En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, la periodista, académica del Instituto de la Comunicación e Imagen de nuestra casa de estudios y premio nacional de Periodismo 2009, María Olivia Mönckeberg, realizó un balance sobre el rol de los medios de comunicación en este último año, en medio de la pandemia por Covid-19 y las secuelas del estallido social del 18-O.
La periodista recordó que una de las primeras críticas que se vieron en las marchas y manifestaciones fue contra la televisión, por no mostrar en sus pantallas lo que sucede en la sociedad, la diversidad de voces, no obstante se genera una contradicción ya que sigue siendo la televisión el medio que mayor audiencia tiene en nuestro país, y en los momentos de mayor efervescencia, ya sea durante el estallido antes y durante la pandemia ahora, es la televisión a la que se acude en primer lugar.
Por esto es que se alza como un desafío la “mejora categórica” de la televisión por los actores sociales relacionados con el mundo de las comunicaciones, en general, y en particular la defensa de una televisión pública de calidad, frente a las voces que plantean, por ejemplo la privatización de Televisión Nacional de Chile. Entonces, las audiencias en la actualidad lo que piden es que, además que la televisión tenga contenidos de esparcimiento, que los refleje e informe.
“Quieren saber más de algunas cosas, y por otro lado lo que a veces las personas no lo explicitan, es que no basta la red social, cuando no se da en los medios convencionales una noticia, una información, no basta con la red social porque la red social a veces se parece harto al rumor, y el riesgo de la noticia falsa pasa por ahí”.
Otra contradicción relacionada con la televisión, a juicio de María Olivia Mönckeberg, es el déficit entre lo que se está entregando como contenido, versus la cantidad de periodistas que existe en el medio, tanto con trayectoria como emergentes, quienes no encuentran espacio en los medios “porque no se están desarrollando como debieran”, considerando los inicios al interior de las universidades de la industria televisiva, y que ahora está en manos de los grandes grupos económicos.
La concentración de los medios periodísticos en pocas manos
Justamente, esta última reflexión hecha por la académica del ICEI dio paso a profundizar en el tema de la concentración de los medios de comunicación por grandes grupos económicos, lo que genera un efecto de “habitación con las cortinas cerradas”, efecto que desde su perspectiva se ha ido agudizando.
La premio nacional de Periodismo 2009 puso como ejemplo el caso del holding Bethia, ligado a la familia Solari, que son dueños de Falabella, el canal Mega y de una serie de radios. Lo mismo Álvaro Saieh con su holding Copesa, o la familia Luksic que es dueña de Canal 13: “¿Ganan plata con eso? probablemente no ganan, pero a ellos les gusta tener la influencia”, sostuvo.
La académica de la Universidad de Chile recordó también el caso del holding educacional Laureate que gestionó la Universidad de Las Américas, Andrés Bello, entre otros, llegando a tener en sus instituciones al 15 por ciento del alumnado de la educación superior en Chile, que si bien como holding ha anunciado su retiro de Chile, seguirán las mismas personas en las planas directiva, como Jorge Selume Zaror, otrora brazo derecho de Álvaro Saieh, y quien había sido el último director de Presupuesto de Augusto Pinochet, que estuvo en las comisiones que diseñaron parte del modelo económico-universitario, y junto a Juan Antonio Guzmán Molinare, ministro de Educación de Pinochet.
Una de las cosas que le llama la atención es que no haya “periodistas que estén profundizando en estas noticias, al no haber los espacios para que eso ocurra, al no haber editores que estén pendientes de decírselo, conducirlo y por supuesto medios que estén dispuestos a entregar esta información”, señaló la académica, y agregó que son cuestiones que ahora, y de cara al próximo proceso constituyente, se deben abrir espacios para conversar y debatir sobre esos temas.
El periodismo en tiempos de Covid-19
María Olivia Mönckeberg reflexionó sobre la labor del periodista en estos tiempos tan turbulentos, y recordó que una de las premisas de este rol es el servicio a la comunidad, el mirar a la sociedad, y en este sentido sobre todo el periodismo de investigación cobra un sentido y valor que va más allá de lo económico, y en donde el ego del ser humano debe ser dejado a un lado, “tratar de que no sea lo que prime, y a veces va a ser un esfuerzo”, señaló.
Y el esfuerzo estriba en que el periodista está expuesto al público y a la crítica, y lo que la académica ve en las generaciones más jóvenes es la poca tolerancia a la frustración, sin entender que para realizar un reportaje en profundidad o cualquier trabajo de largo aliento, se requiere paciencia y entender que el proceso no será fácil.
La misma paciencia que ella misma tuvo que poner en práctica durante este año de educación telemática o a distancia debido a la pandemia, cuestión que fue una especie de remezón a sus estructuras ya que, sostuvo, pensaba que el periodismo no podía ser enseñado de manera no presencial, sin embargo hoy piensa que este escenario ha abierto nuevas formas de ejercer la profesión.
“A los estudiantes hay que alentarlos a que, pese a la adversidad y por la adversidad, tenemos que tratar de hacer ese periodismo serio y profundo. Ahora, de que hay limitaciones por supuesto que las hay, pero que algunas entrevistas o muchas entrevistas se pueden hacer por Zoom, por medio virtual, pienso que sí se puede. Y ahora nosotros estamos sacando en la universidad con estudiantes de pregrado, pero también del diplomado, prácticamente todo con entrevistas virtuales”.
Por todo lo anterior es que la académica del ICEI planteó que “el desafío de hoy es cómo hacer periodismo en estos tiempos de Covid, y hacerlo lo mejor posible. Nuestra responsabilidad es muy grande”.
Finalmente, María Olivia Mönckeberg hizo énfasis en la necesidad generada por la misma pandemia, de que las escuelas de periodismo refuercen la formación en el área de la salud y en el de la ciencia y tecnología, así como generar los cambios reales en el derecho a la comunicación y a la información en la próxima carta fundamental.