Ad portas del congreso estratégico de Revolución Democrática, el senador y líder de la colectividad frenteamplista, Juan Ignacio Latorre, conversó con Radio y Diario Universidad de Chile sobre las definiciones a del partido durante este fin de semana a modo de síntesis del primer año del Gobierno, así como la relación con las fuerzas del Socialismo Democrático.
Como timonel de RD ¿Cuál es el diagnóstico con el que arriba al congreso estratégico?
Este en un congreso que nosotros comprometimos en nuestra campaña interna como lista de la directiva nacional. Íbamos a realizar durante este período un congreso estratégico para actualizar nuestra hoja de ruta en varios ejes de discusión para todo este ciclo que partió el 2022 y que está concluyendo en el 2023, hasta el 2025 a inicios del 2026. Vale decir, todo el ciclo del Gobierno del Presidente Boric donde el Partido tiene que enfrentar distintos desafíos electorales, por un lado -todos los años tenemos que enfrentar el desafío electoral y eso implica toda una discusión respecto a política de alianzas- pero también de una discusión de aspectos relacionados con la interna del Partido, su fortalecimiento.
Y el diagnóstico que nosotros vemos, es que el Partido tenía ansias de, primero encontrarse presencialmente, a conversar de política, del rumbo del Partido, de la hoja de ruta post pandemia, porque en el fondo veníamos de varios encuentros virtuales de este tipo, incluso el consejo político nacional que tiene representantes de todas las regiones se reúne virtualmente todas las semanas o cada 15 días dependiendo de los momentos, pero esta es una instancia esencial donde viaja la gente, nos vamos a encontrar en Santiago, y los encuentros regionales fueron muy valorados en ese sentido, porque eran espacios donde las regiones se encontraban presencialmente más allá de las campañas electorales, que hemos estado con muchas, pero es distinto los espacios de encuentro de militantes de base con autoridades, dirigentes, a discutir y a conversar de política y del futuro de Revolución Democrática.
Esta es la instancia en que el Partido va a definir su política de alianza, por ejemplo, en lo que respecta a los partidos del oficialismo. ¿Es aquí donde la colectividad va a dirimir sobre este posible nuevo eje o polo de izquierda conformado por el PS, PC y FA?
Por ejemplo. Ese tipo de discusiones está dentro de los ejes tanto en su dimensión política sustantiva de política de alianza, como en la implicancia de pactos electorales, porque, como nos toca enfrentar este año el proceso constituyente, ya inscribimos un pacto electoral donde va desde el Partido Liberal hasta los partidos de Apruebo Dignidad y con el PS. Eso en el fondo puede cambiar para el escenario de las elecciones municipales del próximo año, de gobernadores regionales, pactos de concejales, Core, que si bien tienen una dimensión muy electoral, muy de pacto que se inscribe en el Servel, siempre hay detrás una discusión política de con quién inscribes ese pacto, por qué lo inscribes, para qué, y después el 2025 vienen todas las parlamentarias y presidenciales y eso implica también una discusión de política de alianza y de pactos electorales. Entonces, claro, ahí hay toda una discusión, por ejemplo, sobre este polo o bloque de izquierda PS, FA, PC, pero también la política de ese bloque de izquierda hacia el centro o hacia los partidos más centristas, incluso está la discusión sobre qué política tener hacia la DC o con la DC, el PPD, los Radicales, que ahora pactaron con la DC en la búsqueda del voto de centro, entonces también el bloque de izquierda se piensa, no solo hablándole a la izquierda, sino también viendo mayorías sociales y políticas y eso implica elaborar un diseño de política hacia también el centro de izquierda.
Nosotros hablamos de esta coalición de izquierda centro. En Chile se ha hablado mucho de las coaliciones tradicionales de la centroizquierda donde la DC en su momento tenía un eje bien predominante, bien hegemónico, la alianza con el PS, con el PPD y los Radicales, lo que es el mundo de la ex Concertación y nosotros decimos, bueno Apruebo Dignidad surge como un bloque de izquierda que va construyendo políticas también hacia el centro. Un bloque de izquierda centro, por decirlo así.
¿Y cuáles son sus definiciones sobre la política de alianza que debe fijar el Partido?
