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Año XVI, 29 de marzo de 2024


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Accidentes mineros y legislación

Las lecciones de San José

El accidente en la minera San José develó las precarias condiciones en que se maneja actualmente la pequeña y mediana minería en materia de seguridad y prevención, así como las debilidades de la legislación y la fiscalización en el área. Pero ¿cuántos accidentes que no tuvieron el mismo impacto mediático quedaron impunes y en el olvido hasta que esto ocurrió? Como pasa usualmente, tuvo que suceder una gran tragedia para que se tomaran medidas y se prometieran soluciones, todo a costa de 33 mineros que aún permanecen en las entrañas de la tierra.

Daniela Ruiz

  Viernes 27 de agosto 2010 19:30 hrs. 
Radio-Uchile

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Una de las principales actividades productivas de Chile es la minería. No por nada se dice que el cobre es “el sueldo de Chile”, nuestro principal producto de exportación, que satisface un 36 por ciento de la demanda mundial. Pero también es importante la explotación de otros recursos como el molibdeno, oro, plata y en el pasado el azufre y el carbón.

Sin embargo, se trata de una actividad que, a lo largo de la Historia, no ha estado exenta de polémicas ya que, como hemos sido testigos durante los últimos días con el accidente que mantiene atrapados a 33 trabajadores en la mina San José, la minería es una labor riesgosa. Pese a ello, el sector ostenta una de las tasas de accidentes más bajas dentro de los sectores productivos, muy por debajo de potencias como Estados Unidos y Canadá.

Para Pedro Marín, director de la Federación Minera, los buenos indicadores responden al poder que tienen los sindicatos en la gran y mediana minería, quienes han logrado importantes avances en materias laborales, lo que no ocurre en los pequeños piques, donde además, los trabajadores son fácilmente sustituibles.

“La mediana y la gran minería ha tenido sindicatos fuertes para poner al nivel que corresponde el tema de la seguridad. Cuando un sindicato de 40 a 100 personas, fácilmente reemplazables, demanda condiciones de seguridad lo más probable es que se rían en su cara. La ley no me lo exige, no incurro en falta legal y no debo pagar multa. En la mediana y gran minería los sistema de resguardo son muchos más fuertes”, señaló Marín.

El abogado Marcelo Goldsmith agrega que además es común que en las pequeñas empresas los accidentados no sean trasladados a las mutuales de seguridad o del trabajo para evitar el aumento de la tasa de accidentabilidad de la empresa, por la que luego tienen que pagar un aporte patronal que sube correlacionalmente al número de licencias médicas que se presenten.

“Lo que las empresas hacen es diferir a los accidentados a sistemas privados o públicos de atención médica que no están en las mutualidades de seguridad, por lo tanto, de esa manera bajan los índices de accidentabilidad, lo que rebota en el cobro de un aporte patronal, que se determina bianualmente a partir de la tasa de accidentabilidad que tenga una empresa”, añade Goldsmith.

De esta manera, mucho de los accidentes pasan inadvertidos no sólo para las estadísticas, sino también para la opinión pública, quienes suelen recordar las tragedias de acuerdo a su grado de espectacularidad, exposición mediática y cantidad de mineros involucrados.

Tres características que se dan con creces en el caso de San José, pero no en todas los accidentes que pueden ocurrir dentro de una mina, por muy similares que sean las condiciones en que estos suceden.

Es el caso de Manuel Martínez Vega, cuyo cuerpo aún sigue sepultado en la mina Juanita, ubicada a casi 70 kilómetros de Antofagasta, luego de dos años  de producido el accidente que le costó la vida.

Para Martínez Vega no hubo maquinaria de punta ni autoridades que reclamaran por las responsabilidades de fiscalizadores y de la empresa a cargo. La falta de visibilidad, la escasez de recursos y maquinarias o la  simple actitud negilgente de los dueños de la mina, hacen que casos como éste queden en el más completo olvido.

“Ocurren situaciones muy esporádicas en los pirquenes donde suceden cosas como éstas y con resultados mucho más graves, pero no existen los recursos y como son aisladas pasan desapercibidas”, explica Pedro Marín.

Los accidentes en la pequeña minería son comunes, pero tuvo que ocurrir una tragedia de grandes ribetes para que se volcara la atención sobre este grupo de trabajadores expuestos,  se comenzara a cuestionar la legislación actual y se anunciaran grandes cambios en relación a la seguridad minera.

Marcelo Goldsmith afirma que es cierto que graves casos de accidentes, como el de los 33 mineros del yacimiento San José, propician que se  modifiquen y se endurezcan las leyes, aunque finalmente esto no quede de todo explícito, ya que sería reconocer que se han cometido errores al legislar.

“No hay un reconocimiento explícito nunca en relación a la historia fidedigna de la ley, respecto a la causa que la motiva, porque significaría reconocer que hay una negligencia en el proceso legislativo”, aseguró.

Es lo que ocurrió en 1945 en la llamada Tragedia del Humo, ocurrido en el Teniente C, ubicada en la mítica ciudad de Sewell. Luego de que un a raíz de una explosión murieran 355 mineros y  747 resultaran heridos producto de la inhalación de dióxido de carbono, se tuvieron que introducir sistemas de seguridad en la minería chilena que en ese entonces sólo se ejecutaban en Estados Unidos y Europa.

De esta manera se instaló el concepto de prevención de riesgos en la gestión y se creó el departamento de seguridad minera, que instauró procesos de comunicación directa con los trabajadores. Pero ¿cuántos accidentes invisibles sucedieron antes de que esto ocurriera?

Lo mismo parece estar pasando en estos momentos en el país, cuando a raíz de lo sucedido en San José ya el Gobierno anunció la reestructuración completa del Servicio Nacional de Geología y Minería y donde este viernes también  se informó de la creación de una Subsecretaría Minera. Una deuda, sin duda, con el sector, pero que se dio a costa de 33 vidas que aún siguen atrapadas en la tierra.

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