La determinación del Gobierno de Rusia de reconocer a Donesk y Luhansk provocó una serie de reacciones en todo el mundo, partiendo por las celebraciones en las calles de las repúblicas separatistas, lo que fue calificado como ilegal por la Unión Europea y como una violación a la soberanía de Ucrania, según señalaron desde Washington.
El anuncio dado a conocer en una comparecencia televisada del Presidente ruso Vladimir Putin, fue antecedido por anuncios de sanciones por parte de los representantes de la UE que apuntarían a personas e instituciones, especialmente financieras y que estarían entregando recursos a las fuerzas militares y rebeldes en el Donbás.
Los presidentes de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, y del Consejo Europeo, Charles Michel, adelantaron que las sanciones afectarán también “al comercio de las dos regiones separatistas hacia y desde la UE, para garantizar que los responsables sientan claramente las consecuencias económicas de sus acciones ilegales y agresivas”.
Y mientras Kiev estudia la ruptura de sus relaciones diplomáticas con Moscú, Alemania anunció que suspenderá la certificación del gaseoducto Nord Stream II, algo que puede provocar un serio revés a la nación teutona en su decisión de abandonar la energía nuclear y que esperaba reemplazar por el suministro ruso. De hecho, la empresa Gasprom y el propio mandatario ruso anunciaron hace ya varias semanas que el combustible está listo para ser bombeado a las cañerías alemanas.
La tarde de ayer en la costa este de los Estados Unidos, las autoridades de ese país declararon que el reconocimiento de Rusia de las repúblicas separatistas era “un rechazo a los Acuerdos de Minsk y una violación a la soberanía de Ucrania, mientras que el secretario general de la OTAN, jens Stoltenberg indicó vía Twitter que “socava los esfuerzos para resolver el conflicto”.
Más cauto se mostró el mandatario francés, Emmanuel Macron, quien durante todo el fin de semana buscó acercar posiciones e incluso alentó una reunión entre los presidentes de los EE.UU. y de Rusia, aunque sin éxito luego del portazo que dio ayer el Kremlin a la idea.
Después de conocido el reconocimiento ruso, Macron instó a convocar a una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, además de imponer “sanciones específicas” contra Rusia.
Mientras, Putin ordenó este martes a las Fuerzas Armadas de su país garantizar el mantenimiento de la paz en las repúblicas de Luhansk y Donesk y al Ministerio de Asuntos Exteriores a que mantenga conversaciones con las dos repúblicas para establecer relaciones diplomáticas, de amistad, cooperación y asistencia mutua, dando nuevos pasos en su política para impedir la ampliación de la OTAN hacia el este y mantener la seguridad de su nación, como ha recalcado reiteradamente.
En tanto, la cancillería china hizo un llamado a “suavizar la situación” y a las partes a actuar con la máxima moderación y aplicar los Acuerdos de Minsk de 2014.
Wang Yi, ministro de Relaciones Exteriores de China, sostuvo este martes una conversación con su homólogo estadounidense, Antony Blinken, a quien le manifestó su preocupación por los acontecimientos en Ucrania, aunque remarcó que la posición de su país “es consistente”.
“China pide una vez más a todas las partes que actúen con moderación, reconozcan la importancia de aplicar el principio de seguridad indivisible, suavicen la situación y resuelvan las diferencias mediante el diálogo y la negociación”, subrayó el alto funcionario chino.
En su alocución televisada donde reconoció a las repúblicas del Donbás la noche de ayer lunes en Moscú, Putin criticó la posición adoptada por las naciones occidentales que critican a su país y no las acciones militares ucranianas contra Luhansk y Donesk que afectan a la población civil.
“El llamado mundo civilizado, del cual los colegas occidentales se autodenominan únicos representantes, prefiere no darse cuenta de la matanza de civiles, el asedio, el hostigamiento de personas en el Donbás, como si todo este horror, genocidio, al que son sometidas casi 4 millones de personas, no existiera”, agregando que “prácticamente no pasa ni un solo día sin bombardear las localidades del Donbás”.