Sorpresa generó en el mapa político el resultado de la encuesta Pulso Ciudadano que situó al candidato presidencial José Antonio Kast en el segundo lugar de las preferencias (16,3%), superando a la carta de Chile Podemos Más, Sebastián Sichel (7,5%), y ubicándolo detrás del abanderado de Apruebo Dignidad, Gabriel Boric (21,3%)
Un panorama al que le siguió el último sondeo de Cadem, que posicionó el pasado 17 de octubre al presidenciable de extrema derecha por primera vez liderando la intención de voto, luego que el 21% de los encuestados le otorgaran su respaldo.
“Con la misma humildad de siempre, invito a partidarios y adherentes a trabajar con más fuerza y convicción ¡No hemos ganado nada! Las encuestas suben y bajan, lo importante es pasar a segunda vuelta y enfrentar el mal proyecto político, económico y social de Gabriel Boric!”, fue la respuesta del abanderado en su cuenta de Twitter tras conocerse la información.
Pese a los cuestionamientos respecto a la veracidad de las encuestas en este último tiempo, lo cierto es que algunos especialistas coincidieron que esta alza en el factor Kast se debería a un debilitamiento de la democracia y las instituciones, en un caso que recuerda las experiencias de Estados Unidos, con Donald Trump, Jair Bolsonaro en Brasil y Mauricio Macri en Argentina.
Bajo ese contexto, el sociólogo y analista político brasileño, Emir Sader, en conversación con Radio Universidad de Chile, realizó un paralelo de lo que está sucediendo en el país y el escenario latinoamericano para explicar este fenómeno y sus eventuales efectos en la realidad nacional.
Así, mencionó que esta situación se debe a que “por una parte hay una crisis de la derecha tradicional que no ha aparecido como alternativa. Ha mantenido un modelo neoliberal, basta ver lo que ha significado la Concertación en Chile, que mantuvo no solo herencias del Pinochetismo, sino sobre todo el modelo neoliberal, lo cual ha significado que sus bases de apoyo no han encontrado en ellos legitimidad. Una parte se ha radicalizado a la derecha y otra ha tomado posición más progresista de izquierda” y agregó que “yo creo que la extrema derecha en América Latina había sido algo, más o menos, folclórico, sectario, aislado, pero ahora tengo la impresión de que vino para quedarse”.
En ese sentido, afirmó que este no es un tema solo de Chile, sino que se ha visto también en Brasil y Argentina “la ascensión de una candidatura de extrema derecha que ya tiene espacio cuando antes no lo tenía. Creo que vinieron para quedarse por el clima de radicalización internacional también de la derecha. Lo que ha significado Donald Trump, etc, y la nueva agenda que ellos tienen que no es democrática”.
De manera que señaló que “ya no son golpes militares, sino es corromper la democracia desde adentro, lo que ha pasado en Brasil, ha pasado en Bolivia, de alguna manera”, agregando que también esto estaría pasando en Chile.
De todos modos, el sociólogo destacó que pese a la supuesta victoria que podría tener esta tendencia en principio, la experiencia internacional apunta a un “estrepitoso fracaso, porque ella mantiene su modelo neoliberal. Ese modelo no tiene políticas para las amplias capas populares de la población, privilegia el capital especulativo, los bancos privados, no tiene políticas sociales. Entonces, son vueltas muy efímeras”.
De hecho, para explicar esta situación Sader aludió a un reciente artículo denominado “A gangorra latinoamericana”, en la que mencionó que “parece que hay un columpio, un balancín que va y vuelve, pero no es así porque cuando vuelve, la izquierda regresa con políticas mucho más substanciales que conquistan apoyos. Por ejemplo, el caso de México, de Argentina hay que ver si la gente quiere que vuelva Macri o no. En Bolivia volvió enseguida el MAS en primera vuelta, que ganó las elecciones. En Brasil el favor hacia Lula es muy claro”.
“Entonces, hay una tendencia entre idas y vueltas, una tendencia que favorece a gobiernos anti neoliberales, progresistas, de izquierda en América Latina”, aseveró.
Sin embargo, advirtió que una de los desafíos de la izquierda tiene que ver en cómo ésta puede conseguir una victoria sin hegemonía ideológica.
En esa línea, Emir Sader afirmó que “claro que ellos (la derecha) pueden volver, si aprovechan el clima internacional que sigue siendo hegemónicamente liberal. Siguen contando con gran parte de los medios de comunicación, con gran parte del empresariado”.
América Latina, el continente más desigual del mundo
Recogiendo parte de sus impresiones del artículo “Vitoria política e derrota ideológica da esquerda”, detalló que “las victorias de la izquierda han sido basadas en la prioridad de lo social, que es fundamental, América Latina es el continente más desigual del mundo. Entonces, un gobierno que tiene sensibilidad tiene que priorizar políticas sociales, pero no hemos logrado cambiar la formación de la opinión pública. El consenso general sigue siendo neoliberal, sigue siendo anti Estado, anti política, muy consumista, muy individualista, etc”.
Por lo que, aterrizando análisis a la realidad nacional, apuntó que “esa descalificación del Estado es inherente al neoliberalismo, promoviendo la centralidad del mercado y este fenómeno de Kast en Chile, que es tradicionalmente político, pero aparece como si fuera contra la política”.
Con todo, Sader consideró que de llegar el abanderado del Partido Republicano a La Moneda “no creo que tenga apoyo de otros sectores. Tengo la impresión que los sectores de centro, con el fantasma y el riesgo que significa para la democracia, tenderían a aglutinarse en torno a la candidatura de Gabriel Boric. Tengo esperanzas de que sea así”.
En cuanto a los factores que inciden en el surgimiento de tendencias de extrema derecha, el analista sostuvo que “hubo varias conquistas culturales, políticas, muy progresistas en América Latina en los últimos períodos, pero quedó en los sectores más recalcitrantemente derechistas una especie de rencor, de venganza en contra de temas de los derechos de las minorías, de las mujeres, los negros, los indígenas y esa gente parece que viene a reivindicar eso que hace mucho tiempo (Richard) Nixon llamaba ‘mayorías silenciosas’, como si fuera una mayoría que no se manifiesta y que encontró en esos movimientos una revancha de su lado conservador, cosa que no tenían coraje de expresar públicamente”.
“La democracia tiene que atender a las necesidades y valores de la gente, consolidarlos, encontrar medios de participación popular mucho más directa de la que ha existido hasta ahora. Por eso tengo mucha esperanza en lo de Chile, porque va a elegir su presidente para el proceso de nueva Constitución, que está teniendo avances muy progresistas y positivos”, concluyó.