Con un apoyo transversal, desde Chile Vamos hasta el oficialismo, la Cámara de Diputados aprobó y despachó la ley que reduce la jornada laboral a 40 horas.
Para analizar este hecho, Radio y Diario Universidad de Chile conversó con el abogado y doctor en derecho del trabajo, José Luis Ugarte, quien fue bastante crítico con lo aprobado en el Congreso e incluso lo calificó de “decepcionante”.
Según el académico de la Universidad Diego Portales, el mayor problema en esta nueva legislación es la flexibilidad que acompaña la reducción de la jornada.
“La norma permite que pactando con cualquier sindicato, se acuerde sobre distribuciones de jornada de hasta 52 horas a la semana, lo que atenta contra el espíritu del proyecto” aseguró.
“Esto podría significar que en algunos sectores de la vida económica, por ejemplo en el comercio, los empleadores trasladen esta jornada extendida de 52 horas a períodos como la Navidad, y con ello las empresas van a lograr obtener trabajo esas semanas pagándolas como jornada ordinaria, cosa que hasta esta norma se pagaban como jornadas extraordinarias”, precisó.
A juicio de Ugarte, todos los artículos relacionados a la flexibilidad fueron concedidas al empresariado, porque “el Gobierno tenía tantas ganas de tener un triunfo para celebrar, que estuvo dispuesto a hacer muchas concesiones en términos de flexibilidad”.
“Es interesante compararlo con la anterior rebaja de jornada, que se hizo el año 2000, y que permitió el paso de 48 a 45 horas. Ese proyecto no iba acompañado de nada, se rebajó y punto. En cambio, el proyecto que aprueba el Gobierno de Boric en compensación entrega normas de flexibilidad laboral, a una situación de los trabajadores ya muy flexible”, opinó.
De acuerdo al experto, otro punto conflictivo de la ley de 40 horas es que las extensiones de jornada deberán ser pactadas por los sindicatos, organizaciones que hace mucho tiempo perdieron poder.
“El proyecto va en el orden equivocado. Primero había que fortalecer a los sindicatos, para después ir a normas de flexibilidad laboral a través de ellos”.
“Los sindicatos en Chile hoy día son débiles, están fragmentados y por lo tanto cuando uno dice “pactarán con los sindicatos jornadas que en algunas semanas durarán hasta 52 horas”, en el fondo eso va a ser una imposición empresarial. Va a ser muy unilateral, porque los sindicatos en Chile no tienen fuerza”, insistió.
Consultado respecto a la posibilidad de que la negociación colectiva ramal vaya a facilitar estas conversaciones entre empleadores y trabajadores, Ugarte señaló que es posible que las haga más sencillas. En todo caso, el abogado cree que es poco probable que el Ejecutivo proponga un buen proyecto de negociación colectiva ramal.
“Para ser honestos, dado que este proyecto salió tan mal, tengo serias dudas de que la negociación ramal quede bien construida. Estamos frente a un gobierno débil, que hace muchas concesiones, entonces, podría ser que esto mejore la posición, pero mi temor es que, igual como pasó con la rebaja de jornada, la negociación ramal, lejos de usarse para mejorar la posición de los trabajadores, termine siendo una manera de abrir nuevas formas de flexibilidad laboral”.
Por último, Ugarte manifestó que su gran crítica a la ley de 40 horas es que se siga con “la larga tradición de proyectos en que, para que los trabajadores logren algún avance, sea necesario compensar al mundo empresarial”.