El cielo más oscuro del planeta está en peligro. Eso es lo que señalan astrónomos chilenos, que durante los últimos días han manifestado su preocupación por el proyecto INNA: una iniciativa de hidrógeno verde que planea instalarse en Taltal, Región de Antofagasta, a escasos kilómetros del Observatorio Paranal. Dicho lugar, cuenta con una vista privilegiada del universo y alberga varios telescopios de importancia internacional.
El proyecto involucra la producción de hidrógeno y amoníaco verde, así como también el desarrollo de energía solar y eólica. El megacomplejo industrial es impulsado por la empresa AES Andes, que presentó la iniciativa ante la institucionalidad ambiental el pasado 20 de diciembre.
Diversas figuras de la astronomía nacional han levantado la voz en contra del proyecto, entre ellas, los premios nacionales y profesores eméritos de la Universidad de Chile, María Teresa Ruiz y José Maza; además de la divulgadora científica, Teresa Paneque.
En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, Andrea Mejías, astrónoma de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de nuestra casa de estudios, compartió los reparos de sus colegas.
Mejías, quien además es vicepresidenta de la Sociedad Chilena Astronomía, explicó que la preocupación de la comunidad científica se debe a tres elementos: “Esto puede tener afectaciones que son bastante serias en cuanto a contaminación lumínica, en cuanto a afectaciones por el problema del polvo que se puede levantar, polvo en suspensión y también turbulencias que pudieran generarse en los perfiles de viento”.
Respecto a la contaminación lumínica, la astrónoma detalló que el impacto que se ha estimado hasta el momento es que “va a volver el cielo a lo menos tres veces más brillante de lo que ya es y abrillantarlo por tres va a afectar directamente la capacidad observacional de los telescopios que están ahí. En la práctica, es como que estuviéramos funcionando con telescopios más pequeños de lo que realmente son”.
En esa misma línea, Mejías afirmó que “este es el cielo más oscuro que tenemos en el mundo y eso también nos puede, por arrastre, sacar de este protagonismo que tenemos como capital mundial de la astronomía. Puede alejar o bajar un poco las intenciones de otras instituciones, otros observatorios internacionales y otros proyectos grandes para venir a instalarse acá”, agregó.
También en diálogo con nuestro medio, Elise Servajean, astrónoma y gerenta general del del Centro de Astrofísica y Tecnologías Afines (CATA), advirtió que la contaminación lumínica producida por el proyecto INNA podría ser aún mayor a la que se está calculando actualmente.
A su juicio, “siempre que hay un proyecto, además de pensar en el impacto del proyecto en sí, también hay que pensar qué es lo que ese proyecto va a generar en el futuro. Este proyecto en particular tiene un puerto y una actividad portuaria que yo creo que va a crecer en el tiempo. Me extrañaría que se construya un puerto y no se le intente sacar más partido y probablemente, lo que se dimensiona hoy en día como contaminación lumínica, es muy posible que vaya creciendo en el futuro”, pronosticó.
De todas maneras, las científicas no pretenden que el proyecto se cancele del todo. Ambas reconocieron la importancia de que se produzcan energías más limpias, que incluso puedan servir a la propia astronomía; pero propusieron que el complejo industrial sea trasladado a otro ubicación, distante del Observatorio Paranal, para que no afecte su funcionamiento.
Servajean además sugirió pensar en el largo plazo, mejorar aún más la normativa en torno a la contaminación lumínica para otros casos que se generen hacia adelante.
“Este es un caso particular de potencialmente muchos que pueden aparecer en el futuro. Tenemos que buscar una solución para que los proyectos astronómicos y los proyectos industriales puedan convivir en el futuro sin que se perjudiquen mutuamente. Eso va a ser un plan que no va a ser tan fácil de desarrollar, la coexistencia y la convivencia es complicada, hay que ceder algunas cosas, pero tenemos una zona de desierto tan grande, tan vasta, que yo de verdad creo que se puede hacer algo al respecto. Si el proyecto se pudiese desplazar, probablemente sería una muy buena solución”, estimó.