Ahí hay mociones y por tanto no voy a adelantar una línea previa, sino que esto va a ser parte de la deliberación colectiva pero, por ejemplo, el partido ya ha ido tomando definiciones. Lo discutimos respecto del pacto que hicimos para el proceso constituyente con el PS, el FA, el PC y ahí podría haber un entendimiento más estratégico -no solo electoral de esta coyuntura del proceso constituyente de 2023- de ir dotando de mayor contenido, de mayor discusión sustantiva y que no solo sea un entendimiento electoral, que sea un crecimiento más político de largo plazo, de horizontes compartidos.
Nosotros tenemos la convicción programática, que eso también es parte de la discusión del rol de RD en el Gobierno, de cuáles son las agendas prioritarias a promover: la construcción de un Estado de bienestar social en este período o al menos construir las bases de ese Estado de bienestar social con la reforma tributaria, la reforma de pensiones, a la salud, con el plan de vivienda, educación, ir dotando políticas laborales de mayor equidad entre capital y trabajo, políticas medioambientales, equidad de género en las políticas públicas, todas esas agendas programáticas en un gobierno que es de transformaciones pero que al mismo tiempo busca un horizonte de gradualidad y estabilidad para Chile. Nosotros pensamos que esto se puede ir proyectando en un ciclo de gobiernos de transformaciones donde se vayan profundizando las mismas y eso implica entendimientos estratégicos, por ejemplo, con el Partido Socialista y lo que decía yo de cómo vas construyendo mayorías también con el centro. Vemos que en Chile para hacer cambios hay que construir mayorías no solo políticas parlamentarias sino también mayorías sociales, culturales y eso implica ir afianzando esas políticas de alianza.
En esa línea, si el Congreso de este fin de semana fuera de orden ideológico y no estratégico ¿Cuáles son las preguntas que abriría a la militancia?
Para nosotros obviamente ésta es una primera experiencia de Gobierno al ser un partido oficialista, parte de una coalición de Gobierno y eso implica muchos aprendizajes, mucha experiencia, aspectos positivos, negativos, errores y todo lo que implicó una instalación nacional y regional. Todo lo que implica la formación de cuadros disponibles para asumir tareas de Gobierno o la dirección del Estado y sin transformarse en un partido burocratizado donde toda su militancia entra al Estado y por tanto, hay un vaciamiento del partido y en eso RD, que ha cumplido recién 11 años de historia, busca estas instancias estratégicas y programáticas de decir cuál es el horizonte, para qué estamos en esto, entendiendo que toda la política no se acaba en un gobierno sino que hay que proyectar más a mediano y largo plazo, e implica también un fortalecimiento, un crecimiento orgánico en las regiones, las políticas de formación e inserción a nivel de las bases militantes, de formación de cuadros, de distintos espacios, además sabiendo que el partido cuenta no solo con militantes en el Gobierno, sino también con seis alcaldías diversas y muy relevantes a nivel nacional, también con una bancada parlamentaria, con Cores, concejales, etcétera. Entonces, cómo las agendas que el partido ha ido definiendo, un partido de izquierda que nace en el siglo XXI, desde los movimientos sociales, estudiantiles, pero que se va ampliando e incorporando por ejemplo, el movimiento feminista en su praxis, un partido también de izquierda que quiere profundizar la democracia en nuestro país, que quiere garantizar derechos sociales y un Estado de bienestar social, pero que al mismo tiempo busca llevar adelante una perspectiva feminista con distintas políticas transversales, públicas que llevamos adelante y obviamente la sostenibilidad ecológica en un contexto de plena crisis ecológica, climatica internacional y eso implica hacerse cargo de aquello.
Entonces, esa es un poco la tensión, como evitar aquello que le pasa a muchos partidos y nosotros no estamos exentos de eso, de quedar atrapados en una burocratización al momento de ser parte de un gobierno, con todo lo importante y prioritario que es para nosotros que a nuestro gobierno le vaya bien y lo comprometidos que estamos como partido oficialista leal al liderazgo del Presidente Boric, pero sabiendo que la política va mucho más allá de un gobierno y un gobierno no es un fin en sí mismo sino que es un medio para llevar adelante transformaciones en nuestro país.
En ese sentido ¿Qué opinión le merece el que personeros de Socialismo Democrático, el PS incluido, vieran dificil, sino imposible, arribar a una articulación con el Frente Amplio más allá de lo electoral dado que lo señalaban como un proyecto vacío, laxo, con falta de programa y coordenadas claras?
