Como una transgresión consideró el periodista y analista internacional Raúl Sohr los ataques realizados por las Fuerzas Armadas de Rusia contra infraestructura militar ucraniana durante la jornada de este jueves y que terminó con su sistema de defensa antimisiles y sus bases aéreas inhabilitadas.
En conversación con la periodista Juanita Rojas en la Primera Edición de Radioanálisis, Sohr indicó que esta incursión se asemeja a lo ocurrido en 1962 cuando la Unión Soviética instaló misiles de largo alcance en Cuba, algo que fue considerado por los Estados Unidos como una amenaza a su seguridad.
“Rusia ha llegado a la misma conclusión que EE.UU. en el año ’62. En el año ’62, Rusia instaló cohetes de largo alcance en Cuba. Y bueno, EE.UU. consideró que eso era una amenaza directa a su seguridad y no estuvo dispuesto a aceptarlo y cercó, hizo un cerco marítimo para forzar la salida de los misiles y lo logró. Lo mismo está planteando hoy día Putin, que si Ucrania se convertía en miembro de la OTAN, es decir, de la alianza occidental liderada por los Estados Unidos, eso era una amenaza existencial para Rusia”, comentó el especialista.
Sohr indicó que “los misiles que se podían instalar como miembro de la OTAN en Ucrania, podían llegar en cuestión de minutos al territorio ruso y por lo tanto él ha planteado como meta fundamental la desmilitarización de Ucrania. Es decir, que no ingresen países aliados de la OTAN y puedan instalar armas de proyección estratégica. Esa fue la línea roja que estableció Putin”.
El analista consideró que Putin “habría querido una relación como la que tiene actualmente con Bielorrusia, una relación muy estrecha de una alianza absoluta. En el caso de Ucrania, era parte de la Unión Soviética. Por ejemplo, había muchas industrias que fabricaban componentes de la industria de armamentos, especialmente. Motores de aviones se fabricaban en Ucrania, el resto del avión se fabricaba en Rusia, eran industrias muy integradas”.
Sin embargo esa relación comenzó a distanciarse una vez que se produjo el colapso de la URSS, lo que llevó a que “han estado en una situación de alejamiento permanente entre Ucrania y Rusia. Un conflicto bélico lo que hace es alejar más, forzar cosas, generar trincheras muy profundas entre los países. Cuando se derrama sangre, eso no se olvida, esas manchas quedan por décadas, incluso por siglos”.
Respecto de los ataques de este jueves, Sohr subrayó que “es una transgresión muy importante, se han cruzado fronteras. Pero lo que no sabemos hasta este momento es si esto realmente calza con la definición internacional de guerra. Se ha cumplido un elemento central de todo conflicto bélico que nos permite hablar de guerra, propiamente tal y no de un hecho que es fronterizo o no de una intervención puntual como lo está planteando Moscú”.
Sobre las sanciones económicas, el periodista consideró que ya no son suficientes considerando que Moscú estaba al tanto de esas medidas y aún así continuó con sus planes para reconocer las repúblicas populares de Donetsk y Luhansk, además de oponerse a la escalada de agresión ucraniana contra esos territorios.
“Cuando se llega a una situación crítica como la que estamos observando, en que hay un uso masivo de la fuerza, las sanciones económicas pasan a tener un rol secundario. La fuerza solamente puede ser confrontada por la fuerza. Si Putin, que sabía exactamente, que le habían explicado y se lo habían manifestado en una cantidad de reuniones y conversaciones con distintos mandatarios que le esperaban las penas del infierno desde el punto de vista de las sanciones económicas, si eso no lo disuadió, menos ahora que ha iniciado una operación militar”, puntualizó.
Respecto de las repercusiones en América Latina y en particular en Chile, Sohr indicó que primero se debe observar la magnitud de los movimientos militares rusos y la respuesta de los Estados Unidos y la OTAN en las naciones fronterizas donde tiene presencia, como Lituania, Letonia y Estonia donde el organismo adelantó que enviarán nuevo contingente en medio de la tensa situación en la zona.
A eso se suman temas como el precio de los combustibles y la presión inflacionaria global que se registra como consecuencia de la crisis económica y de salud pública por el Covid 19.
“Creo que hay cierto consenso en la elite gobernante en Rusia. Este no es un dictador absoluto que le impuso su voluntad al Ejército o a una parte importante de la elite. Él obtuvo el respaldo prácticamente unánime del Parlamento, de la Duma, en Rusia. Si hubieran dudas serias en Rusia sobre esta operación, esto ya se habría manifestado con antelación. Esta es una crisis de fuego lento y se han escuchado muy pocas manifestaciones de oposición a la postura agresiva de Rusia”, agregó Sohr.
El analista internacional concluyó precisando que “Putin está muy sólido, atornillado al poder. Porque una de las soluciones en este tipo de conflictos es el cambio de régimen en el país agresor, tratar de desmontar a Putin del Kremlin. Pero no hay ningún indicio hasta el momento que haya alguna posibilidad que esa sea una de las vías de solución del problema”.