Este miércoles comenzó la tercera fase y final de la denominada Ley de Etiquetados. Misma normativa que, durante el presente mes de junio, cumple tres años desde que fue aplicada por primera vez en 2016.
El reglamento busca contribuir a la disminución de los altos índices de obesidad a través de la educación y la incorporación de sellos negros con las palabras “Alto en” a todos los alimentos que contengan niveles no saludables de sodio, calorías, grasas saturadas y azúcares. Además de fuertes restricciones a la publicidad de estos productos.
Para el académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Ricardo Uauy, la normativa ha sido una real contribución, tanto a nivel nacional como internacional.
Quien es uno de los especialistas impulsores del reglamento alimenticio precisó que los efectos se están constatando ahora, pero se verán aún más en el largo plazo. Sin embargo, desde ya se ve a una industria alimenticia -indicó Uauy- que ha modificado la composición nutricional de sus productos y donde los consumidores están respondiendo con conocimiento en la decisión de compra.
“Esto no es un veneno, estamos frente a una epidemia de obesidad, cuyas principales causas de muerte son las enfermedades cardiovasculares, después el cáncer. Todas vinculadas a la dieta que consumimos y cuánto nos movemos. Entonces, tenemos que tener claro que, si queremos vivir saludable, tenemos que comer saludable, y por mucho que queramos defender la libertad del mercado para muchas cosas, no está para proteger alimentos que son potencialmente dañinos”, afirmó.
La Ley de Etiquetados, antes de su promulgación en 2016, no estuvo exenta de críticas. Recordemos la arremetida comunicacional, judicial y el lobby parlamentario impulsado desde la Asociación Gremial Alimentos y Bebidas de Chile, A.G. (AB Chile). En ese entonces, el presidente de la entidad, Rodrigo Álvarez, también ex diputado UDI y ex ministro de Energía del primer gobierno de Sebastián Piñera, auguraba una ley “poco exitosa”, un “camino equivocado” que atentaba contra la “libertad” de las personas.
Sin embargo, para el vicepresidente del Colegio de Nutricionistas, Samuel Durán, a tres años de implementado el reglamento, este ha sido un aporte. Principalmente- precisó- ha impactado en la población, otorgando mayor orientación a las personas al momento de elegir. Además de las modificaciones que ha hecho la industria, “para que sus productos sean más saludables que hace cinco años atrás”. Sin embargó recalcó que aun quedan tareas pendientes.
“Hay ciertos puntos que no se han trabajado mucho, por ejemplo, lo que se vende dentro de las escuelas, el cumplimiento no ha sido tan satisfactorio, y también pasa lo mismo con lo que se vende afuera. Lo otro que se debe trabajar es el monitoreo nutricional que también está estipulado en la ley, pero no se ha tomado en cuenta para nada. Esto es la evaluación a los estudiantes, control de peso, educación nutricional, etcétera, nadie a fiscalizado, solo se han centrado en los sellos, cambio en el diseño de los productos y su reformulación”, argumentó.
Para el senador del PPD, Guido Girardi, todos los estudios demuestran que la ley ha sido exitosa.
“Disminuyó en un 25 por ciento la compra de bebidas gaseosas; un 20 por ciento de cereales llenos de sal y azúcar; un 20 por ciento la sal y calorías de cecinas y snacks; también la publicidad engañosa en horario infantil que antes era de 4 mil 800 spots al año”.
“No es posible que sean los alimentos basura los principales causantes de las enfermedades del Siglo XXI, que son las más importantes, por lo tanto, está ley ha ayudado a combatir eso. Ya son muchos los países que han tomado la ley chilena como ejemplo, Uruguay, Perú, México, Canadá, entre otros, y la FAO ha tomado la ley chilena como modelo mundial, tal vez la única política pública que la nación ha exportado”, subrayó.
El parlamentario, uno de los impulsores de la iniciativa, recibió este miércoles, en Roma, un galardón otorgado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) por “su acción legislativa” en la creación e implementación de la iniciativa que se convirtió en “modelo a seguir” por otros países, transformándose en “una política pública de exportación”.
A un año de la puesta en marcha de la segunda etapa, desde este miércoles 26 de junio, la Ley de Etiquetados entra su fase final y se pone más estricta, al establecer mayor exigencia sobre el porcentaje de nutrientes perjudiciales para la salud.
Además, a los productos elaborados por la industria, ahora se suman los fabricados por micro y pequeñas empresas, quienes deberán tener discos de alerta en sus alimentos de tipo artesanal si sus componentes superan los límites establecidos por el Ministerio de Salud.