RD siempre se definió desde el inicio -nosotros hemos tenido Congresos no solo estratégicos sino que también ideológicos- como un partido que busca la superación del neoliberalismo en Chile, que busca la profundización de la democracia, un partido que se reconoce en el domicilio de la izquierda pero que nace en el siglo XXI y que por tanto hace una mirada crítica de los proyectos de izquierda tradicionales del siglo XX y en ese sentido revalorizamos con mucha fuerza la democracia, los derechos humanos y también, como decía anteriormente, el feminismo y la sostenibilidad ecológica. Nosotros somos un partido que busca superar el actual orden neoliberal y eso, entendemos, se hace en varios niveles, entre otras cosas, participando en un gobierno con un programa de transformaciones sabiendo que es un camino más largo. Hay reformas estructurales que van avanzando y se van consolidando pero también hay una disputa cultural de cómo superar el neoliberalismo en Chile y también, por eso es importante el cambio constitucional, el dejar atrás una Constitución conservadora que consagra el Estado subsidiario, el neoliberalismo, la Constitución de Jaime Guzman impuesta en dictadura y que eso hace necesario que Chile tenga una nueva Constitución democrática, habiendo fracasado en el periodo anterior, habiendo tenido muchas esperanzas en el proceso constituyente de la Convención, pero sabemos que igual sigue pendiente el desafío, a pesar de ese fracaso, de que Chile tenga una nueva Constitución democrática que abra la cancha política y que sea un pacto de convivencia democrático, al menos de mínimos, donde estén integrados la concepción de un Estado social y democrático de derechos, los derechos humanos, la justicia ambiental, la descentralización, etcétera. Entonces, RD tiene ese proyecto.
Si otros sectores lo consideran laxo o vago -no sé cuáles son los calificativos- está bien, son legítimas las miradas, pero nosotros tenemos claridad de nuestro proyecto político, como lo hemos ido construyendo de más a pulso, y obviamente no exento de errores o de dificultades, pero ya llevamos 11 años construyendo movimiento, partido, y creemos que hemos jugado un rol en ir ampliando las posibilidades de la izquierda, corriendo el cerco de posibilidades y ayudando de manera significativa a tener un presidente joven como Gabriel Boric encabezando La Moneda en poco tiempo. En 10 años que nace esta política, a tener una Presidencia de la República, creo que no es poco.
Con su salida del comité político de La Moneda y la pérdida de una subsecretaría crucial como es la Subdere, RD se vio como el partido más damnificado del primer cambio de gabinete. Eso, sumado al hecho de que la colectividad ha perdido su posición como el partido más grande del FA ¿Son motivo de reflexión para la militancia?
Sí, ha sido motivo de análisis. En mi opinión, es natural y de sentido común que el partido del Presidente capitalice un crecimiento, como fue toda la dinámica en que hubo que ayudar también a Convergencia Social a juntar firmas para competir en las primarias legales con Jadue y donde RD juega un rol importante desde el primer día en que ratifica el apoyo del Presidente Boric, se pone a disposición de Convergencia Social. Algo similar fue cuando levantamos la candidatura de Beatriz Sánchez y RD fue el paragua y muchos movimientos que en ese momento todavía no eran partido, ayudaron también a que RD juntara las firmas para inscribir la candidatura de Beatriz y para las primarias del Frente Amplio y ahí lógicamente que capitalizamos en ese momento número de militantes, mayor número de bancadas parlamentarias, después elegimos más alcaldías y fuimos el partido más grande del Frente Amplio y hoy día lo es Convergencia. En ese sentido puede ser que la militancia resienta un poco aquello, pero para mi es natural que eso ocurra y para mí Convergencia Social es un partido aliado. Tenemos mucha sintonía programática, ideológica, no hay grandes diferencias, en mi opinión, en términos de este camino que hemos ido construyendo al interior del Frente Amplio.
Ahora, claro, en el último cambio de gabinete se dio aquello, fue una manera -lo conversamos con el Presidente Boric como directiva de Revolución Democrática- de cuidar el liderazgo de Giorgio Jackson al sacarlo del comité político, porque estaba siendo injustamente blanco de muchas críticas directas, personales, descalificaciones de distintos lados, desde dentro del oficialismo y de la oposición, y para el Presidente era muy importante contar con Giorgio, no sacarlo del gabinete y lo mueve a Desarrollo Social. Pero no hay un desprecio a Revolución Democrática ni mucho menos sino como buscar cuidar un liderazgo que ha sido muy importante en el propio caminar del Presidente Boric y la construcción del Frente Amplio.
