podríamos amar a una otredad. Cómo podríamos decir que aceptamos la diversidad de manera profunda, verdadera, no solamente como un discurso".

El poeta mapuche Elicura Chihuailaf parece meditar sus palabras y, con voz profunda y serena, arrastra cada letra, cada frase, transmitiendo un pesar que conmueve. El Premio Nacional de Literatura 2020 da esta entrevista desde un paisaje impensado para la ciudad: una localidad de Aysén donde apenas llega la señal de Internet y donde las casas mantienen sus puertas abiertas, sin rejas que delimiten el espacio o remuevan disputas en torno a la propiedad privada de la comunidad. 

En ese escenario de tarde fresca y tranquila, el oralitor aborda un tema que le es de suma preocupación y que agita el ánimo de sus pares: la militarización de La Araucanía. Dice que el Estado no ha sabido escuchar aquella voz profunda del pueblo mapuche y lamenta la dirección que ha tomado nuestra convivencia en general, desvinculándose de la vida, de la naturaleza, del diálogo fraterno. 

“Durante décadas, he hablado de que hay que convocar a la ternura, porque esto no tiene que ver con animadversiones. Seguramente, muchos y muchas no estarán de acuerdo conmigo, pero este pequeño grupo de poder que quiere ser rico, que sea rico. Pero no abusen y aquí, día a día, se está reiterando ese abuso”, afirma el autor. 

¿Cómo observa la situación que se ha dado en La Araucanía luego de se aprobara la extensión del Estado de Emergencia? 

La situación que se vive en el Wallmapu o la Wallmapu se agrava, independiente de todo lo que se instale ahí desde el punto de vista administrativo-represivo. Pero me parece que hay una constante. El Estado habla de violencia, de un conflicto y no asume que son ellos los que han generado toda esta situación, porque si no hay una disposición, si no hay un reconocimiento, esto va a seguir tal cual. 

Para usted, ¿era predecible que se llegara a esta militarización? 

Si, claro. Porque el desarrollo es una parte fundamental de este problema conceptual, porque éste es un problema conceptual. El grupo de poder que quiere desarrollo, cuyo concepto no se ha puesto sobre la mesa, no admite cuál es el concepto de quienes vivimos en este territorio desde hace siglos. Ellos hablan de un desarrollo contra la naturaleza e incluso se ha dicho que los pueblos nativos, particularmente, el pueblo mapuche no quiere el desarrollo. Pero nuestra gente sí quiere ese desarrollo, desde luego, pero lo queremos con la naturaleza, no contra la naturaleza, porque un desarrollo contra la naturaleza es un desarrollo en contra de los seres humanos. 

En términos emotivos, afectivos, ¿cuáles son las sensaciones se instalan frente a la militarización? ¿Qué significa para el pueblo mapuche? 

Es tremendo, porque son siglos de memoria de violencia. Hoy, el pequeño grupo de poder que yo he llamado el Chile superficial y enajenado, que en todo caso se repite a lo largo y ancho del mundo, tal vez con algunas excepciones, genera violencia. La verdad, esto es algo que yo no comprendo, porque ese grupo genera un problema psicológico-colectivo que involucra no sólo a los pueblos nativos, sino que también al pueblo chileno y profundo.

Elicura Chihuailaf

Es una violencia que desconoce lo esencial…

Claro. Nadie eligió estar en un tiempo, un lugar, una historia, en una visión de mundo, un idioma, un color, pero tenemos la tarea de asumir lo que nos ha tocado, asumir esa hermosa historia que nos ha regalado la memoria de nuestra gente, nuestra hermosa morenidad, tan hermosa como la blanquitud, la negritud o amarillitud. Tenemos la tarea de conocer lo que nos ha tocado, porque conocer es la única forma de amar aquello. Tener ternura por nosotros mismos. Si no nos amamos, cómo podríamos amar a una otredad. Cómo podríamos decir que aceptamos la diversidad de manera profunda, verdadera, no solamente como un discurso. Me parece que eso falta en este lugar, porque el grupo de poder es muy mínimo, pero ha habitado todo lo que es el sistema educacional, de justicia, de salud. Siempre ha estado mirando hacia afuera, desconociendo lo que es la realidad de este territorio, cuando podríamos resplandecer mirándonos a la cara o sentir que estamos aquí y que podemos caminar un ancho sendero conversando, pero no. Han levantado una muralla con conceptos unívocos, como ladrillos. En la salud el cuerpo simplemente es un objeto, como si no tuviera espíritu. Y cuando uno va a la universidad te enseñan que hay que preguntar por cómo está tu cuerpo, cuando la pregunta para los pueblos nativos es cómo está tu espíritu. Cuando hablan de justicia hablan de la legalidad que nos impusieron y en educación hablan sobre la hermosa blanquitud, pero dónde está la hermosa morenidad que anda por las calles y los campos de este territorio. 

Lo percibo bastante pesimista…

Si. Yo soy un escéptico- optimista. Y lo he declarado enfáticamente. Hay una falta de compromiso, de amor, de ternura con el lugar que habitamos. No de parte de nosotros como pueblo mapuche y como pueblo nativo. Con todo lo que está ocurriendo me siento profundamente entristecido y más escéptico-optimista. 

