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Las desigualdades que devela la PSU

Con una cifra record, estudiantes de todo el país afrontaron el primer día de PSU. Sin embargo, los fantasmas del acrecentamiento de la brecha entre ricos y pobres volvieron a aparecer, lo que, según los expertos, corrobora las deficiencias estructurales que posee el sistema educativo chileno.

Francisco Mardones

  Lunes 30 de noviembre 2009 20:38 hrs. 
Radio-Uchile

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"No la encontré muy difícil, sólo había que retener harta información”. “Creo que para esto los preuniversitarios son mejores que los cuatro años de enseñanza media”. “Debido al paro no tuvimos el mismo tiempo para prepararnos que los demás y eso es una desventaja”. Esas fueron algunas de las frases que resonaban entre los más de 282 mil jóvenes de todo el país que afrontaron el primer día de rendición de la Prueba de Selección Universitaria (PSU).

Lenguaje y Comunicación y Ciencias, fueron los dos primeros examenes que debieron superar los estudiantes que postulan a poco más de 51 mil cupos en las 25 universidades tradicionales de todo Chile.

Y, justamente, llama la atención que la cantidad de vacantes permitiría que apenas el 18 por ciento de los postulantes cumpla con el anhelo de cursar estudios superiores.

Los especialistas no dudan en calificar el sistema como poco justo ya que asocia el nivel socioeconómico con los resultados. En otras palabras, todas las variables de medición indican que la PSU mide el nivel cultural de las familias más que lo aprendido en los años de estudio.

En esa línea va Juan Eduardo García Huidobro, decano de la facultad de Educación de la Universidad Alberto Hurtado, quien aseguró que esta tendencia se ha traspasado a los planteles universitarios tradicionales que, cada año ven cómo sus aulas son menos heterogéneas y reciben a menos alumnos del sistema municipal.

“La selección universitaria es un sistema injusto se relaciona directamente con el nivel socioeconómico y cultural de los estudiantes que constituye una brecha altísima. Eso hace que muchos chicos y chicas que pueden ser muy talentosos, pero que no tuvieron la posibilidad de ir a los mejores colegios queden fuera”, indicó García Huidobro.

Según el especialista, son las mismas universidades del Consejo de Rectores las que deben realizar modificaciones al sistema de ingreso a la educación superior. Y es que la desigualdad de la PSU es un tema que año a año sale a la luz de los resultados.

Para la ministra de Educación, Mónica Jiménez, este año en particular, las movilizaciones del Colegio de Profesores, perjudicarían el rendimiento de los alumnos pertenecientes a establecimientos municipales, acrecentando la distancia entre ricos y pobres.

“La asistencia a clases hace la diferencia. Si lo hacen pueden pasar el curriculum en su totalidad y eso es muy importante para rendir la PSU, pero lo tenemos que ver porque hay diferencias individuales. Hay niños y niñas que son capaces de estudiar solos, hay muchos mecanismos en línea que los pueden ayudar. Lo tendremos que ver cuando tengamos los resultados”, afirmó la jefa de la cartera.

Otras opiniones indican que si bien, los paros de este año pueden ser un factor a tomar en consideración, siempre será menor y magnificado con el fin de desviar la atención de las fallas estructurales del sistema.

Jesús Redondo, académico de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, aseguró que los malos resultados son el fruto de falta de preparación y motivación a los docentes, lo que a su juicio se transforma en la gran “deuda histórica” de los gobiernos de la Concertación.

“Los indicadores siguen demostrando una distancia cada vez mayor respecto del sector privado, por lo tanto, es responsabilidad fundamental del gobierno de la Concertación de que en sus políticas educativas la única cosa clara que ha tenido ha sido privatizar y mercantilizar la educación. Otra interpretación no hace más que trasladar la culpa donde no la hay”, sentenció Redondo.

Los expertos señalan la necesidad de que las universidades tradicionales hagan cambios en el mecanismo de selección de estudiantes y ponen como ejemplo los programas pilotos de las Universidades de Chile y Católica que, en algunas facultades, aseguran una cantidad de cupos exclusivos para alumnos que tienen altos puntajes y pocas probabilidades de pagar una carrera.
 

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