“Potenciar una alianza público, privada”, “reestablecer las confianzas”, “despejar incertidumbres” esas son las ideas fuerza que más se repitieron al término de las reuniones que sostuvo el ministro de Hacienda, Alberto Arenas con los empresarios y que muestran un cambio en el discurso que el Ejecutivo había tenido con este sector.
Ya casi nadie se acuerda de la “retroexcavadora” que en su momento amenazaba con pasar por encima una serie de reformas estructurales que poco a poco comenzaron a ceder a la antigua política de los acuerdos.
Ahora lo que se habla es del consenso, del trabajo en conjunto y el empresariado, que a comienzos de esta administración observaba con incertidumbre la instalación del nuevo Gobierno, hoy aparece más fortalecido y con mayor poder de decisión que hace algunos meses.
Su aliado, la desaceleración económica, estancamiento que se ha venido registrando desde fines del año pasado y que, si bien en un momento se auguraba una reactivación para el último trimestre de este año, al parecer, el proceso de contracción se prolongará por lo menos a la primera mitad de 2015.
De hecho, hasta el propio ministro de Hacienda reconoció que para este año el crecimiento estará bajo el 2,5%, pese a que hace algunos días se mostraba “optimista” e insistía en que la expansión se mantendría en torno al 3%.
Todo este escenario a pocas semanas de que debiesen ser ingresadas al parlamento las iniciativas que comprenderán la Reforma al Sistema Laboral, una de las promesas de campaña de Michelle Bachelet y que no es vista con buenos ojos desde el empresariado.
Para el diputado PPD y presidente de la comisión de Trabajo de la cámara baja, el Gobierno debe cumplir con lo prometido en el programa y respetar lo acordado con los trabajadores.
El parlamentario descartó, además, que el ministro de Hacienda haya suavizado su discurso frente a los empresarios, “yo creo que el ministro de hacienda está haciendo lo que le corresponde hacer, nadie puede negar que los empresario son un actor principal en el crecimiento del país, por lo tanto acercarse a ellos, conversar con ellos no creo que sea una señal de debilidad”, señaló Jimenez.
Para Segundo Steilen, presidente de la Unión Nacional de Trabajadores, UNT, sería una mala señal, si el Gobierno modifica lo propuesto a los trabajadores.
“Aquí a quien van a traicionar, en primer lugar, si no cumplen lo prometido es al arte de la política, la Presidenta se comprometió a presentar reformas que vayan en pos de solucionar los problemas de fondo, hoy en Chile se habla más de paros que de huelgas legales y esto es porque los gobiernos no han hecho nada por cambiar la situación. Si no se cumple lo prometido tendremos que movilizarnos”, advierte Steilen.
Por su parte, desde la CUT, lo importante es lo comprometido por el Ejecutivo, por sobre las señales que se han entregado en los últimos días, como sostiene el dirigente de la multisindical, Nolberto Díaz “a mí no me preocupa el tono del ministro de Hacienda, ni el tono de ningún ministro, a nosotros lo que nos preocupa es que la primera semana de octubre se presente una reforma laboral profunda”, señala Díaz y agrega que “los tonos no nos interesan tanto como las voluntades y hasta el momento la voluntad es que la reforma va”.
Dentro de los empresarios que ayer insistieron en la necesidad de “reestablecer las confianzas” está el presidente de la Sofofa, Hermann Von Mühlenbrock, que ha sido muy crítico de las reformas planteadas por el Ejecutivo.
“Los retrasos y obstaculización de proyectos industriales y energéticos han sido un escollo más que ha afectado el desarrollo del sector manufacturero, tal como señalamos hace un tiempo, uno de los elementos que está detrás del problema, es que en nuestro país se ha instalado una verdadera industria de la obstrucción, cuyos instigadores buscan paralizar cualquier proyecto de inversión bajo diversos pretextos, utilizando todos los medios disponibles, ya sean comunicacionales, judiciales, administrativos o de agitación social”, afirmó el empresario en su momento, cuando se discutía la Reforma Tributaria.
Se espera que la reforma al sistema laboral ingrese al parlamento la primera semana de octubre, aunque no se descarta que debido al escenario de desaceleración se postergue al mes de noviembre.