La preocupación del Observatorio Europeo Austral
En el Observatorio Paranal se encuentra el Very Large Telescope (VLT), un sistema de cuatro telescopios que es operado por el Observatorio Europeo Austral (ESO). Se trata de la principal organización astronómica intergubernamental en Europa, que además tiene telescopios en el Observatorio de La Silla (La Higuera, Región de Coquimbo) y es uno de los agentes internacionales que financió la construcción de ALMA en las cercanías de San Pedro de Atacama.
En medio del debate por el proyecto de hidrógeno verde, ESO publicó un comunicado en el que destacó que el Observatorio Paranal, “ha dado lugar a importantes avances astronómicos, como la primera imagen de un exoplaneta y la confirmación de la expansión acelerada del universo”.
Asimismo, relevó que “el Premio Nobel de Física en 2020 fue otorgado por una investigación sobre el agujero negro supermasivo situado en el centro de la Vía Láctea, en la que los telescopios de Paranal fueron fundamentales”.
“Además, el cercano Cerro Armazones alberga la construcción del Extremely Large Telescope (ELT) de ESO, el telescopio más grande del mundo de su tipo, una instalación revolucionaria que cambiará drásticamente lo que sabemos sobre nuestro Universo”, aseguraron.
La organización afirmó que “el megaproyecto industrial de AES Andes esté tan próximo a Paranal representa un riesgo crítico para los cielos nocturnos más prístinos del planeta”.
“Las emisiones de polvo durante la construcción, el aumento de la turbulencia atmosférica y, especialmente, la contaminación lumínica, tendrán un impacto irreparable en las capacidades de observación astronómica, que hasta ahora, han atraído inversiones multimillonarias por parte de los gobiernos de los Estados Miembros de ESO”, indicó su director general, Xavier Barcons.
Por su parte, Itziar de Gregorio, representante de ESO en Chile, señaló que nuestro país “y en particular Paranal, es un lugar verdaderamente especial para la astronomía: sus cielos oscuros son un patrimonio natural que trasciende sus fronteras y beneficia a toda la humanidad”.
“Es crucial considerar ubicaciones alternativas para este megaproyecto que no pongan en peligro uno de los tesoros astronómicos más importantes del mundo”, sostuvo.
¿Una encrucijada para el Gobierno?
El proyecto INNA además podría poner en una situación incómoda al Gobierno del Presidente Gabriel Boric. Por un lado, está la preocupación del Ejecutivo por el avance de las energías limpias -que incluso se encuentra materializada en la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde- y por otro, la atención que le ha puesto al desarrollo de la astronomía nacional.
Durante su última gira por Europa, el Presidente Boric visitó las instalaciones centrales de la ESO en Alemania, instancia en que destacó “el modelo de colaboración virtuosa”, entre Chile y la organización y expresó sus deseos de “seguir haciendo crecer esta disciplina (la astronomía) en nuestro país”.
Requerido por nuestro medio sobre el proyecto de AES Andes, el subsecretario de Ciencia, Cristian Cuevas, recalcó que la iniciativa ya fue ingresada a la institucionalidad ambiental, que es lo “que tiene el Estado de Chile para evaluar este tipo de proyectos y es un proceso que considera la consulta y la participación activa de diversas comunidades y agentes involucrados”.
El subsecretario Cuevas además afirmó que desde el Ministerio de Ciencia, “pensamos que es posible armonizar el desarrollo de una agenda de diversificación de la matriz energética, al mismo tiempo que resguardar las zonas de interés científico, en particular la astronomía, con los cielos que nos permiten concentrar el 60% de la capacidad de observación óptica a nivel mundial”.
Radio y Diario Universidad de Chile además consultó a AES Andes sobre los cuestionamientos de los astrónomos, pero hasta el cierre de esta nota la empresa no se había pronunciado.
CRÉDITOS de la foto de portada: ESO/P. Horálek