Al girar el huso, el tiempo recorrió nuevos otoños y primaveras. Un día Lalén Kuze llevó a su discípula frente al telar,
tomó el hilo y lo tensó en forma vertical hasta cubrir todo su ancho y así le mostró lo que era la urdimbre.
Luego entrelazando otros colores en forma horizontal le enseñó la trama.
-De este cruce nace todo-terminó diciendo la anciana…
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“A ti Pamela”. Así dedica César Sandoval Ortiz el reciente libro titulado “La tejedora del sur” de la editorial Muñeca de Trapo. Es que el ingreso de su compañera a un taller de creación textil, en 2010, marcó el origen de la inspiración. “No solo era una mirada desde el objeto sino también desde el mundo y la cultura que hay detrás de eso” relata Sandoval.
Durante un año, observó su experiencia y aprendizaje con Cecilia Rubilar, María Victoria Carvajal y Susana Barrenechea en el centro Arte Textil Pawllu. Luego pensó en un regalo para Pamela Gutiérrez, hoy tejedora, profesora de Técnicas Textiles y Arpillerista. “Y fue el cuento” afirma César, quien se describe como lector y escritor de vocación.
Fue ese vínculo entre maestra y aprendiz que llamó su atención. “Andaba inspirado, lo compartimos en el taller, después siguió su camino y terminó en la actual publicación” recuerda. Pero la motivación no era suficiente para empezar a escribir, comenta que se dedicó a una investigación, a conocer sobre el telar, la creación textil, la cosmovisión mapuche, la técnica y la experiencia de los personajes femeninos. “Me pareció importante que tuviera una base de conocimiento mínima, respetando ese mundo” agrega.
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“Después de mucho observar a su maestra y de ensayar una y otra vez haciendo pequeños tejidos,
fue aprendiendo a hacer del telar un instrumento de creación.
Viendo esto, Lalén Kuze preguntó:
– ¿Estás lista pequeña araña? –Sí, respondió la joven Rayenkochi.
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En el corazón del sur, junto a la presencia milenaria de las araucarias. Esos paisajes estaban en la mente de Gabriela Germain Fonck, diseñadora gráfica, docente, fotógrafa e ilustradora, al momento de usar sus herramientas: lápices de palo. “Ya leyendo la historia, siempre las imágenes fueron sureñas, he estado en esa zona de La Araucanía y he caminado los bosques por lo que me fluyó de manera natural” describe.
Luces y atmósfera es parte de lo que se reconoce en este cuento ilustrado. Gabriela destaca el “dar cuenta del pueblo mapuche porque me interesó hablar de esta niña desde la actualidad y de la construcción de la femineidad mapuche”. En ese contexto, menciona el fuego, el hogar y la araña que la acompaña en ese camino. Un recorrido al pasar de niñas a mujeres que “finalmente-dice-es una experiencia bastante universal”.
“Un relato humano”
César Sandoval Ortiz, nació en la región de Piura, en el extremo norte del Perú. Califica a su infancia como una “itinerancia” entre el pueblo de Catacaos, Perú y el barrio de Ñuñoa en Santiago de Chile, ciudad que eligió para radicarse. Ha ejercido su profesión de Psicólogo en el ámbito escolar. En los años 90 incursionó en el mundo de la historieta. El 2013, publicó el cuento “Ecos de los Andes” para la revista Lectus, donde participó con la columna “Crónica Animal” entre los años 2013 y 2015.
A partir del 2010, sus textos aparecen en publicaciones colectivas, hasta que en 2015 lanza el libro de cuentos “Desde mis esquinas”. Su relación con la editorial Muñeca de trapo se remonta al 2021 cuando publica el libro “El Niño del Cerro el Plomo”, ganador de los mejores en la categoría libro informativo, por el Banco del Libro de Venezuela.
“Este libro responde a otra experiencia con Pamela en 2012. Visitamos el Museo de Historia Natural con un grupo, me impactó verlo y conocer su historia” menciona César Sandoval al consignar también que “coincidió que mis hijos en ese momento tenían una edad parecida”.
Para escribir sobre ello había que reconocer que el relato “tiene muchos espacios oscuros que no se pueden determinar”, sin embargo, el objetivo “fue rescatar lo histórico, pero llevándolo a un relato humano”. Es un cuento-explica-, pero también informativo porque tiene datos de contexto.
Y el primer trabajo juntos con Gabriela Germain. “Fue difícil este encargo por lo difuso, no hay datos concretos, hay que acudir al museo para mirar las figuras, vestimentas y uno va aprendiendo” reflexiona la ilustradora. “Lo asumí con mucho respeto, evité hacer juicios… al revés me provoca una tremenda admiración. Admiro que un pueblo se entregue de esa manera a sus creencias. Nosotros tenemos otra aproximación a la muerte” opina.
E invita a entrar en este relato porque son “hilos que amarran el pasado con el presente”.
Libros e infancias
Muñeca de Trapo es una editorial chilena “con grandes aspiraciones”. Comenzaron el 2017 y actualmente cuentan con más de 30 publicaciones pertenecientes al mundo de la literatura para niños, niñas y jóvenes. Afirman que sus obras tienen como principal objetivo acompañar el desarrollo integral de niños, niñas y sus diferentes tipos de familias, con historias inspiradoras, estimulando la imaginación del lector y la lectora. Y con un desafío para la actualidad: “utilizando el libro en papel como una experiencia imprescindible”.
“Cuando escribí los cuentos no estaba dirigido a un público en particular, para mí es un formato maravilloso” afirma César. Y destaca el enfoque de Muñeca de Trapo porque “no restringe la literatura infantil a ciertos patrones, temáticas y eso permitió editar con ellos”. Por ejemplo, “el libro El Niño del Cerro El Plomo tiene un rango bastante amplio, en las ferias lo compran niños que lo piden y también adultos”. Y La tejedora del sur está “recién dando sus primeros pasos y ojalá tenga la misma experiencia”.
Gabriela Germain cuenta que con ambos libros han desarrollado talleres, leen el cuento y “la participación de los niños es estupenda”.
Fue el caso, del lanzamiento de La tejedora del sur donde se incluyó un taller con mini telares.
Con el libro El Niño del Cerro El Plomo han trabajado con la idea ritual pensando en la manipulación de tierra, cerámicas con greda y la fabricación de objetos para la ofrenda. “Me impresiona lo bien que se vende ese libro y los niños se los piden a los papás” comenta Gabriela.
“Me gusta el trabajo de Macarena Morales con la editorial, es un respeto con la infancia y confía en la capacidad de los niños de entender diversos temas” concluye.