Si uno mira la Dipres o el segundo piso, Miguel Crispi que sale de la Subdere entra como jefe de asesores. Asimismo, el Partido tiene dos ministros importantes, Educación y Mideso; tiene seis subsecretarías; otros cargos nacionales, Secom, Prodemu, Integra, y también a nivel regional, tiene harta presencia, Seremis, Delegaciones Regionales, Provinciales, etcétera. Entonces, también es un partido que, sin bien en lo más vistoso se ve disminuido al salir del comité político, es importante mirar el vaso medio lleno con toda la presencia e incidencia que el partido sigue teniendo en el Gobierno y el hecho que Miguel Crispi esté allí en el segundo piso, también lo deja muy cerca del Presidente en la toma de decisiones, en el mismo Comité Político acompañando las decisiones, entonces, no es que RD quede afuera de un gobierno, que lo sentimos muy propio, muy en sintonía y comprometidos con el liderazgo del Presidente Boric.
Gobierno y coaliciones
Con los trascendidos sobre el cambio de gabinete, se presenta un dilema en términos de que una mayor incidencia del Socialismo Democrático significaría claudicar en elementos esenciales del programa de Gobierno ¿Existe verdaderamente esa tensión?
No lo veo y no lo veo poniendo ejemplos bien concretos en el comité político. En el anterior cambio de gabinete post plebiscito, después de una derrota, hubo un cambio importante del comité político y donde ve que hay un comité político equilibrado, por decirlo así, con presencia del PS, del PPD, del PC, del FA, además con mayoría de mujeres en puestos bien importantes en el poder, -creo que es importante decirlo- con un segundo piso, diría, más Frenteamplista con Miguel Crispi, Carlos Durán, jefe de gabinete del Presidente, y ahí hay una buena síntesis, hay fiato, hay colaboración. Podrán haber distintas miradas y eso es legítimo en política y estos mundos que se encuentran pero, sobre todo, creo que lo que está buscando este gobierno es consolidar una síntesis intergeneracional que se da en colaboración, en coordinación en el Gobierno -insisto con el ejemplo del comité político- y que se tiene que ir permeando en los distintos niveles. Entonces, yo no soy de la idea de repartir el Gobierno en trincheras, decir ‘mira este ministerio es de tal partido de Socialismo Democrático, este otro es de Apruebo Dignidad’ y uno se atrinchera en esos ministerios y en esas agendas. Yo creo que los distintos ministerios, en las subsecretarías y a nivel regional hay que ir generando mayor coordinación y colaboración con estos distintos mundos, estas distintas generaciones que se encuentran bajo el liderazgo del Presidente Boric y bajo un programa de Gobierno. Yo no veo que, por ejemplo, el comité político, con esa diversidad haya habido una renuncia al programa o postergación del programa o un cambio de giro, para nada, y ahí está el liderazgo del Presidente Boric.
Otra cosa es que diga ‘mira, vamos a ir priorizando, no podemos hacer todo al mismo tiempo’. Priorizamos reforma tributaria primero, pensiones, después vendrá salud, está en paralelo la agenda de seguridad y además hacerse cargo de urgencias y las contingencias de los incendios y la reconstrucción, cosas que van surgiendo en el camino, que tienes que hacerte cargo y enfrentarlas y eso no implica renunciar al programa ni mucho menos, sino que hay un horizonte, pero parte del ejercicio de gobernar es priorizar y definir los tiempos de avanzar en determinadas agendas por un periodo de cuatro años, que es un periodo corto y además con un gobierno tensionado con procesos electorales todos los años. Eso implica tensiones a nivel de los partidos, a nivel de los pactos electorales, todo lo que vimos para la inscripción de las dos listas para el proceso constituyente, entonces son dificultades extras que tiene que enfrentar el Gobierno.
¿Qué fórmula ve que es la efectiva para dotar de cohesión al oficialismo y evitar peleas fraticidas entre Socialismo Democrático y Apruebo Dignidad?
