Una tensa hermandad: Partido Comunista y Partido Socialista suman nuevo capítulo de discrepancia a su historia

Tras los coletazos de la elección en Venezuela, historiadores repasaron los constantes episodios de unidad y rivalidad entre las colectividades. La política internacional, afirman, es un punto especial de distancia entre las dos fuerzas de izquierda.

Tras los coletazos de la elección en Venezuela, historiadores repasaron los constantes episodios de unidad y rivalidad entre las colectividades. La política internacional, afirman, es un punto especial de distancia entre las dos fuerzas de izquierda.

Las recientes elecciones presidenciales en Venezuela han provocado ciertas consecuencias en la interna de diversos países y Chile no es la excepción. Una de las repercusiones en nuestro país fue un nuevo cruce entre el Partido Comunista (PC) y el Partido Socialista (PS). Una relación de hermandad que históricamente ha gozado de una evidente tensión.

Las diferencias han impactado en la coalición de gobierno del Presidente Gabriel Boric. “Cuesta entender la posición del Partido Comunista”, apuntó el ministro de Vivienda y Urbanismo, Carlos Montes (PS), sobre la postura en torno a las elecciones en Venezuela que dieron como triunfador a Nicolás Maduro a pesar de las acusaciones de fraude de la oposición liderada por María Corina Machado y Edmundo González.

Las declaraciones del ministro Montes obtuvo rápidas respuestas de las ministras Jeanette Jara (del Trabajo) y Camila Vallejo (Segegob), militantes del PC. “Cuando uno es ministro de Estado muchas veces es mejor guardar silencio”, contestó Jara.

Pero este constante “fuego amigo” de lado y lado no es nuevo. ¿Cómo surgió la relación entre ambos históricos partidos en Chile? En diálogo con Radio y Diario Universidad de Chile, el historiador Sergio Grez lo tildó como “una relación basada en la competencia”: “Hubo momentos de colaboración más o menos estrecha, pero hubo también momentos de gran tensión, enemistad y enfrentamiento”.

“Hay que recordar que el Partido Comunista como tal nació en 1922 bajo el liderazgo de Luis Emilio Recabarren, cuando el Partido Obrero Socialista decidió cambiar su nombre y solicitar la adhesión a la Internacional Comunista. Cuando nació el Partido Socialista de Chile en 1933 se inició una competencia bastante dura y tensa entre ambas formaciones políticas. Entre otras razones, porque el Partido Comunista en esos momentos estaba bajo la égida e influencia directa de la Internacional Comunista controlada por Stalin”, detalló Sergio Grez.

El también historiador Cristián Pérez, sostuvo que “el Partido Socialista surge como una alternativa desde la izquierda al Partido Comunista”.

“Por lo tanto en todo su desarrollo histórico, ambas colectividades han tenido diferencias y coincidencias. Es una relación permanente, con contradicciones, con diferentes miradas”, complementó el miembro del Observatorio Regional de Política, Género y Trabajo de la Universidad de Playa Ancha en conversación con nuestro medio.

Por su lado, el Director del Departamento de Historia de la Universidad de Chile, Pablo Artaza, describió esta relación como una que “ha devenido entre los incrementos de tensión o de conciliación”.

“Dependiendo de las coyunturas por las cuales se atraviesa, en función de los contextos externos al campo popular, ha podido primar una sincronía de trabajo conjunto, y en otro horizonte ha tendido a primar más bien la disputa por la hegemonía, la tensión interna en la medida que han tenido que remarcar su propia posición dentro de la atención existente en el campo popular”, reflexionó Artaza.

Entre la tensión y la unidad

El historiador Pablo Artaza mencionó momentos de la historia en las que ambas colectividades gozaron de una buena relación, como “la participación común de socialistas y comunistas en torno al Frente Popular o a la política del Frente Popular que lleva a Pedro Aguirre Cerda a la presidencia, y que abre la etapa de gobiernos radicales”.

Fue “un compromiso conjunto de socialistas y comunistas por establecer no solo la defensa del sistema democrático, sino que avanzar en una profundización de la democracia en Chile”, relató el historiador.

Sí bien son destacables estos esfuerzos en conjunto, uno de los grandes quiebres llegó más tarde con la “Ley Maldita” o Ley de Defensa Permanente de la Democracia.

“Ambos partidos aspiraban a la hegemonía del seno del movimiento obrero y el peak de estos enfrentamientos se empezó a dar a mediados de la década de 1940 cuando producto de las rivalidades, la izquierda chilena se dividió el referente unitario que habían construido en la Confederación de Trabajadores de Chile (CTCH). Se constituyeron dos CTCH y la gente en aquella época hablaba de “la CTCH de los dos Bernardos”. Porque el presidente de CTCH comunista se llamaba Bernardo Araya y el que seguía las aguas del PS era Bernardo Ibáñez”, relató Sergio Grez.

