Estados Unidos, Inglaterra y Australia ordenaron a sus respectivos diplomáticos evacuar a sus familiares de sus embajadas en Kiev, la capital de Ucrania, gatillado por una presunta decisión similar realizada por los rusos lo que sería el preludio de una eventual invasión de las tropas de Moscú a su vecino con el que mantiene un alto nivel de tensión.
Pero la decisión de norteamericanos, ingleses y australianos fue vista con sorpresa incluso por el gobierno ucraniano, el que ha servido de excusa para los planes militaristas de los países occidentales y la OTAN en lo que se considera la tercera etapa de la extensión territorial contra Rusia luego del derrumbe de la Unión Soviética allá en 1991.
Para el secretario de prensa del Presidente ruso Vladímir Putin, Dmitri Peskov, este nuevo paso de los gobiernos occidentales va en la línea de crear un ambiente comunicacional que justifique una acción militar cuando las conversaciones de alto nivel diplomático llevadas a cabo en Ginebra no llegaron a un acuerdo satisfactorio ni para Washington ni Moscú.
Peskov indicó que “la escalda de tensión se lleva a cabo a través de acciones informativas y actividades concretas de EE.UU. y la OTAN. Sobre lo primero, me refiero a la histeria informativa que estamos presenciando. Hubo una gran cantidad de noticias falsas de que Rusia estaba evacuando a sus diplomáticos. Al final, todo terminó en una recomendación del Departamento de Estado”.
Pero hay más: el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Joseph Borrell, hizo un llamado a “no dramatizar” mientras sostuvo que se comunicará con sus pares de los Estados Unidos para conocer los motivos para la evacuación de los familiares de diplomáticos en Kiev.
Borrell indicó que los representantes de la UE en la capital ucraniana se mantendrán en esa ciudad: “No haremos lo mismo porque no tenemos ninguna razón específica. No hay que dramatizar”, subrayó.
En las conversaciones llevadas a cabo en Ginebra hasta la semana pasada estuvieron presentes los representantes de EE.UU. y Rusia, pero no los de la Unión Europea ni tampoco de Ucrania. Incluso, en la reunión del viernes 21 de enero estuvieron los jefes diplomáticos de ambas potencias, Antony Blinken y Sergei Lavrov, los que estuvieron de acuerdo en lo mínimo: seguir conversando para evitar un choque.
La indignación china y la movilización de las milicias en Donbass
En los últimos días la seguidilla de noticias falsas no se ha detenido y tiene como protagonistas a medios occidentales como Bloomerg, el que señaló que “es posible que Xi (en referencia al presidente chino Xi Jinping) pidiera a Putin durante su reciente conversación telefónica que no invadiera Ucrania durante los Juegos Olímpicos, según un diplomático en Pekín que pidió no ser identificado”. El artículo fue titulado como “Putin reventaría el sueño olímpico de Xi con una guerra en Ucrania”.
El fin de semana, diplomáticos chinos en Moscú salieron al paso a las afirmaciones del medio sosteniendo que se trata de “una noticia falsa y una provocación”, al tiempo que abogaron por una resolución dialogada de las diferencias entre Rusia y Occidente “en el marco de los Acuerdos de Minsk” de 2014 que buscaba poner fin a los enfrentamientos en la proclamada República Independiente del Donbass.
En ese territorio que en la práctica sigue en conflicto entre milicianos contra militares ucranianos, se decidió poner en alerta a los grupos de combatientes debido al aumento del movimiento de las tropas de Kiev.
Así lo puntualizó el Eduard Basurin, oficial de las milicias, quien sostuvo que “la parte ucraniana no sólo continúa con sus intentos de desestabilizar la situación en Donbass mediante el bombardeo de asentamientos, si no que también se está preparando a toda marcha para encontrar una solución militar al conflicto. El comando de la milicia popular recomienda encarecidamente al enemigo que abandone sus intenciones criminales”.
En este verdadero “tablero de ajedrez” en el que se ha convertido Ucrania para la OTAN, el objetivo es sumar a más naciones a esta organización militar, algo que es visto con recelo por los rusos que reclaman que se aplique el acuerdo alcanzado por Mijail Gorbachov a principios de los ’90 con los Estados Unidos y que terminó en el colapso de la URSS: No anexar los territorios de las ex repúblicas soviéticas a la Organización del Tratado del Atlántico Norte y mantener a sus tropas alejadas de las fronteras de Rusia. Eso sí, el acuerdo fue sólo de palabra.