El próximo 24 de abril se disputará la segunda vuelta de la presidencia de Francia, en un escenario que demuestra la crisis de los partidos tradicionales, así como el avance de la ultraderecha en Europa. El actual presidente, Emmanuel Macron, busca la reelección frente a Marine Le Pen del partido ultraderechista Agrupación Nacional, panorama que ocurre por segunda vez desde el enfrentamiento que tuvieron en las urnas en el 2017.
En paralelo, durante los últimos meses de mandato del ex-presidente Sebastian Piñera, su gobierno intentó dejar los más avanzadas posibles las negociaciones para actualizar el tratado de libre comercio con la UE. Sin embargo, fue Francia la principal opositora dentro de Europa debido a que, según sus estudios, podría incrementarse la importación de pollo desde Chile, asunto es que es visto con malos ojos por las organizaciones agrícolas de ese país. Fue la misma razón por la que se detuvo la negociación para un TLC con Nueva Zelanda, aunque en ese caso el producto amenazante era el cordero.
Macron temía que dar ambos pasos fuera usado por Marine Le Pen en su contra.
Como se sabe los tratados de libre comercio (TLC) son el resultado de los acuerdos entre dos o más naciones sobre los términos del comercio entre ellas, definen los aranceles y derechos que los países imponen a las importaciones y exportaciones.
Los intereses de la UE por la modernización del acuerdo actual, radican en los puntos relacionados con la energía y materias primas, dado que los países europeos mantendrían su posición adquisitiva respecto de los productos chilenos de poco valor agregado, tales como el litio, el cobre, salmón y los arándanos, entre otros.
De acuerdo a expertos en materia internacional, el resultado de estas elecciones puede influir en la aceleración o ralentización del TLC con la UE, dadas las diferencias ideológicas de ambos candidatos. Según Felipe Vergara, analista internacional y académico de la Universidad Andrés Bello “si Macron logra la reelección todo el camino recorrido se va a potenciar”. La actual estructura comercial chilena depende de la exportación de su materia prima. De hecho, los tratados con la UE, Estados Unidos, Japón y Corea del Sur, entre otros países, son clave para la actual estrategia de desarrollo del país.
Es por eso que, el analista internacional y académico de la Universidad de Santiago de Chile, Pablo Lacoste consideró que “si Chile no cambia su política interna y su estructura productiva, no podría salirse de estos tratados de libre comercio, porque si sigue produciendo pensando en la exportación, estos productos de exportación no tendrían destino”.
La nueva constitución y sus límites en los tratados de libre comercio
El país se encuentra en medio de un proceso constituyente que se encargará de definir las bases de una nueva forma de estado. Sin embargo, en cuanto a los tratados de libre comercio, la Convención no ha concretado el nuevo modelo que enmarcaría el desarrollo de la economía chilena.
Por otro lado, según la investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina, Luciana Ghiotto, este tipo de acuerdos en medio de un proceso constituyente como el que vive Chile, es preocupante. Debido a que los TLC imponen restricciones a la capacidad regulatoria del Estado, es decir, que podría limitar las reglas que el país quiera definir en cuanto a los procesos de industrialización o de producción.
¨Lo que muestra esta negociación es que es un acuerdo opaco, antidemocrático y que va directamente en contra de lo que el pueblo chileno pidió en las calles desde el 18 de octubre en adelante, y que está en contra de lo que hoy se está discutiendo dentro de las comisiones de la convención constitucional¨, declaró Ghiotto.
Las presidenciales galas representan en una de las opciones el nacionalismo que propone Marine Le Pen, que plantea una fuerte política proteccionista que puede incidir en los países que tienen acuerdos de apertura comercial con Francia. Versus, las políticas liberales de Macron.
Si bien la prioridad francesa no involucra las relaciones con Latinoamérica, el posible crecimiento de políticas proteccionistas sí podrían complicar la firma del mencionado tratado tal como el de la Unión Europea con el Mercosur, que acumula un largo tiempo de negociación.