"Incomparable a todos los de su generación": la imborrable huella de David Lynch

Este jueves 16 de enero se confirmó el fallecimiento del director, una de las mentes creativas más valoradas de los últimos 50 años y que dejó un legado marcado por una impronta surrealista que exploró el subconsciente a través del cine y la TV.

Este jueves 16 de enero se confirmó el fallecimiento del director, una de las mentes creativas más valoradas de los últimos 50 años y que dejó un legado marcado por una impronta surrealista que exploró el subconsciente a través del cine y la TV.

“Me detectaron enfisema por haber fumado durante mucho tiempo y por eso estoy confinado en mi casa, me guste o no. Sería muy malo para mí enfermarme, incluso con un resfriado”. Esas fueron las palabras con las que David Lynch, uno de los cineastas más trascendentales del último medio siglo, confesó públicamente la seriedad de su estado de salud. Un anuncio que, además, significó su inminente retiro del cine tras casi seis décadas de un trabajo que marcó profundamente a la industria anglosajona.

Apenas cinco meses después, la familia confirmó su fallecimiento a los 78 años. “Es uno de los grandes directores de cine de los últimos 50 años en Estados Unidos”, afirmó en conversación con Radio y Diario Universidad de Chile el crítico de cine Rodrigo González sobre la figura del cineasta, icónico por ficciones como “Twin Peaks” y “Terciopelo azul“. “Es un director totalmente diferente, único, incomparable a todos los de su generación”.

“Hay que pensar que es parte de la misma época de la llamada generación del Nuevo Hollywood: Scorsese, Lucas, Spielberg, Coppola. Pero no tiene nada que ver con ellos”, sumó sobre la relación de Lynch respecto a otros grandes nombres de la industria norteamericana.

Una particularidad que, en parte, tiene que ver con sus orígenes artísticos. “Su cine tiene muchísima influencia del mundo de las artes visuales, de las artes plásticas, donde él se formó originalmente, y toma mucho de la impronta surrealista que significa la exploración del subconsciente, abordar temas que salen un poco de la norma en términos de abordar algo más irracional”, explicó la crítica de cine y series, Sol Márquez.

Nacido en Montana en enero de 1946, Lynch pasó gran parte de su infancia moviéndose entre diversas ciudades del interior de Estados Unidos a raíz del trabajo de su padre, un científico que se desenvolvía en el rubro de la agronomía. “Eso lo hizo beber de la América más profunda, de los campos y de la parte más inocente, por decirlo de alguna forma; cuestión que se reflejaría posteriormente en sus películas”, conectó González con la biografía del artista.

“Sus películas se dividen entre las que son muy puras, limpias, casi conservadoras, como pasa por ejemplo en ‘Una historia sencilla‘ o en ‘El hombre elefante‘, incluso en algunas partes de ‘Terciopelo azul’; a las que son más esperpénticas, más duras, más difíciles, más surrealistas, influidas más por el arte europeo como la misma ‘Terciopelo azul’. Por eso es su obra maestra, porque tiene de los dos mundos. También están ‘Mulholland Drive‘ o ‘Inland Empire‘, o la misma serie de ‘Twin Peaks'”, analizó el crítico.

Una influencia incuantificable

Sin embargo, el impacto de su obra no se sostiene exclusivamente en la pantalla grande. “Nos vamos a demorar todavía en comprender la tremenda influencia que ha tenido el arte de David Lynch en el cine, la pintura y también en la televisión. Su capacidad de mirar el mundo desde lugares excéntricos y mostrarnos las sombras y las luces del ser humano de una manera sorprendente. El cine de Lynch también nos invita a amigarnos con nuestras rarezas, con no entender, con dejarnos llevar por las sensaciones”, valoró la periodista de cultura y conductora de Semáforo en Radio Universidad de Chile, Antonella Estévez.

“Como buen pintor, él se acercaba desde la emoción y el impacto al relato, y creo que aprendimos mucho a mirar el cine desde lugares nuevos gracias al trabajo de David Lynch. También la televisión gracias a lo que fue ‘Twin Peaks’ en sus tres rarísimas y espectaculares temporadas. Estoy segura de que hay muchísimos cinéfilos que le debemos tanto, y hay muchos directores y directoras que no serían lo mismo sin su trabajo”, agregó la especialista.

En torno a la hazaña que significó dicha ficción para la TV, Márquez contextualizó que “si bien fue inicialmente un proyecto cinematográfico, encuentra en la televisión un espacio para contar por entregas que él exploró en los 90 marcando un antes y un después en pensar el formato, gracias a cineastas que deciden darle el valor que puede tener y que va a impactar directamente lo que sería la tercera era de oro de la TV. Y por supuesto al universo de directores de cine que tomaron los pilotos de series antes de que ocurriera lo que ocurre ahora, haciéndose cargo de todos los capítulos de una serie”.

DAVID LYNCH

David Lynch.

A la hora de observar su filmografía, los tres críticos destacaron “Una historia sencilla“, road movie estrenada en 1999 y que se alza como uno de sus guiones más sensibles. “Si tuviera que elegir una película, creo que en honor a la idea de invitar a la gente a conocer su obra, les propondría ‘Una historia sencilla’, que es una belleza que nos habla de un momento que puede ser muy aterrador para muchas personas, y que tiene que ver con la tercera edad o los últimos años de vida de alguien”, comentó Márquez.

“Este hombre que emprende un viaje para ir a ver a alguien, para conversar con él. Un viaje que es gran parte en tractor, y que tiene cierto grado de esta cuestión perturbadora que es propia de Lynch, pero que está trabajada con muchísimo cariño y donde es muy interesante que él, que ha abordado mucho la otredad, aquello que nos puede asustar, sin entrar en el terreno del terror nos da cuenta de que alguien que puede parecer extraño para muchos, al final, es un ser humano”, sumó la crítica.

Por todo lo anterior, González concluyó que se trata de un “cineasta visionario, que creó un mundo que hasta hoy es copiado, imitado, pero nunca equiparado. Y por eso su influencia es incomparable en el cine de todo el mundo. Creo que si le hubieran dado más presupuesto en televisión podría haber desarrollado más su obra, pero me parece que hizo lo que él quería hacer. Se desarrolló tanto en el campo del arte como en el del cine, y él era un director que trabajaba de forma lenta. No se podía esperar que sacara una película todos los años. Él decía que las ideas estaban nadando en alguna parte como un pez en el lago y, de repente, salían a flote, y ese era el momento de pescarlas. Trabajaba a ese ritmo”.





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