En respuesta a la urgencia de acelerar el proceso de expulsión de personas migrantes irregulares del país, el Gobierno programó un viaje a la brevedad para el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, hacia Caracas. Con el recrudecimiento de los hechos delictivos, vinculados a indocumentados, se apunta a agilizar el aterrizaje de vuelos chárter en territorio venezolano.
La actual administración estima expulsar a 2 mil 600 personas en los próximos 14 meses, sin embargo, para lograr esa meta el Gobierno debe negociar primero con el presidente Nicolás Maduro. Para el mundo político, se trata de una tarea aún más compleja tras el fallido vuelo de esta semana que -tal como ha insistido Interior- se debió a un “problema técnico” dada la falta de autorización oportuna para la ocupación del espacio aéreo venezolano, permiso entregado por el Instituto Nacional de Aeronáutica Civil. No obstante, en una primera versión la ministra del Interior, Carolina Tohá, había señalado que el vuelo derechamente “no fue autorizado”.
Los sucesos de los últimos días se suman a tensiones preexistentes por la crisis migratoria y acciones en condena al gobierno de Maduro que vuelven compleja la misión de Monsalve. Recién este año Chile envió un Embajador al país luego que en la administración de Sebastián Piñera se decidiera no asignar un representante diplomático. Al escenario se agrega además las declaraciones cruzadas entre la máxima autoridad venezolana y el Presidente Gabriel Boric.
En conversación con Radio Universidad de Chile, el exsubsecretario de Relaciones Exteriores y académico de la Facultad de Derecho de la Universidad Central, Edgardo Riveros, declaró que las relaciones diplomáticas entre ambos países son “complejas”. En esa línea, señaló que, a raíz del vuelo fallido, “ha quedado en evidencia la necesidad de un tratamiento muy directo con la autoridad venezolana”.
En su apreciación, Riveros declaró que “siempre es conveniente incluso cuando hay situaciones complejas tener representaciones al más alto nivel. Y con Venezuela existió durante largo periodo de tiempo una situación muy ambigua. Se reconocía la presencia y la actuación incluso del embajador de Venezuela en Chile nombrado por Maduro, pero en paralelo había otra persona que había sido designada por Guaidó y Chile hasta el término de la misión del Embajador Ramírez (durante Bachelet II), que jugó un rol muy importante en Caracas, tuvimos una representación diplomática no a un nivel de embajador y eso puede jugar un rol en lo que son las gestiones que hay que hacer en este plano”.
No obstante, para el especialista en derecho público internacional “todas las situaciones por difíciles que sean tienen en la gestión diplomática un camino adecuado para lograr la solución de los problemas y yo entiendo que a Venezuela también le interesa que este no sea un tema que lo coloque en la mira noticiosa permanentemente”.
En ese sentido, Riveros relevó que en miras del periplo y las gestiones a realizar por el subsecretario Monsalve se debe tener presente que muchas de las acciones diplomáticas deben ser efectuadas sin mayor exposición de forma de no colisionar con el objetivo. Además, considerando que “aquí también hay que estar sujeto a la coordinación de las propias autoridades venezolanas”.
“Ellos son el país de origen y el retorno a su país depende en este caso también de la actitud positiva que pueda tener Venezuela, si no está esa actitud positiva es muy difícil el poder concretar la repatriación. Eso es una realidad sin lugar a dudas y sabemos que en Venezuela hay una situación política muy especial”, explicó.
Para Riveros, la prioridad para este viaje es solucionar el problema de las deportaciones sea buscando una alternativa al vuelo chárter, por vía comercial, u obtener oportunamente la autorización venezolana donde además cumple un rol fundamental el rol de la Embajada de Chile en Venezuela. “Chile ha designado un muy buen embajador en Venezuela como es el ex senador, Jaime Gazmuri, y que también ya ha cumplido funciones de embajadores en otros países, concretamente en Brasil, tiene experiencia, tiene las capacidades y las posibilidades también de esa gestión diplomática”, declaró.
En este plano, el exsubsecretario de Relaciones Exteriores señaló que “hay que tener presente de que sea la circunstancia y la razón a la expulsión, estamos frente a seres humanos que también pueden hacer valer sus derechos y eso nunca hay que olvidarlo”.