¿Qué opinión tiene sobre la encuesta que se aplicó para conocer la opinión de la ciudadanía sobre el Estado de Emergencia?

Es complicado. Tendría un adjetivo que es mejor que no lo señale. Es vergonzoso, es triste, es preocupante. Estamos en un momento de la historia que es un resumen de lo triste que ha sido todo este tiempo. Son más de 200 años de una constante, de un desdén, de una falta de ternura a la que, desde luego, hay que convocar, por la dualidad que somos. 

El pueblo mapuche tiene una larga historia de diálogo, ¿cómo explica que hoy el Estado cierre esa puerta? 

Nuestro pueblo siempre buscó la conversación y ahí están los parlamentos que se celebraron con el imperialismo español, que era tan feroz como el imperialismo estadounidense hoy. Pero el imperialismo respetó gran parte de lo que se acordó con nuestros consejos de ancianos, con nuestros lonkos, machis. Y cuando entró el Ejército, el Estado chileno, también se hicieron parlamentos como consta en la historia. Eso ha sido una constante. Nuestra gente dice que el diálogo, la conversación, es un arte al cual todas las culturas nativas se han entregado. La han cultivado y le han sacado brillo. Pero, la conversación no es lo que se dice, sino cómo se escucha. Lo fundamental es aprender a escuchar. Eso, históricamente, de parte del Estado chileno, nosotros no lo hemos constatado. Siempre se está imponiendo algo. Entonces, dicen que nuestro pueblo es el que no ha querido escuchar. 

¿Cree que la Convención Constitucional pueda ayudar en ese encuentro? 

Es parte de mi escepticismo. Nunca he creído que exista democracia, porque esa democracia está a la medida de ese grupo de poder. La democracia es convocarnos a que elijamos nombres para que ocupen ese poder que nos excluye. 

Pero, ¿participa en las elecciones?

Si, como gran parte de nuestro país, siempre optando, como dice una tía, por el mal menor. Ese es mi escepticismo y mi optimismo. También veo que ese grupo de poder se da el lujo de la abstención parlamentaria. Senadores, diputados y jueces que se abstienen y que no ejercen su mandato como debería ser. No los elegimos para que se abstengan. Los elegimos para que tomen una opción. Entonces, no están cumpliendo con el ejercicio democrático. La democracia tiene que ser cambiada y la Constituyente puede dar esa posibilidad. Abrir un camino para el diálogo. Por eso creo que para el grupo de poder es un problema y van a hacer todo lo imposible para que lo que haga la Constituyente no sea aprobado. Pero hoy tengo esa esperanza. Creo que la nueva Constitución puede ser un escrito profundamente poético. Lo necesitamos. 

¿Qué otro camino ve para que se genere este encuentro con el pueblo mapuche?

Que no se oponga con tapiza a este momento poético que va a escribir la Constituyente. Que se dé un espacio de democracia para que se haga realidad lo que la mayoría de la gente quiere. Que el Estado asuma que ha creado el conflicto con los pueblos nativos, particularmente, con el pueblo mapuche, porque nuestro pueblo se ha levantado siempre por la ternura, por la defensa de la naturaleza y, por lo tanto, la defensa de nosotros mismos. Que la conversación sea algo real, no un discurso. Eso es lo fundamental. Que el Estado asuma, que haya un presidente o presidenta que asuma esa realidad. Es el Estado el que ha creado violencia y, mientras no termine con su violencia, la respuesta, la defensa, la resistencia de nuestro pueblo, de nuestra gente, es indudable que no puede terminar.

¿Cómo ve las próximas elecciones presidenciales?

Pongo énfasis en mi escepticismo. Puede suceder cualquier cosa. A esta altura está todo demasiado enrarecido. Reitero: quienes más hablan de violencia son los que están generando violencia. La naturaleza está siendo violentada todos los días, a cada instante y parece que esto no tiene ningún afán de término. Entonces, veo de forma muy compleja lo que sigue para nuestro territorio. 

¿Cómo cree que el pueblo mapuche va a recordar a este Gobierno? 

Dentro de todo, este Gobierno generó el punto de máximo para que se generara esta posibilidad que nos llevará a la escritura de una nueva Constitución, pero hay dos o tres momentos en esta historia donde se ha intentado un giro, pero ya sabemos cómo ha terminado y ha sido una consecución, desde la instalación del Estado, con ese momento terrible que fue la dictadura, pero, posteriormente, los gobiernos que se han sucedido no han sido ninguna esperanza para el pueblo profundo, que es la mayoría y, desde luego, para los pueblos nativos, entre ellos, el pueblo mapuche. Aquí hay una suma de gobiernos que no han hecho más que continuar con lo mismo. Con un discurso que es bastante vacío y sosteniendo un tiempo de ausencia de verdadera democracia. 

Pero, este Gobierno en particular… 

Es la continuidad y puede ser también el corolario, pero gran parte ha sido un continuo.





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