El ingeniero comercial, doctor en Economía y académico Facultad de Economía y Negocios de la U. de Chile, Guillermo Larraín, sostuvo que el texto emanado desde el Consejo Constitucional presenta propuestas tanto negativas como positivas en materia económica.
En conversación con la primera edición de Radioanálisis, el economista sostuvo que “lo más importante de una constitución es que fije los procedimientos mediante el cual se toman las decisiones, para que luego la democracia pueda operar sin ambigüedades respecto del procedimiento y que se pueda concentrar su discusión sobre los temas de fondo”.
Sobre la propuesta actual, Larraín declaró que “el gran problema que tiene esta Constitución que se va a someter a plebiscito en diciembre, como la tuvo también el proyecto de la Convención (Constitucional), es que entra en un nivel de detalle que son absurdos, excesivos, porque justamente lo que hacen es que están anticipando debates que tiene que ir tomando la democracia, no solo ahora”.
“El problema es en 20 años más, porque la Constitución tiene que regir dentro de 20 y 40 años. Entonces, sobreponer objetivos hoy a lo que van a pensar los legisladores dentro de 20 años es muy complejo y, por eso, que lo más esencial tiene que ver con temas de procedimientos y algunas definiciones muy grandes de objetivos pero se ha entrado en tal nivel de detalle que complejizan el funcionamiento de la democracia para adelante y eso es una crítica a los dos procesos que hemos vivido”, sostuvo.
En relación al contenido del borrador constitucional que impactan en el escenario económico, Larraín dijo “esta propuesta tiene algunas mejoras que son importantes desde la perspectiva de la gobernabilidad: genera un incentivo a que haya menos partidos políticos y eso creo que es bueno porque un Congreso como el actual donde tenemos 20 y tantos partidos representados es ingobernable, no solo para este gobierno sino para cualquier que siga”.
“Lo segundo es que también genera mayor disciplina al interior de los partidos, cosa que es importante porque no son un club de fútbol o social, es una entidad que tiene que pensar el país y tomar decisiones y actuar de forma coordinada”, añadió.
No obstante, sobre las afirmaciones que el término del proceso es bueno para la estabilidad del país, el economista dijo que “el problema es que los procesos no se cierran solo porque haya una votación, el proceso se cierra cuando se resuelve el problema que se generó en el origen. En caso de que ganara el ‘a favor’ se cierra el proceso en el sentido de que hay una nueva Constitución que no tiene ningún vicio de legitimidad, que puede que no nos guste a algunos, pero no tiene ese problema”.
“Si llegara a ganar el ‘En Contra’ yo creo que tenemos que hacer un ejercicio también de cierre y creo que acá el mundo político tiene que tomar ciertas decisiones, yo soy partidario de que aún cuando se rechazara esta propuesta hay que dar por cerrada la discusión de legitimidad del texto vigente porque ha sufrido muchos cambios, porque el país ya se embarcó en dos procesos grandes de transformación global de la Constitución”, expuso.
Sobre si este texto proyecta la reducción de la desigualdad en el país, el economista señaló que en ese aspecto la propuesta no es en sí problemática. “Creo que se puede avanzar al menos en la parte de derechos sociales y hay algunas cosas que son parecidas a lo que tenemos hoy día, en otras hay un poco de avance”, dijo
“El punto principal es si mejora la capacidad de los gobiernos de hacer política pública, si el gran problema que tenemos hoy día es que llevamos diez años con un sistema político básicamente bloqueado y tenemos que quitar ese bloqueo, eso es lo fundamental. Y creo que el proyecto avanza en alguna dirección que debiera ser seguido de otras reformas que vayan gradualmente mejorando esas condiciones”, expresó.
Sin embargo, Larraín cuestionó que la propuesta actual resurja debates que ya habían sido zanjados en la sociedad como el caso simbólico del aborto. “Entonces, para qué si ya la sociedad lo zanjó, con bastante fuerza, no fue un evento puntual de un año en que había una mayoría que podía imponer una cierta visión de las cosas ¿por qué volver a plantear este tema y dejar al país nuevamente diez años cuestionando en lugar de otras cosas tan relevantes para el país como justamente generar un estado social y democrático y de derecho?”, criticó.
En cuanto a su posición frente al plebiscito del 17 de diciembre, el economista sostuvo que “más que estar por el ‘a favor’ yo estoy por mejorar las condiciones de gobernabilidad, para mi el ideal hoy día en las condiciones actuales sería que se rechazara este proyecto sujeto a un compromiso de los partidos políticos actualmente en el Congreso para hacer las reformas que propuso el Comité de Expertos en materia de gobernabilidad”.
“La Constitución que tenemos hoy vigente con todas sus falencias puede ser mejorada y seguir permitiendo un grado de avance importante como el que Chile ha tenido en los últimos 30 años”, zanjó.