“Aunque parezca una paradoja, Ibáñez era militante de la Alianza Chilena Anticomunista. Y sería uno de los parlamentarios del PS que años más tarde votaría la Ley de Defensa Permanente de la Democracia (“Ley Maldita”) que proscribió al Partido Comunista de Chile. De manera que son años de gran competencia y enemistad”, agregó el historiador y académico de la Universidad de Chile.

Por contraparte, los historiadores coinciden en que el período de mayor amistad entre las colectividades fue en la Unidad Popular. “El Partido Comunista, su política, es de apoyo irrestricto al gobierno de Salvador Allende. El partido no tiene diferencias ni dudas respecto de que el camino al socialismo en Chile es por la vía pacífica, el camino de Allende”, expuso Cristián Pérez.

“Los momentos de unidad permitieron el desarrollo de una corriente de izquierda más allá de las filas de ambos partidos, que logró incidir en la política nacional. Un fenómeno de larga duración en el cual estaban incluidos ambos partidos era el allendismo. En la década del 50, del 60 y del 70, este fue un fenómeno de masas nucleado en torno a la figura de Salvador Allende, que redundó, a la postre, en la realización de la experiencia de la Unidad Popular”, comentó al respecto Sergio Grez, quien destacó como una consecuencia de los momentos de cooperación entre ambas colectividades, la creación de la Central Unitaria de Trabajadores en 1953.

Política internacional, un ítem de discrepancia

Como ocurre con el caso de Venezuela en la actualidad, los hechos internacionales han sido principales focos de disputa entre el PC y el PS. No obstante, los expertos consultados abordaron en particular la historia reciente en torno al régimen de Maduro.

Desde la dirección central del Partido Socialista están distanciados con Maduro porque piensan que el estándar democrático en ese país no se cumple. No se viene cumpliendo desde hace algún tiempo y además, el problema se agranda debido a cómo ven las dirigencias socialistas este contexto, porque la inmigración pega muy duro en Chile respecto de las políticas de seguridad”, postuló el historiador Cristián Pérez ante las discrepancias del PS con Venezuela.

Si bien Perez remarcó que ante la situación venezolana el Partido Comunista de Chile, “apuesta por la vía pacífica”, desde la tienda “están convencidos de que la construcción que hizo Chávez, y que ha seguido Maduro, cumple con los estándares democráticos y la oposición y persecución tiene que ver con el alineamiento del imperialismo”.

Para Grez, “es sabido que el PC chileno siempre estuvo con el llamado ‘proceso bolivariano’ de Chávez primero y con Maduro después”.

“Las relaciones entre el Partido Comunista y el chavismo siempre fueron bastante estrechas, aún cuando hay que señalar que esto no corresponde necesariamente a una identidad de propósitos o una coincidencia con la política que éste lleva adelante”, recalcó el profesor titular de la Universidad de Chile.

Me parece que hay una persistencia de parte del Partido Comunista a tratar de ser fiel a lo que ha sido su línea y compromisos de política internacional, aunque esto le cause algunos costos en la política nacional y signifique, como está ocurriendo, una postura diametralmente opuesta a la del PC venezolano”, agregó Grez sobre la postura de la colectividad tras las elecciones en Venezuela.

Artaza, en tanto, postuló que no es de extrañar que los lineamientos internacionales sean “un factor de tensión”: “En primera instancia por esta inclinación por lo latinoamericano dentro de la trayectoria del Partido Socialista, frente a una mayor influencia soviética en el Partido Comunista. Tienen mucho peso en su traducción en mayores momentos de tensión o de unión entre estas corrientes partidarias a nivel local”.

Consecuencias en la coalición de gobierno

Esta tensa relación entre dos ejes claves para la izquierda chilena repercute tanto en la coalición de gobierno actual, como en las veces que han formado alianzas a lo largo de la historia.

Es más, el académico Cristián Pérez argumentó que la razón fundamental por la que ambos partidos mantienen la relación intacta es porque “saben que ninguna de las dos colectividades tiene capacidad por sí sola para gobernar”.

“Hay épocas en que se pelean, pero hay épocas en que necesitan unirse, formar una coalición para intentar conquistar el gobierno, para tener parlamentarios, alcaldes, etc. En el fondo es una relación con una razón pragmática y que tiene que ver con la capacidad electoral”, indicó sobre el por qué de la importancia de que ambos partidos mantengan relaciones cercanas.

Mientras, Pablo Artaza hizo hincapié en la constante rivalidad que se produce y seguirá produciendose por la hegemonía de la representación de la clase obrera: “Tener puntos de encuentro sobre la base de un horizonte social común y compartido, fuerza la necesidad de generar mecanismos de diferenciación. En la medida que son partidos políticos, buscan conducir electorado también”.





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