Decir que en el fútbol no hay favoritos o que “los partidos hay que jugarlos” suelen ser algunos de los clichés más recurrentes en este deporte pero hay ocasiones en las cuales no hay otra forma de entender lo que pasa sobre el campo de juego.

El favoritismo de Argentina previo a su debut mundialista era inmenso y no era algo casual, el cuadro de Scaloni venía precedido de una racha tremenda de victorias y con el antecedente de ser el último campeón de América derrotando a Brasil en el mismísimo Estadio Maracaná.

Pero nada de eso sirvió. En el momento decisivo, en el escenario donde realmente importaba poner los antecedentes sobre la mesa Argentina fracasó y ahora tendrá que dar vuelta la página para enfrentar a dos rivales que a priori aparecen más complicados que la supuestamente débil Arabia Saudita.

El partido comenzó de una forma lógica. A los 10 minutos Lionel Messi habría tempranamente el marcador vía lanzamiento penal lo que auguraba una victoria cómoda del cuadro trasandino, pero de ahí en más el equipo argentino se empezó a enredar, a jugar de forma muy apresurada y sin poder concretar las múltiples ocasiones que se creó en la primera parte.

Ese despilfarro se sufrió en el segundo tiempo donde Arabia Saudita, con una contundencia admirable, aprovechó las pocas ocasiones que se creó en complicidad con algunos desaciertos de la defensa trasandina que, sobre todo en el segundo tanto, se mostró demasiado feble.

A los 48′ Al-Shehri y luego a los 53′ Al-Dawsari anotaron los goles saudíes que dejaron mudos a los miles de argentinos que acudieron al Estadio Lusail a apoyar al equipo de Lionel Scaloni.

De ahí en más Argentina fue en busca del empate con más empuje que ideas y gracias a una tremenda actuación de la defensa saudí y, sobre todo, del arquero Mohammed Al-Owais, lograron mantener la diferencia hasta el pitazo final.

Ahora Argentina tendrá un escenario cuesta arriba en el Grupo C del Mundial y deberá jugarse la vida en sus próximos compromisos ante México y Polonia para continuar con el sueño de levantar por tercera vez la Copa del Mundo.

Estadio: Lusail.
Árbitro: Slavko Vinci (Eslovenia).

ARGENTINA: Emiliano Martínez; Nahuel Molina, Cristian Romero (57′, Lisandro Martínez), Nicolás Otamendi, Nicolás Tagliafico (70′, Marcos Acuña); Rodrigo de Paul, Leandro Paredes (57′, Enzo Fernández), Ángel Di María, Alejandro Gómez (57′, Julián Álvarez); Lionel Messi, Lautaro Martínez. DT: Lionel Scaloni.

ARABIA SAUDITA: Mohammed Al-Owais; Saud Abdulhamid, Hassan Al-Tambakti, Ali Al-Bulayhi, Yasser Al-Shahrani; Abdulelah Al-Malki, Feras Al-Buraikan, Mohammed Kanno, Salman Al-Faraj, Salem Al-Dawsari; Saleh Al-Shehri (78′, Sultan Al-Ghannam). DT: Harvé Renard.

GOLES: 10′ Messi (ARG), 48′ Al-Shehri (KSA), 53′ Al-Dawsari (KSA).