El próximo martes 12 de diciembre a las 19:30 horas regresará a Chile el cantautor español Álvaro Ruiz, y la cita será en la Sala Master de Radio Universidad de Chile.
El músico sevillano está muy ansioso de presentar su último disco solista titulado La Llorería, de 2022, y señaló que “llevo mucho tiempo esperando este momento para poder presentar las nuevas canciones allí, ofrecerle al público un nuevo show con las canciones más recientes”, comentó el artista en conversación con Radio Universidad de Chile.
El compositor que mezcla la tradición flamenca, músicas latinoamericanas y armonías del jazz, cuenta con una extensa trayectoria tanto en su banda El Kanka, como en solitario, lo que lo ha llevado a grabar tres álbumes de su propia autoría: Ritmo y Compás (2017), El Vuelo del Abejaruco (2019), y su placa más reciente La Llorería, lanzada en 2022.
Por otro lado, ha podido recorrer gran parte de su país y también Latinoamérica, incluido Chile. “He estado varias veces en Chile, en el Teatro Nescafé de las Artes, y por mi cuenta estuve en la Casa en el Aire, y di un concierto una vez hace un montón de años en Valparaíso, en un lugarcito que no recuerdo el nombre, porque era pequeñito, muy oscuro y sin ventanas. Pero algo característico, yo creo que, en sí Chile es muy característico, el público, la manera de amar la música”, comenta.
“Pero a mí quizás lo que más me llama la atención siempre, y no es precisamente en el tema de los conciertos, es la muralla que tenéis ahí por montañas, eso es algo que siempre que voy, cuando veo la cordillera ahí pasando por delante digo ‘ya estoy aquí, ya llegamos’. Eso es algo que me pone muy contento porque me trae una nostalgia y unos recuerdos bonitos de la primera vez que viajé allí el 2016, que me encontré con unos amigos que conocía y éramos todos jovencísimos, claro, ya no tanto, pero nos encontramos allí en Talagante, en el pueblito de ellos y desde entonces empezó una amistad súper bonita que cada vez que por para allá, se mantiene, y le tengo mucho cariño a Chile por eso”, recordó Ruiz.
¿Cuáles son tus expectativas en torno a este nuevo concierto en Chile que darás en Sala Master?
Sería trabajar por vez primera este disco allí en Chile, que era algo que ya le tenía bastantes ganas, pues bueno, ya sabes, con todo el tema este de la pandemia, todos los planes de vida que tenía uno se retrasaron tres años. Entonces llevo mucho tiempo esperando este momento para poder presentar las nuevas canciones allí, y ofrecerle al público un nuevo show con las canciones más recientes.
Va mejor la realidad que la propia expectativa, porque muchas veces uno siempre está con el miedo de a ver cuánta gente vendrá, y cómo ocurrirá. Pero cada vez que hablo con mi manager y me dice cómo vamos en tema de venta anticipadas y demás, y veo la respuesta que estamos teniendo, creo que la propia realidad ha superado la expectativa, así que eso me pone muy contento.
¿Qué te parecen los fans chilenos? ¿Sabes que se dice que acá somos uno de los países más acogedores con los músicos?
¡Epa! Con el permiso de Argentina, Brasil… Bueno que, para mí, en sí Latinoamérica, en general, al menos los países que yo conozco, noto en la personalidad del público en cada país, todas son un 10: el público colombiano, el público argentino, chileno, por supuesto. Es como un calorcito al que yo creo que los españoles no estamos tan acostumbrados, y mira, que el público aquí es caliente, es simpático, es alegre, coopera, colabora con el artista generalmente.
Pero sí que es verdad que a nivel latinoamericano es un regalo de Dios el cómo te acoge la gente, cómo te tratan y cómo te están diciendo en todo momento: “no te preocupes, que estamos aquí para disfrutarlo contigo”. Eso es lo que me dice de alguna manera el público chileno.
En una entrevista comentaste acerca de tus influencias musicales y que te agrada incursionar en todos los estilos. No obstante, ¿hay algún estilo de música al que le dirías no? O bien, ¿te gustaría incursionar en algún estilo en el que no hayas experimentado aún?
No, porque lo bonito de ser un artista independiente es que yo mismo decido cuál es el sonido o el rumbo. No debato conmigo qué es lo que no entra, o no tengo a nadie presionándome en ese sentido, tipo “oye tenemos que hacer un reggaetón porque es lo que vende”.
Sí que tengo conflictos conmigo mismo a la hora de saber canalizar muy bien lo que son los gustos personales en temas de sonido, y luego lo que es dar una distinción al público lo más completa posible, para todos los gustos y para todos los públicos. Pero creo que son unos debates bonitos que tengo a la hora de sacarme de la zona de confort. Y así como no tengo esa presión, en el otro extremo, de cosas que sí podemos hacer, sí que hay ligeros debates a la hora de aprender y de estudiar un poco de cómo funciona el mundo del sonido en sí, a la hora de mostrar nuestras canciones y que sean lo más inclusivas posibles.
