El otro plebiscito que perpetuó el modelo de la dictadura

Un plebiscito realizado en junio de 1989, a solo ocho meses del triunfo del "No", asentó una serie de reformas constitucionales en las que la Concertación cedió la posibilidad de tener mayoría en el Parlamento y aprobar una serie de leyes que democratizarían efectivamente al país. Para el sociólogo Felipe Portales, esto se explicaría por la concordancia ideológica de la Concertación con el modelo económico de la derecha, algo que se sostiene hasta el día de hoy.

Un plebiscito realizado en junio de 1989, a solo ocho meses del triunfo del "No", asentó una serie de reformas constitucionales en las que la Concertación cedió la posibilidad de tener mayoría en el Parlamento y aprobar una serie de leyes que democratizarían efectivamente al país. Para el sociólogo Felipe Portales, esto se explicaría por la concordancia ideológica de la Concertación con el modelo económico de la derecha, algo que se sostiene hasta el día de hoy.

“Faltando menos de dos semanas para el plebiscito de las “54 reformas constitucionales”, la desinformación y la confusión acerca de su significado marcan la percepción del acontecimiento tanto en Chile como en el extranjero. Según se desprende de diferentes encuestas periodísticas publicadas en los últimos días, una gran cantidad de chilenos continúa sin entender qué es lo que está en juego con las reformas. El bombardeo de spots televisivos sobre la materia aún no logra hacer comprensible al gran público cómo actores que estuvieron en posiciones tan disímiles en octubre pasado hoy coinciden en llamar a votar “apruebo” el 30 de julio (…)”. Revista Apsi, 17 al 23 de julio de 1989.

Apenas realizado el Plebiscito del 5 de octubre de 1988, en el cual el triunfo del “No” puso fin a 17 años de dictadura, la Concertación se sentó a negociar con la cúpula militar y la derecha un “acuerdo Nacional por la Democracia y el consenso constitucional”, con el objetivo de generar reformas a la Constitución de 1980.

En mayo de 1989, Augusto Pinochet presentó en cadena nacional el proyecto definitivo de 54 reformas a la Constitución, que contó con la aprobación unánime de la Concertación. Todos los partidos políticos llamaron a votar “Sí” en el plebiscito pactado para el 30 de julio de 1989 y solo una facción conocida como el Partido Socialista Chileno (de tendencia Nacional Socialista) y el Partido del Sur manifestaron su rechazo a la reforma, mientras que el MIR y el Partido Comunista llamaron a anular el voto.

Luego de una rápida campaña comunicacional y pese a la desinformación generalizada, el paquete de reformas fue aprobado por un 93.7% de los votos. ¿Pero qué fue lo que se aprobó, en un plebiscito del que pocos saben o recuerdan? Entre otros asuntos, la Concertación renunció a la mayoría legislativa parlamentaria que le aseguraba la Constitución del 80, al aceptar elevar los quórums para las leyes simples a la mayoría absoluta de los miembros presentes en ambas Cámaras, manteniendo los senadores designados.

De esta manera, todos los cambios económicos y sociales que la Concertación se ha excusado de hacer desde que llegó al poder en marzo de 1990, por no tener mayoría en el Parlamento, se explicarían en el pacto aprobado y promulgado por el mismo grupo político.

Para el sociólogo y académico Luis Felipe Portales, esto solo se explica por la tesis enunciada por el  teórico de la transición, Edgardo Boeninger (DC), en su libro Democracia en Chile: Lecciones para la Gobernabilidad, donde éste reconoce que, a fines de los 80, el liderazgo de la Concertación había llegado a una “convergencia” con el pensamiento económico de la derecha.

“El liderazgo de la Concertación había experimentado a fines de los 80 un viraje en su pensamiento económico que lo había llevado a una convergencia con la derecha, convergencia que políticamente no estaba en condiciones de reconocer. Con esa frase simplemente uno puede llegar al corazón de la cuestión, que es que el liderazgo de la Concertación modificó completamente su pensamiento, era un liderazgo que había modificado sus puntos de vista en materia económica y social, pero que políticamente no podía reconocerlo porque sus bases no habían experimentado ese cambio y se iban a resentir profundamente”, evidencia Portales.

Si bien quienes lideraban la Concertación en los inicios de la transición a la democracia han justificado su inoperancia política por el “miedo” que las Fuerzas Armadas y el dictador aún despertaban en esa época, para el profesor Portales esta explicación es “absurda”, debido a que los intentos por volver a un régimen dictatorial ya habían sido desestimados.

“El temor puede inducir a muchas cosas pero no a entregarle el poder al adversario al que temes. Y menos todavía en el caso de mediados del 89, si ya Pinochet en la noche del 5 de octubre trató de hacer algo, incluso un golpe, y tuvo el rechazo total de la derecha política, la derecha económica y las ramas de las Fuerzas Armadas, con menor razón a mediados del 89 iba a tener la fuerza para hacer un golpe de Estado porque la Concertación no aceptaba cambiar su propia constitución”, explica.

Para el académico, la comodidad con el modelo que los líderes de la Concertación experimentaron en los albores de la transición continúa hasta ahora, por lo que nada asegura que en el futuro puedan dar paso a las reformas a las que se han negado durante más de dos décadas.

“Hemos vivido en un brutal engaño en estos más de 20 años por parte del liderazgo de la Concertación, un brutal engaño en que ellos se siguen tratando de presentar como centroizquierdistas pero han sido de derecha, han sido claramente de derecha. Pruebas hay numerosísimas, el tema es el control comunicacional que se tiene. Obviamente al liderazgo de la Concertación no le va a convenir para nada desnudar esto y a la derecha tampoco, si la derecha ha sido la más beneficiada con esta conversión. No le interesa a El Mercurio, a La Tercera estar poniendo el dedo en la llaga”, acusa.

Así, en lugar de aprovechar el triunfo del 5 de octubre de 1988 para avanzar hacia la democratización del país y la sustitución del modelo neoliberal, con las reformas aprobadas ocho meses más tarde, el 30 de julio de 1989, el liderazgo de la Concertación se acomodó al legado de la dictadura.





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