“Además en esto deberíamos solidarizarnos todos, no hay que sacar dividendos políticos de esta materia porque en este tema migratorio las situaciones se han sucedido de gobierno a gobierno, por lo tanto, no es bueno colocar los acentos en el terreno político. Lo que hay que hacer es solidarizarlo en la perspectiva de buscar las mejores acciones que sean posibles, resguardando siempre los elementos de derecho que están acá implicados porque Chile es un estado de derecho y tiene que saber respetar sus normas juridicas”, señaló.
Por su parte, Jorge Sanz, académico de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo (UDD), declaró que “las relaciones diplomáticas Chile-Venezuela son difíciles por la diáspora venezolana que hay respecto a los migrantes y tiene dos formas de verse. Lo primero es que ya el embajador está haciendo trámites para que las cosas se empiecen a normalizar y lo otro es que normalmente el peso de la prueba se lo instalan a los países receptores de inmigrantes, entonces lo que podría estar sucediendo ahora con esta presión que existe en Chile por la delincuencia, por esta migración un tanto desbordada que tenemos, es hacerle exigible a Venezuela que asuma su responsabilidad en la crisis“.
“Entonces me da la impresión de que el viaje del subsecretario Monsalve a Venezuela tiene que ver con la forma de intentar normalizar sino las expulsiones, por lo menos el traslado de los migrantes que se quieran ir a Venezuela de vuelta y, junto con eso, las expulsiones administrativas o las expulsiones judiciales que se ven en Chile pero tenemos que tener la seguridad de que los aviones que vuelen van a aterrizar en Venezuela“, declaró.
En ese sentido, el también analista internacional reflexionó que “en este momento las relaciones son sumamente delicadas y cualquier cosa que se diga fuera de tono el presidente Maduro va a cortar la entrada y y lo ha hecho una vez y lo va a hacer de nuevo”.
Por esa razón, considerando las versiones preliminares tras el vuelo fallido a Venezuela, Sanz llamó a manejar las declaraciones en este marco con cuidado. “El gobierno efectivamente no lo supo explicar porque la declaración que sale es bien dura, ‘no podríamos expulsar a los ciudadanos porque el gobierno de Venezuela no nos da la autorización’, eso es muy fuerte, a veces es mejor decir ‘saben, nos faltó un documento’ y listo, porque Maduro puede decir ‘háganlo en un avión comercial pero el avión de la FACH no aterriza'”.
“Las gestiones que hay que hacer hay que hacerlas allá, tenemos al Embajador y que está haciendo un buen trabajo, pero aparentemente no es suficiente, por lo tanto, que vaya una autoridad de gobierno, el subsecretario del Interior y de Seguridad Pública, a hablar a Venezuela es el reconocimiento de que tenemos que normalizar la situación. Es una autoridad importante del gobierno que está a cargo del problema, por lo tanto si va a conversar en Venezuela puede allá mismo facilitar los acuerdos y tomar nuevos para que el proceso de la expulsión de los ciudadanos venezolanos tenga más fluidez”, apuntó.
En esa línea, el académico de la Facultad de Gobierno de la UDD señaló que las mismas gestiones deben realizarse en el país para que los procesos para expulsar a una persona no caduquen a los cinco días porque “estamos hablando con una tercera potencia que es Venezuela y que ellos manejan los tiempos, entonces si nosotros nos hacemos trampa en el solitario y nosotros nos ponemos los problemas, entonces va a ser tremendamente difícil esta forma de expulsar a los migrantes ilegales que tienen decretos de expulsión”.
“Por eso mi posición es que tenemos que hacerlo con cuidado, tenemos que hacerlo de una perspectiva profesional, tenemos que cuidar el vocabulario porque el mango del sartén lo tiene Venezuela, nosotros tenemos el problema, ellos tienen el mango del sartén”, recalcó.
Consultado por el escenario que derivó tras la distancia que marcó Sebastián Piñera con Nicolás Maduro, el académico respondió que ese fue “el ejemplo perfecto de cómo no hay que manejar las cosas“.
“Nosotros no tuvimos ninguna relación con Venezuela, por lo tanto eran insultos, eran falta de respeto, eran encontrones, eran malas palabras durante todo el gobierno y nos quedamos con el problema. Venezuela nos generó un problema, nos provocó un problema, por lo tanto hoy día tenemos que normalizar esa situación, tenemos que restablecer las relaciones porque el problema lo tenemos aquí y resulta que nosotros no somos los responsables”, concluyó.