Me gustaría fantasear con muchos tipos de folclore, tanto latinoamericanos como ibéricos y hacer mezcolanzas con estos sonidos nuevos que estamos teniendo hoy: lo digital, el aparato, el ordenador, y me gustaría seguir investigando un poco por ahí. Sé que poco a poco me voy metiendo. Sé que mis primeros discos eran más orgánicos, más flamencos por así decirlo, o más jazzeros y creo que en los propios CDs se ve esa evolución de sonido a la hora de seguir respetando el folclore como tal. Tampoco es que yo sea folclorista, porque creo que la palabra folclore en Chile tiene un peso muy fuerte. Estamos quizás en un momento de transición en que creo que se le podría llamar folclore a cualquier cosa que no sea la escena urban, lo que escuchamos día tras día. Creo que en algún momento todo se convertirá en folclore de alguna manera.
Pasando a tu último disco como solista, La Llorería, creo que es un excelente título que resume también a aquellas canciones que nosotros mismos usamos para poder llorar. ¿Era ese el objetivo conceptual del disco?
Me encanta porque creo que cada uno le da un significado, y en realidad La Llorería viene de una frase que dicen las abuelas a los niños cuando hacen una pataleta: “A llorar a la llorería”. La mayoría de las canciones están compuestas en 2020, en esta época que tenía tiempo para estar en casa, para sentarme un rato y componer. Era como una manera de decirle al mundo que todos tenemos razones para llorar, todos tenemos malas noticias a casi que a diario, pero que a llorar se va la llorería, volviendo un poco a esas raíces, a las abuelas.
Sin embargo, aquí lo que nos toca es trabajar, levantarnos, hacer otras cosas. Por supuesto hay que llorar las penas, hay que pasarlas, hay que hacer ese duelo. Y para mí quizás yo me lo tomaría como sinónimo de duelo, porque es como las ganas de querer despegarte de una etapa de la vida, y que empiece otra nueva, y poco a poco vamos remontando.
A propósito del título de tu disco, ¿sabías que por estos días se inauguró un “Lloratorio público” a las afueras de la Casa Central de la Universidad de Chile, una instalación artística de Ángela Ramírez? ¿Se puede establecer un paralelo entre este disco y esta acción de arte?
¡Qué maravilla! No lo sabía, pero me parece muy necesario. Enhorabuena esa artista, porque creo que el mundo entero necesita llorerías, de esos lugares donde cualquier desconocido te puede pasar la mano por el hombro y decirte “no pasa nada, vamos para adelante, yo estoy en las mismas”. Entendernos los unos a los otros, todos tenemos situaciones parecidas, más o menos, pero todos acarreamos cosas, y necesitamos el apoyo de la gente, de tu vecino, de aquel con el que te cruzas en la carretera, con todo el mundo.
Se dice que el arte y la música han sido un gran apoyo en períodos difíciles como el de la pandemia. En ese sentido, ¿fue un apoyo para ti escuchar otra música y también crear la tuya?
Para mí la pandemia ha sido una época de culturizarme, porque yo venía llorando otras penas antes de 2020. En 2019 mis penas eran que estaba poco tiempo en casa, que estaba siempre girando, siempre en un concierto de aquí a allá, y necesitaba pausarme.
Y de repente la pandemia nos trajo eso.
Han sido como uno o dos años de estar ahí. Me acuerdo que en el confinamiento veía un concierto diariamente para ver cómo lo hacía otra gente de otros géneros, de otros estilos, para estudiarlos.
¿Se vienen más shows en Chile en el futuro?
¡Sí, por supuesto! Esto es solamente como una pequeña apuesta para ver cómo va el asunto, cómo va de público, y dependiendo de la respuesta que haya, le daré más prioridad seguramente. Pero obviamente hay que trabajar. Es un país que agradece mucho la música.
Me encantaría verme en el Festival de Viña del Mar en algún momento de la vida, pero hay que hacer muchísima trayectoria. Yo llevo muchísimos años tocando, pero en Chile habré estado con mucha suerte tres o cuatro veces como mucho. Entonces toca hacer un poquito de carrera en cada país, acercarte a la gente para que también pueda seguirte.
¿Podemos esperar nuevo material discográfico como solista de tu parte próximamente?
De momento estamos presentando todavía este tercer álbum, el de La Llorería. Ahora vamos a hacer una segunda vuelta por España, vamos a visitar Chile y Argentina, y después me meteré en estudio. Ya hay algunas canciones nuevas con nuevas temáticas también.
La verdad es que al artista siempre le gusta enseñar lo nuevo, siempre está deseando que llegue ese momento de “venga, te presento estas canciones porque en realidad lo que te quiero enseñar es lo que escribí ayer”.
Un nuevo disco es empezar un proyecto importante, de hecho, yo creo que siempre toca cuando se sale de un estudio, recomponerse de alguna manera del trauma que supone estar dos o tres meses encerrados en un habitáculo pequeñito, con varias personas, todo el mundo pensando para dónde, de qué manera, si está bien o está mal, el dinero cayendo directamente al suelo, jajaja.
Claro, son muchos tipos de tensiones, bonitas, la mayoría de ellas, pero sí que es verdad que requiere de toda tu energía, toda tu paciencia, toda tu salud, todo tu dinero. Entonces un disco es para pensárselo, eso desde luego. Grabar un disco no es “enciendo un micrófono y prendo la guitarra”, es mucho. De momento necesito ese descanso, entre que haya un espacio de un par de años al menos entre grabación y grabación.
El concierto de Álvaro Ruiz en Sala Master está agendado para el 12 de diciembre a las 19:30 horas. Las entradas se pueden adquirir a través de Portal Tickets.