Menos de 24 horas después de obtener el apoyo del 96,6% de los sufragios en el referéndum celebrado el domingo, el Parlamento de Crimea proclamó el lunes la independencia de la península de Ucrania y la nacionalización de todos los bienes del estado ucraniano en su territorio, y pidió su unión con Rusia.
Ahora, debe llegar la reacción de las potencias occidentales. Por un lado, los cancilleres europeos se reúnen este lunes en Bruselas para estudiar las sanciones contra Moscú. Se espera que éstas vayan dirigidas contra los líderes rusos y los dirigentes ucranianos prorrusos. Las medidas consistirían en restricciones de visados y congelamientos de activos.
La jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, advirtió este lunes que la Unión Europea enviará “el mensaje más fuerte posible” a Rusia.
Por su parte, París calificó el referéndum de voto “bajo amenazas de fuerzas de ocupación rusas”, al tiempo que Londres tildó de “farsa” la consulta. Japón y Canadá, en tanto, también desconocen el referéndum.
En Washington, el presidente Barack Obama advirtió a su colega ruso en una conversación telefónica que “el ‘referéndum’ en Crimea, que viola la constitución ucraniana y se realizó bajo la intervención militar rusa, nunca será reconocido por Estados Unidos y la comunidad internacional”.
Mientras tanto, en Ucrania, el presidente interino Olexander Turchinov expresó este lunes que “Rusia busca cubrir su agresión en Crimea con una gran farsa llamada referéndum que jamás será reconocida por Ucrania o por el mundo civilizado”, instando a los diputados a votar una movilización parcial de tropas.