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Año XVI, 29 de marzo de 2024


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El debut de un nuevo proceso

La Selección Chilena debutó ayer con su nuevo técnico en un partido peleado y poco amistoso ante un conglomerado sueco ya clasificado para el mundial de Rusia. El debut de Reinaldo Rueda nos hizo recordar lo bueno y mostró lo que viene para el equipo al mando del colombiano nacionalizado hondureño.

Francisco Cárdenas

  Domingo 25 de marzo 2018 8:54 hrs. 
la rojaaaaa

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La nueva etapa selectiva a cargo del entrenador colombiano Reinaldo Rueda tuvo su debut en Estocolmo frente al equipo local. En un partido peleado y poco amistoso, los chilenos superaron a los suecos por 2 goles contra 1. El trámite del partido permitió ver algunas apuestas tácticas novedosas y la elección de los nombres también marca diferencias con lo hecho anteriormente.

En el arco, Johnny Herrera tuvo un correcto partido. Ordenó bien a la defensa y manejó con criterio el tiempo de juego brindando tranquilidad en la construcción inicial. A diferencia de cuando juega Claudio Bravo, Herrera lanzó pelotas largas con mucho mayor frecuencia y esos pelotazos no siempre favorecieron a los chilenos que en ataque, eran bastante más bajos que sus rivales. Sin embargo,  esa decisión puede ser atribuible a las condiciones individuales de cada arquero y no ha una situación marcada y solicitada directamente desde la banca.

La defensa de cuatro hombres jugó un correcto partido aunque no fue demasiado exigida durante los noventa minutos. En las laterales Mauricio Isla y Jean Beausejour demostraron que siguen estando a gran nivel y que mantienen el deseo de seguir peleando su titularidad en el equipo. Ambos cumplieron en la marca y fueron agentes ofensivos permanente por sus costados. La dupla de centrales de Enzo Rocco y Guillermo Maripán estuvo atenta y sincronizada para detener los débiles embates suecos. Por arriba se impusieron en casi todos los enfrentamientos aéreos en su sector, lo cual parece darle la razón al nuevo entrenador que los eligió justamente por su altura. Sin embargo en la salida no fueron apretados ni exigidos por lo que es difícil emitir una opinión definitiva respecto a su desempeño futuro. Habrá que verlos ante rivales de mayor jerarquía y ver si lo de este partido puede ser sostenido contra propuestas ofensivamente más arriesgadas y contra jugadores de mayor nivel. Por ejemplo, en el gol del empate la defensa tuvo poca respuesta y se vio lenta ante los toques precisos de los suecos. Quizá haya que poner más atención al modo y definitivamente manejar mejor el marcador a favor.

En medio campo, Chile apostó a la dupla de Charles Aránguiz y Pablo Hernández para contener y ordenar la salida. Aquí tampoco hubo grandes cambios y el entendimiento entre ambos jugadores fue efectivo. Sin destacar mucho en la fase ofensiva del juego, la dupla de contención trabajó sólidamente para destruir los intentos rivales y siempre procuró jugar el balón con acierto y cercanía. Junto a ellos, pero con total libertad de movimiento hacia el ataque, Arturo Vidal entregó el derroche físico, la presencia y el talento acostumbrados. Fue el de mayor nivel individual y el más vistoso para el espectáculo. Buen partido del hombre del Bayern de Múnich que además puso, con un golazo, el 1 a 0 inicial. El medio campo ha sido clave para imponer condiciones de juego y para cortar oportunamente los intentos rivales.

En ofensiva, el tridente conformado por Ángelo Sagal, Eduardo Vargas y Alexis Sánchez tuvo un difícil y duro enfrentamiento. La defensa sueca, muy alta y fuerte, obligaba a un esfuerzo físico enorme. Ese constante desgaste fue mermando a los chilenos y fue quitándoles precisión en la zona importante. El partido fue de mucho contacto y el arbitraje exageradamente permisivo, lo cual dificultó la creación y la asociación intentada permanentemente por los chilenos. Los suecos por momentos se defendían hasta con siete jugadores dentro del área propia por lo que había reducidos espacios y eso limitó las opciones reales de gol. No estuvieron particularmente iluminados pero mostraron mucho compromiso y sacrificio y cuando todo se complica esa es la mejor manera de resolverlo. Pese a las dificultades mencionadas, la actitud de lucha y presión se mantuvieron vivas y en innumerables ocasiones los chilenos recuperaron el balón bien lejos de su campo.

Otro punto destacable fue el ingreso de los jugadores de cambio. Nicolás Castillo, Diego Valdés, Marcos Bolados y Paulo Díaz, entraron con muchas ganas a pelear todas las pelotas. Pese a los pocos minutos jugados, esa actitud favoreció la recuperación más adelantada y renovó el esfuerzo de presión colectiva. No en vano al final y en una jugada con mucha gente en posiciones de ataque, Bolados consiguió el gol de la victoria. Los equipos se hacen también con los que no juegan o juegan poco y la buena disposición de ellos es fundamental para el éxito de cualquier proyecto.

Por otra parte la ausencia de Claudio Bravo remeció el inicio y dejó muchas cosas pendientes. Futbolísticamente Chile no puede darse el lujo de perderlo como jugador. Bravo ha demostrado ser un profesional responsable y altamente capacitado. Por algo ha jugado en el Barcelona y en el Manchester City y además ha sido el capitán del equipo en los mayores triunfos de nuestra historia, lo que no es menor. Seguramente equivocó la forma y el momento pero no el fondo. La selección chilena (los jugadores) se ganó el derecho de estar a la altura de las mejores selecciones del mundo. Ellos lo lograron en la cancha y ahora es responsabilidad de los dirigentes proveer la infraestructura y los equipos humanos necesarios para mantenerse a ese nivel. Según lo declarado por el arquero, eso no ha sucedido.

Es muy extraño que en el fútbol actual, un entrenador competitivo no tenga un equipo completo de profesionales del más alto nivel. Reinaldo Rueda debió evaluar lo que se ofrecía en Chile y garantizar la presencia de un entrenador de arqueros de excelencia. Esa sería su responsabilidad. Bravo puede opinar y decir abiertamente sus preferencias pero de ninguna manera puede estar en sus manos la contratación de ningún funcionario de la selección nacional. Esa es labor exclusiva del cuerpo técnico y los dirigentes de la Federación. Entonces, ojalá se enfríen las cosas y todos los sectores asuman con madurez su responsabilidad. Sólo de ese modo encontrarán una solución que favorezca el bien de todos y retorne la calma necesaria para trabajar y mejorar.

Fue un debut con memoria (de lo bueno) y atisbos de lo nuevo. Ya aparecieron otros nombres y con ellos la propuesta siguió siendo ofensiva e intensa. Chile ganó y volvió a jugar bien y eso nos va quitando la tristeza de no estar en el mundial. Ahora viene Dinamarca, otra selección mundialista y otro atractivo desafío. “La Selección de Rueda” inició con el pie derecho un largo camino y todos esperamos que siga por esa misma senda.

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