Las líneas de producción siguen a todo ritmo la creciente demanda, mientras los pedidos de productos “Swiss Made” llegan desde toda Europa. Resultado: los precios de las acciones bursátiles de las compañías fabricantes de armas, literalmente, se disparan. Al exportar armas por una suma de varios cientos de millones de francos cada año, Suiza contribuye al incremento bélico a nivel mundial, lo que es mal percibido en el exterior y le provoca un fuerte daño a su imagen al aparecer como un país que, al mismo tiempo, practica los buenos oficios…pero también los buenos negocios. Y los países de la OTAN son los principales clientes de esa Suiza que siempre destaca su neutralidad en los escenarios internacionales.
Ahora, la guerra en Ucrania ha venido a marcar un punto de inflexión. Con el incremento en la compra de armas por parte de los países occidentales, las empresas suizas han evidenciado la necesidad de hacer negocios a toda costa, según el diputado socialista Pierre-Alain Fridez, entrevistado por Le Temps. La controversia más reciente que involucra al país de los cantones se relaciona con la negativa de Berna a permitir que Alemania exporte a Ucrania municiones de fabricación suiza. Ello, porque la legislación nacional prohíbe exportaciones bélicas a países involucrados en conflictos internos o internacionales.
Pero lo anterior no impide que las fábricas estén acelerando día a día su producción de armas. En Altdorf y Zúrich, donde se ubican las plantas suizas del proveedor alemán de equipos Rheinmetall (que produce sistemas de defensa aérea, radares y municiones), se ordenó al personal acelerar el ritmo de producción. Los inversores aprecian los esfuerzos de Rheinmetall: el valor de sus acciones se ha más que duplicado desde el ataque de Vladimir Putin a Ucrania. Y la compañía de armas alemana espera un aumento de entre 15 y 20% en su facturación.
Otras grandes empresas de la industria armamentista europea en Suiza también se benefician con la ola del rearme. Por ejemplo la sueca Saab, situada en el cantón de Berna, constata que “en la mayoría de la industria de defensa, hay un creciente interés por sus productos”, pero no ofrece más detalles. Y no es para menos, pues las acciones del grupo sueco, particularmente activo en la aeronáutica y los sistemas de defensa antiaérea, han aumentado constantemente desde el 24 de febrero, cuando estalló la guerra en Ucrania.
La historia se repite con el grupo industrial Ruag, considerado como líder de Europa en la fabricación de municiones de pequeño calibre, informa de un “incremento en las solicitudes por parte de los países de la OTAN”. Este consorcio suizo -bajo control de la Confederación Helvética- asegura estar en estrecho contacto con sus principales clientes para la planificación de sus capacidades de producción a largo plazo. Y en el caso de la alemana Rheinmetall, también son los países miembros de la Alianza Atlántica los que concentran la mayor parte de sus nuevos contratos. “De la actual cartera de pedidos que tiene el grupo, alrededor del 87% proviene de países miembros de la OTAN y la tendencia va en aumento”, dijo el portavoz del grupo alemán, Oliver Hoffman. Asimismo, el fabricante de vehículos blindados Mowag, establecido en Turgovia y perteneciente desde el 2004 a la estadounidense General Dynamics, también está en contacto con Alemania y otros países europeos para los mismos fines, según informa Tribune de Genève.
El año pasado, Suiza exportó armas y municiones por 742,8 millones de francos y la tendencia a largo plazo es clara: durante los últimos 20 años, las ventas de equipo militar suizos a países extranjeros casi se triplicaron. Una evolución que seguramente se mantendrá o acelerará. De hecho, la Secretaría de Estado para Asuntos Económicos -que otorga las licencias de exportación para los fabricantes de armas- augura buenos tiempos a la industria de las armas. Fabian Maienfisch, su portavoz, declaró que “se anticipa un repunte en la demanda de productos bélicos en todo el mundo. Así que es fácil imaginar que esto influirá también en la demanda de los artículos armamentísticos provenientes de Suiza”.
Porque, como dijo Philippe Cordonier, director de Swissmem, la asociación industrial suiza de la maquinaria, equipos eléctricos y metales, que concentra 300.000 puestos de trabajo: “si no somos nosotros los que vendemos estas armas, otros lo harán en nuestro lugar”.
(Imagen de portada: Vatican News)