En conversación con la primera edición de Radioanálisis, la socióloga y académica de la Universidad de Chile, María Emilia Tijoux, se refirió a la relación que existe entre los discursos totalitarios y la migración, en particular respecto de los dichos racistas y de odio que han marcado las campañas políticas que se han desarrollado en el país durante 2021.
Consultada respecto de la construcción de discursos racistas con fines electorales, la profesora Tijoux sostuvo que “esta construcción comenzó hace mucho tiempo, hoy estamos viendo una parte de sus resultados, o sea, el hecho que no haya habido una política migratoria que considera a la persona como digna, es decir que tenga acceso a los derechos que tiene cualquier ser humano, el hecho de haber planificado una mirada nacional contra la migración, en lugar de comprensiva hacia la migración, lentamente fueron aumentando en distintos gobierno, pero sobre todo en el actual, esta mirada negativa para colocar a la migración y sus protagonistas en un lugar negativo”.
En esa línea, la socióloga agregó que “esa construcción, yo creo que terminó de una manera muy radical cuando se declaró a la migración como un problema y no como un fenómeno social y se declaró además que había que “ordenar la casa” y “ordenar la casa” implica sacar de la casa a quienes no se quiere tener como huesped, implica seleccionar, implica clasificar y, por lo tanto, en un sentimiento y con acciones que tienen carácter racista, colocar al mundo chileno por encima de cualquier persona migrante que haya llegado de alguno de los siete países de donde provienen principalmente la población migrante de nuestra región”.
Respecto de la responsabilidad política de las autoridades en estos climas que se van creando, María Emilia Tijoux afirmó que “estando en el siglo XXI, supuestamente con tantos avances en muchas materias, es hora ya de que pensemos que en el mundo la gente se traslada de muchos lados a muchos lados y que los desplazamientos de personas tienen que ver con las crisis de los propios países que dan lugar a esas crisis y las responsabilidades de las autoridades es de tener una mirada holística, más amplia y saber que Chile se presentó como un país económicamente seguro, como un país políticamente grande, que ofrecía trabajo y, sin duda, muchos vecinos y vecinas vinieron buscando trabajo y salir de sus urgencias”.
Por lo mismo, la socióloga agrega que “yo creo que la cuestión de acceso a derecho tiene que estudiarse muy bien. No puede ser que hoy haya tanta dificultad para que los niños hijos de migrantes accedan a la salud pública, a la educación en el norte o en la región Metropolitana. Si bien la comunidad peruana pasó por muchos momentos de mucho sufrimiento social a causa del racismo en Chile, nunca logran ser integrados completamente, o sea, son casi chilenos y eso no tiene que ver con la migración sino que con el modo en que lo nacional se ha incrustado en nuestra manera de pensar con determinadas características”.
La profesora Tijoux recalcó que “hay que ver qué es lo que ocurre cuando ese nacionalismo va más allá de un carnet de identidad, entonces, cuando una persona migrante no posee papeles, está desprovisto del acceso al derecho de tener un papel de identidad, queda fuera de la posibilidad de aceptación y tiene que arreglárselas como pueda para poder conseguir el dinero para alimentar a su familia y ayudar a los suyos. Entonces, estamos frente a una situación que hace suponer que el ser chileno nos hace superiores y aquí efectivamente hablamos de racismo cuando consideramos que otra persona, nuestro vecino o la persona que vive en el país al que vamos de vacaciones, sea considerado inferior por el hecho de ser migrante”.
Sobre el momento en que estas consideraciones pasan a ser extremas, María Emilia Tijoux señaló que “es un proceso donde cada paso que se va dando está pensado racionalmente, porque entendamos que el fascismo implica lo que se ha denominado las ‘pasiones movilizadoras’ qué es lo que moviliza a la nación en contra de las personas que llegan de afuera, primero que busca una suerte de integración de una comunidad supuestamente pura, que sería la comunidad chilena, pura, porque así se consideró desde el establecimiento del Estado-Nación chileno, como un país homogéneo, entonces, efectivamente una de estas ‘pasiones movilizadoras’ es buscar lo nacional como fundamental”.
La socióloga recalcó en la idea de “subordinar y colocar al individuo bajo la colectividad, es decir, lo colectivo, lo general, lo nacional, es lo que importa. Todo lo que ocurre al interior tiene que subordinarse a esa colectividad, por lo tanto, acá hay un trabajo con las emociones, con el hecho de sentirse chileno o chilena por sobre todo y sentirse propietario de un modo de ser y una manera de pensar y que tiene que ser una manera de pensar ‘sencilla’, que no se complique (…) Esto es extremadamente peligroso, porque esta primacía del grupo hace que el grupo, o en este caso la nación, siempre sea víctima de alguien que la está dañando y esas personas que están causando el daño pueden ser migrantes, comunidades LGBTI, los grupos de jóvenes, pueblos originarios, entonces ante ese miedo de que se ‘puede echar a perder el grupo’ lo que se pide es mano dura”.
En ese sentido, la académica afirmó que “por eso tiene que haber una propaganda que funcione para movilizar esto, que propague esta idea de ‘amigo’ o ‘enemigo’. Independiente de lo que ocurra este domingo estamos frente a un peligro bien grave que es este peligro del ‘amigo’ o ‘enemigo’, un sentimiento nacionalista que es extremadamente peligroso”.
Finalmente, la académica señaló que “hay que ir a buscar de dónde viene eso, de dónde viene ese deseo de aniquilar al otro y tiene que ver con este interés por lo colectivo, por la nación, versus aquello que a lo mejor me han enseñado desde pequeño que es preocuparme por el otro. En ese sentido, no hay que olvidar que el fascismo hinca sus garras en el mundo popular, porque se le ha tenido condenado a trabajos extremos, una vida dura, dificultades familiares, sin acceso a la salud, entonces, cuando las personas se ven enfrentados a este ‘otro’ que viene, supuestamente, a robarles algo, no cabe la menor duda que pueda estar de acuerdo con cualquier cosa que frene la llegada, expulsar o hacer desaparecer a los migrantes”.