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Año XVI, 24 de abril de 2024


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¿Qué se nos viene encima?


Viernes 23 de agosto 2013 7:08 hrs.


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Estimado Director:

Conversaba con algunas personas sobre lo que no se dice ni se habla en este frenético momento electoral. ¿Que va a pasar si las elecciones no dan lo que los poderes fácticos, militares y quienes los mandan a ellos (es decir, el brutal poder económico que tienen y siguen consolidando) llevasen a una dirección que ponga a ese poder en dudas, incluso, en peligro? aceptan lo que esté sucediendo? ¿Quienes, cómo decidirán y cuales pueden ser las consecuencias que puedan resultar?

Hay muchas cosas en este “imbroglio” político… y el relajo electoral, su farándula, hacen que se hable de nombres, acuerdos, combinaciones pero no de lo que es realmente político, factible y de beneficio o riesgos mayores… De hecho, los poderes del control de la información, salvo pocas excepciones, hablan de la “elección” pero en los términos que, sabemos, no resuelven nada y por eso la empujan. El mismo Gral. Fuente-Alba, en 1973, antes del Golpe, participó en la SOA y demostró ser un alumno aventajado. Sigue siendo Jefe del Estado mayor y se permite empujar para que se tenga “complacencia” con los criminales de lesa humanidad. Es decir, no hicieron nada grave… y, por lo tanto asumen de que siguen teniendo, -porque lo auto-justifican- todo el poder y el apoyo como para hacer lo que se les antoje.

Los mejores “pensadores” de los medios de información, progresistas, pese a sus críticas, dedican un tiempo enorme a lo que es la “mecánica” o cuasi farándula electoral y de ese “apostar” a las carreras o del campeonato de fútbol que es lo único que se deja para análisis pseudo-político. Son pocos los que he leído o escuchado que van al grano de esta realidad inquietante. ¿Se nos escapa de las manos esta realidad? De los comentarios que he escuchado, (no he escuchado o leído todos, y no quiero decir que nadie piensa en estos problemas: escuché en Radio U de Chile a JPCárdenas, un comentario de PWalder en PF y otros de MCabieses, Alfredo Seguel y varios adicionales… pero no el unísono que deberíamos escuchar). No veo, de modo sistemático, el énfasis sobre que pasa con los poderes que controlan el país. Claro, el modelo busca estimular que se discuta electoralmente pero eso, también, lleva a olvidar, o a adormecer, la discusión política de “hacia donde vamos”. El golpismo no se ha ido. Está allí y sigue gobernando y en esta incertidumbre “electorera” miden como “resolver el problema para que nada cambie”. O muy poco. No es por que es un buen negocio que las grandes fortunas “moldean la opinión pública” controlando el grueso de la información. Previenen y justifican, cuando lo necesitan, la represión que quieren ocurra. El caso Luksic es central, emblemático: No solo tiene gran control de los medios y, al mismo tiempo, compra candidatos en todos los sectores. Usa sus medios, sus abogados y exige represión, como en Caimanes, cuando lo requiere. Pero hay otros. En las forestales, en energía, en el mar, etc. Y todos quieren que se siga con la mentalidad y acción de “Primero, los negocios, segundo los negocios, pero el como, poco importa. Los gringos dicen, “business is business” y con eso cubren la inmoralidad que todo eso implica.

Lo que nadie se atreve a hablar, por ahora, es que el Ejército, al seguir en su posición de sentirse impune, perfecto e infalible, nada dice y continúa buscando limpiarle la cara a todos sus jefes. Sea Pinochet, Cheire o Fuente-Alba. Y eso refleja de que podamos estar en un “paraíso sin salida”. La historia nos enseña de que eso lo hemos hecho antes. No veo las medidas concretas pero sí el que esto se discuta y se exijan definiciones de todos los posibles actores en el momento de que se perfilen cambios y oposiciones duras ante ellos. Ya se ha dicho y lo sabemos: Chile no es un país democrático sino autoritario. Y tienen experiencia en hacerlo. Que los tiempos hayan cambiado, por lo menos a nivel mundial (o latinoamericano, sabemos que el imperio y sus asociados no se oponen a los golpes, del tipo que les convenga).

Lo que inquieta es que las riquezas que se tienen por los sectores históricos hoy no son promesa sino realidad. ¿Hasta donde van a aceptar que se hagan cambios en que el fraude y la especulación pudieran dejar de ser controlados por ellos mismos? Es muy obvio que las grandes fortunas van a apoyar a Bachelet (aunque digan que otros a la Matthei… poco probable que sean eficientes). Pero, ¿cómo se traduce en la políticas de las decisiones mayores?

La discusión, me parece, debe también tocar los aspectos de que hace el gobierno si se llega a una Asamblea Constituyente que hace cambios reales, objetivos. No hacerlo es peligroso. Agradeceré sus comentarios.
José Venturelli

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