Consecuencias políticas, económicas e incluso deportivas acarreará la decisión de Gran Bretaña de abandonar la Unión Europea luego del triunfo del “Brexit” en el referéndum que se desarrolló este jueves. Se espera que en un plazo máximo de dos años se concrete la separación.
En la decisión mayoritaria de los británicos por abandonar la Unión Europea se pueden descubrir muchas explicaciones, pero se trata, sin duda, de una resolución que afectará severamente la suerte de todo el Viejo Continente y no sería extraño que provocara un efecto en cadena en que otros países llegaran a adoptar la misma posición. […]
Este jueves, los británicos decidirán si siguen o no en la Unión Europea. ¿Qué impacto tendría su salida de la comunidad para América Latina?
Luego que recientes encuestas aumentaran hasta 74% las probabilidades de que Gran Bretaña permanezca en la Unión Europea, los mercados internacionales iniciaron la semana con ganancias de más de 3 por ciento, tras siete días en que el fantasma del “Brexit” suscitó aversión total al riesgo, haciendo caer la renta variable, tipo de cambio y precios de los commodities en todo el orbe.
Una creciente duda sobre la Unión Europea se ha apoderado de los europeos. El fenómeno no concierne solamente a los británicos, cuyo país podría salir de la UE (Brexit), sino también a otros europeos, particularmente a los franceses.
Aquellos que abogan por continuar en la Unión Europea argumentan que el vínculo beneficia a la economía británica, permite intercambiar información sobre crimen y terrorismo y entrega al Reino Unido un mayor protagonismo en el mundo. Mientras, figuras asociadas con un nacionalismo populista bastante carente de argumentos defienden la idea de salir.
La semana pasada Austria casi eligió su primer presidente de extrema derecha, lo que hubiese derribado la ultima barrera antes de una nueva era en política europea.
Rafael Dochao Moreno conversa en Radio Análisis sobre los desafíos que enfrenta la Unión Europea.
Si no se trabaja en aislar al terrorismo y sus financistas, sus apologistas y valedores, todo lo que sea solidaridad circunstancial es estéril. Ser parte de rechazos o manifestaciones donde se enarbole el Je Suis Paris, Je Suis Bruselas sin que vaya acompañado del Je Suis Palestina, Je Suis Beirut, Je Suis Siria o Je Suis Libia, no sirve.
La Unión Europea busca que Turquía la ayude a frenar el flujo incesante de migrantes. A cambio, Turquía exige gratificaciones.
La estrategia que se pretende es que el Gobierno de Unidad Nacional sea el responsable de solicitar la asistencia militar extranjera y que permita combatir a las bandas terroristas que están sirviendo de excusa para invadir Libia.
Después de un día de negociaciones, los líderes europeos no han logrado un acuerdo. Mientras tanto, un fuerte apoyo del primer ministro del Reino Unido David Cameron, le dio la espalda para reunirse con el movimiento de “Brexit”. Un referéndum es planificado para 2017.
“Una gloriosa victoria para el pueblo iraní”, dijo el presidente Hasan Rohani tras confirmarse que se levantan de inmediato las sanciones económicas impuestas a su país desde 2006.
Los dirigentes europeos reciben este domingo en Bruselas al primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, con quien buscarán un acuerdo a cambio de compensaciones financieras y políticas. La guerra siria ha dejado más de 250 mil muertos y cerca de 12 millones de desplazados y refugiados.
Existe en el ADN de la política interna y externa turca, desde su fundación como República tras el derrumbe del Imperio Otomano, una línea de conducta destinada a fijar sus objetivos estratégicos mirando occidente, en lugar del cobijo geográfico, histórico y cultural al cual pertenece.
Poco podía hacer ya el primer ministro: fracasó en su intento por ordenar al díscolo Syriza y ya no tenía mayoría parlamentaria para aprobar las duras reformas. Ahora con su renuncia se abre la incertidumbre, luego de la brutal embestida de las instituciones europeas contra el gesto de dignidad que intentaron los griegos.
Como “un impacto altamente positivo” catalogaron la decisión de Escocia de prohibir los cultivos de alimentos transgénicos, con lo que se sumó a una tendencia que parece ir en aumento en el continente, una vez de que el Parlamento Europeo le diera a los países libertad de acción en la materia.