La discusión sobre el sueldo mínimo reabrió el debate sobre la pobreza y sus parámetros de medición, las formas de salir de ella y los aspectos que la mantienen.
Ante el reajuste salarial que anunció el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, han reflotado distintas propuestas e indicadores que se han conversado durante las discusiones de años anteriores.
Parlamentarios de la Democracia Cristiana atacaron el alcance de la cifra de reajuste, pero fue la senadora Ximena Rincón quien lamentó específicamente que no se considere un mecanismo permanente ni las propuestas de la iglesia sobre un Salario Ético Familiar. “Y obviamente estamos lejos de aquel con los 203 mil pesos que el Gobierno fija. Debiéramos tender a los 250 mil pesos, en lo que la bancada de la Democracia Cristiana definió para un plazo de tres años. Eso, hasta el día de hoy, está bastante lejos de establecerse”.
El director ejecutivo de la Fundación para la Superación de la Pobreza, Leonardo Moreno, dijo que para la organización la cifra de modificación del sueldo mínimo es mezquina, considerando el crecimiento sostenido de la economía chilena. “Uno hubiera esperado que hubiera sido un poco más alto y, fundamentalmente lo que también hubiera esperado es una mayor conversación, diálogo, acuerdo, con sectores sociales involucrados”, señaló.
Moreno aprovechó de replantear que es razonable pensar en una nueva institucionalidad que se encargue del reajuste. Una idea que no es nueva y en la que han insistido personeros políticos, especialistas y académicos.
Ante esto, el economista del Centro de Estudios del Desarrollo Alternativo (CENDA), Hugo Fazio, dijo que es necesario “que el salario mínimo permita a las personas salir de la situación de pobreza, ese es el objetivo que habría que proponerse alcanzar. No es construir un mecanismo técnico para evitar la discusión todos los años, sino plantearse un tema de fondo: transformar el salario mínimo en un mecanismo de protección social”.
Fazio agregó que es también necesario hacer un seguimiento a la discusión sobre una nueva línea de pobreza que establecerá los parámetros de esta discusión.
Otro tema en cuestionamiento es la falta de presión hacia las empresas y el actuar de éstas. Hugo Fazio denunció la utilización de subterfugios legales en el sector privado para no construir salarios acordes al equilibrio entre participación y utilidad del trabajador, otra modificación que el economista considera necesaria.
En tanto, el especialista del grupo Nueva Economía, Hernán Frigolett, dijo que el salario mínimo no garantiza que las grandes compañías consideren las situaciones inflacionarias y sus efectos en la pobreza.