En el Hogar de Cristo la situación es crítica. Con más de 35 mil beneficiarios al año, más de 300 programas sociales a lo largo del país y un presupuesto escaso, que ellos mismo han calificado como “un acto de fe”, la labor de protección y acompañamiento que cumple la fundación con los grupos más vulnerables, se ha tornado a lo menos complicada.
Así lo explicó el director social nacional del Hogar de Cristo, Paulo Egenau quien, en el contexto del adelantamiento del Plan Invierno, conversó con Diario y Radio Universidad de Chile respecto de las dificultades que ha generado la pandemia del coronavirus para el cumplimiento de su importante rol social.
Lo más grave, sostuvo Egenau, el potente déficit al que se ven enfrentados para los próximos meses, dado principalmente por la recesión económica que afecta al mundo y la fuerte inversión que han tenido que hacer para adaptar hogares de acogida, fortalecer los programas sociales y darle mayor protección a la población de riesgo. “Nosotros dependemos en una medida muy importante de nuestras socias y socios, además de algunas donaciones de empresas y de algunas familias cercanas, que han permitido que el Hogar de Cristo permanezca haciendo lo que hace por más de 76 años en la historia de este país”, explicó Egenau.
“La verdad es que nunca habíamos vivido una situación como esta, golpea de manera muy directa al núcleo más frágil de las personas con las que trabajamos en el Hogar y esperamos seguir contando con el compromiso característico de las personas que forman parte de este movimiento social“, añadió.
Consultado por la gravedad de la situación, el director social del Hogar de Cristo advirtió que, considerando todos los gastos extraordinarios en temas de traslado, funcionamiento de las hospederías -que pasan de atender sólo de noche a ser 24/7-, entre otros, el déficit podría alcanzar los 3.000 millones de pesos para junio.
“Tenemos un problema que es muy serio. Considerando una serie de gastos que no estaban considerados en el presupuesto social original, vamos a tener un déficit superior a los 3.000 millones de pesos de aquí al mes de junio y eso para una institución como la nuestra es brutal. ¿Estamos preocupados? Qué duda cabe, porque este es un golpe extraordinariamente complejo“, lamentó el director social del Hogar de Cristo.
Falta de EPP, un problema transversal
A nivel interno, en la fundación han intentado velar por la protección de los beneficiarios que componen los diferentes programas sociales pero, sobre todo, por la protección de las trabajadoras y trabajadores de la salud que cumplen funciones en los distintos centros.
Actualmente, son más de 1.500 funcionarios de la salud los que componen las filas del Hogar de Cristo y, según detalló Egenau, la principal dificultad ha estado en asegurar para ellos la disponibilidad de los apetecidos Elementos de Protección Personal (EPP), pero también el que éstos cumplan con los protocolos sanitarios establecidos por las autoridades.
En concreto, con 1.524 trabajadores y trabajadoras de la salud, desde el Hogar de Cristo detallaron que, para cumplir con los protocolos establecidos por las autoridades sanitarias, los requerimientos de la fundación en términos de elementos de auto-cuidado son de 240 mil mascarillas desechables al mes, aproximadamente 140 mil guantes de examen desechables al mes, alrededor de 3 mil contenedores de alcohol gel, 45 mil trajes de aislamiento desechables y alrededor de 9 mil visores desechables. “Eso es lo que nosotros hemos calculado en base a los estándares exigidos por los protocolos que surgen de la autoridad sanitaria para la correcta ejecución de los programas que tenemos la responsabilidad de gestionar“, indicó Egenau.
En ese sentido, el director del Hogar de Cristo explicó que, pese a que han recibido donaciones de distintas agrupaciones, muchas veces éstas no cumplen con los requisitos definidos. “La realidad nuestra es que todavía no contamos con los elementos de auto-cuidado ni en cantidad ni en calidad suficiente“, advirtió Egenau.
“Estos son 144 programas a nivel nacional, entonces a veces hay algunos que no tienen guantes y otros que no tienen mascarillas, otros que tienen mascarillas, pero no tienen guantes y otros tienen los dos pero las mascarillas son hechizas y no cumplen con los estándares que debiéramos cumplir“, explicó. “Pero esa también es la realidad mundial y esperamos que en las próximas semanas podamos regularizar por lo menos estos estándares de cuidado mínimo que son tan fundamentales”, añadió el director social del Hogar de Cristo.
Ante esta situación, en la fundación han iniciado conversaciones con la Central de Abastecimiento de los Servicios de Salud (CENABAST) para generar una colaboración con el organismo, con el objetivo de utilizar la capacidad logística y operativa en pos de una adquisición más óptima y eficiente de los elementos de protección personal.
“No lo hemos hecho bien”
Consultado por las lecciones que podría dejar para la sociedad la crisis derivada de la pandemia del COVID-19, Egenau señaló que ésta es justamente la gran pregunta que debe hacerse toda la sociedad en momentos como este.
Para él, ningún país estaba preparado para una crisis de estas características y magnitud, pero aclaró que en el nuestro la situación es especialmente complicada porque las cosas ‘no se han hecho del todo bien’. “Creo que la gran reflexión -evidentemente dentro de muchas- es que tenemos que avanzar en políticas serias, en políticas promocionales, preventivas, de calidad y financiadas permanentemente, con perspectiva de inclusión social, para estas personas que hoy día nos preocupan, fundamentalmente, por el riesgo en que se encuentran”, reflexionó.
“¿Nos pilla bien? No, no nos pilla bien, porque la verdad es que no lo hemos hecho bien como país. Desde siempre, este no es un tema ni de este gobierno, ni del anterior, ni del anterior. Estas tienden a ser poblaciones relativamente invisibilizadas que no votan, no se organizan y no generan colectivos que les permitan visibilizar sus problemas y sus dificultades”, señaló Egenau.
Pero no todo son malas noticias para el Hogar de Cristo. Con el adelantamiento del Plan Invierno -que fue lanzado el día de ayer, un mes antes de lo pronosticado-, también se adelantan recursos muy valiosos para la fundación. El director social nacional explicó que de un presupuesto normal de aproximadamente 4.600 millones de pesos que había originalmente para el Plan Invierno, con las nuevas medidas implementadas de rutas de calle COVID extraordinarias y la apertura de distintos albergues de emergencia, el presupuesto prácticamente se duplica este año y alcanza los 9.400 millones.
“Hemos tenido conversaciones permanentes con el Estado, respecto de la sub-atención que se va a generar en distintos programas que en este minuto, producto de las determinaciones de las autoridades de Salud, tienen su funcionamiento suspendido. La sub-atención podría generar un gran déficit de ingresos comprometidos a través de las subvenciones por parte del Estado, porque se mantienen los gastos fijos sobre todo en el ámbito de remuneraciones, mantención de infraestructura, entre otros”, explicó Egenau respecto de las tratativas que se están haciendo con la administración central para paliar el déficit.
“Entonces, ¿estamos preocupados? Sí, estamos muy preocupados. Sin embargo, tenemos la confianza de que con el apoyo y el respaldo de toda esta multiplicidad de personas y instituciones vamos a poder salir adelante. Tenemos la convicción de que sí, ha sido históricamente así y en los momentos de mayor fragilidad también ha sido así“, finalizó el director social del Hogar de Cristo.
Foto en portada: Hogar de Cristo.