Yo no sé si hay una fórmula mágica o hay un manual para que eso ocurra. Si uno mira la historia de las coaliciones políticas para atrás de Chile en democracia, todas tienen dificultades, diferencias, peleas, disputas políticas, pareciera ser parte del ejercicio de conformar coaliciones y gobernar, tanto la derecha como la centroizquierda tienen esa experiencia. Acá creo que lo importante es cómo por sobre esas diferencias o esas peleas, que son a veces parte de la política, todos colaboramos en anteponer aquello que nos une por sobre lo que nos divide y mantener la lealtad, el compromiso con el liderazgo del Presidente Boric para este periodo, para los cuatro años y el mayor compromiso con el programa de Gobierno. Para mi eso es fundamental, sabiendo, insisto, que no es un programa de Gobierno escrito en piedra o que no se mueva, sino que implica un ejercicio permanente de priorizaciones, de evaluar tiempo, gradualidad, responsabilidad fiscal y en eso creo que hay acuerdo.
Si uno mira esto que decía al comienzo, la posibilidad de construir un Estado de bienestar social en Chile, garantizar derechos sociales, profundizar la democracia a nivel constitucional, veo que no hay diferencias en el oficialismo en esos aspectos sustantivos. Entonces, todo lo demás es parte de la política, la discusión, la disputa, pero creo que hay que anteponer aquello que nos une y que creo que es más relevante, y será bueno para Chile además, si finalmente a este gobierno le va bien. Entonces, a cuidar el liderazgo del Presidente Boric, cuidar al Gobierno, el programa de Gobierno y anteponer eso que nos une por sobre las diferencias, que por lo demás son legítimas y hay que desdramatizar que exista debate público y diferencias de opinión. Hay que cuidar el tono y eso lo digo también en primera persona, a veces uno también se molesta con declaraciones de otros y reacciona mal y escalan conflictos de manera innecesaria y todos tenemos que hacer un ejercicio, una autocrítica en aquello y poder tener un debate de mayor altura de miras con respeto, sin descalificaciones personales o que puedan ofender a otros colectivos, pero creo que el debate es sano y es parte de la democracia.
¿Qué estrategias o a qué recursos apelará el oficialiso para concitar las mayorías que requieren el Congreso?
Somos conscientes que no tenemos las mayorías parlamentarias para implementar nuestro programa así tal cual nos gustaría. Ahora, eso no significa una renuncia, a priori, al programa o empujar nuestras ideas de cambio, pero tienen que ser -y eso también es un constante aprendizaje- ganando no solo los votos en el Parlamento, sino también la mayoría social, cultural, en el país. En ese sentido creo que hay buenos ejemplos de estrategias que se han llevado adelante, por ejemplo lo de 40 Horas laborales, tuvimos todo el período anterior con Piñera impulsando las 40 Horas con mucho apoyo ciudadano y rebotamos como una muralla con el gobierno de Piñera. No se quiso avanzar ahí, también en el Parlamento, en la comisión de Trabajo no se quiso avanzar, incluso con fuerzas de centroizquierda que se mostraba más reacias a esos cambios, y el Gobierno impulsó mesas de conversación entre trabajadores, empresarios, sociedad civil, académicos y los mismos parlamentarios que les toca votar y tramitar esto en la comisión de Trabajo y fue llegando a acuerdos de implementación, pero con gradualidad, mirando experiencias internacionales y creo que esas son buenas maneras de, por un lado sintonizar con una demanda que es sentida por la ciudadanía, que genera ciertos temores en grupos o sectores económicos, pero que se va despejando en la manera de implementar.
Esto no es un voluntarismo que se va a implementar de la noche a la mañana, que va a generar problemas de empleo o dificultades, sino una implementación que es responsable y donde además, muchas empresas se van sumando voluntariamente con el sello de las 40 Horas, implementándola más allá de que todavía no exista una ley, demostrando que es posible llegando a acuerdo. Entonces, creo que esas estrategias son buenas y radican en buenos ejemplos.
Lo mismo la reforma tributaria que ha ido avanzando y siempre ha habido disposición al diálogo con la oposición o con los distintos sectores económicos a incorporar ideas. No es que el proyecto entra o sale tal cual, se va modificando pero mantiene objetivos de recaudación, de equidad tributaria, etcétera. Lo mismo con pensiones, con un sistema mixto que garantiza buenas pensiones ahora y no en 30 años más, que toca la hegemonía de las AFP y hay que ir sintonizando con las mayorías sociales, ciudadanas, el cambio cultural y al mismo tiempo, conseguir la adhesión del parlamento. Probablemente no tengamos la unanimidad, nunca ha pasado, pero sí lograr mayorías y en eso abrirse al diálogo con la oposición, con las distintas bancadas que hay, que es muy diverso el parlamento chileno hoy día y donde puedes ir encontrando apoyo o adhesión a estas iniciativas.