¿Qué se quiere decir con ello? Es muy simple: el republicanismo chileno siempre ha tenido tintes de derecha, y cada vez que la izquierda ha osado desafiarlo, el resultado ha sido un baño de sangre… con víctimas de izquierda, claro.
El problema no es la edad del candidato Lagos, sino lo que representa. Y eso es algo que lo diferencia de otros viejos que están en el ruedo político, como el líder del Partido Laborista británico Jeremy Corbyn (65 años) o el pre-candidato estadounidense Bernie Sanders (74 años). Ambos generan un gran entusiasmo entre los jóvenes. Ricardo Lagos, en cambio, sólo parece entusiasmar a una elite poderosa, pero decadente.
¿Cuál es el escándalo de este verano? Algunos tratan de magnificar la incestuosa relación entre Pablo Longueira y Soquimich. Pero, en verdad, no constituye novedad alguna. ¿O existe ciudadano informado que se haya sorprendido por ello?
Ricardo Lagos fue el presidente más amado por la derecha y el empresariado. Siendo nominativamente de izquierda, impulsó políticas pro empresariales. Sebastián Piñera es una suerte de “Don Teflón”. Aunque esté salpicado en alguno de los escándalos actuales como el de SQM, nada parece adherirse lo suficiente como para hacerle daño.
“América Latina era el mundo feliz en que se exportan principalmente materias primas y se importan bienes manufacturados. El precio de aquéllas permitía la importación de éstas”. ¿Quién dijo esto? Ricardo Lagos Escobar.
Por eso, basta de hablar de la DC, que desde las presidenciales de 1993 intuyó que nunca más –o al menos no durante mucho tiempo- ocuparía el sillón presidencial, de ahí sus pataletas, y pongamos el foco en un poder permanente e inalterable de nuestra república andina: El Mercurio.
El mayor movimiento social desde los años 80, el de los estudiantes en 2011, terminó en nada. Es verdad, algunos de los dirigentes estudiantiles y sociales ahora están en el Congreso. Y el lema de “No al Lucro” caló hondo. Pero también es verdad que, transcurridos más de cuatro años desde esa explosión ciudadana, nada ha cambiado de manera sustancial.
Lo triste de todo esto es que, después de 25 años, los oráculos de nuestro país sean todos de derecha. Al igual que los principales medios de comunicación. Al igual que el discurso de una parte importante de la Nueva Mayoría. En el país de los ciegos, el tuerto es rey. Y Chile parece ser, a la luz de la encuesta del CEP, un país de ciegos.
Los llantos de La Moneda y de gran parte del oficialismo respecto del fallo de la semana pasada parecen ser lágrimas de cocodrilo. Después de todo, fue recién en enero de este año en que el Senado controlado por la Nueva Mayoría designó a dos nuevos miembros de ese tribunal. En la previsible lógica del duopolismo, uno fue un ex diputado UDI.
Los discursos derrotistas del club Universidad Católica, como también los cánticos triunfalistas de Colo Colo, son sólo un reflejo del inmenso fracaso social de nuestro país. Un país dividido entre los derrotados por el modelo económico y los “winners” de este mismo, los ganadores del sistema que viven cómodamente en el sector oriente de la capital.
Su gran papel ha sido bajar las expectativas de los chilenos. Como la economía ya no crece tanto como hace unos años –porque los chinos ya no nos compran tanto cobre– el ministro Valdés se ha convertido en el vocero de la nueva austeridad. Sin embargo, es tan austero, que hasta Andrés Velasco, parece hoy en día un keynesiano abierto a gastar sin chistar.
Lo cierto es que, a la luz de lo que muchos chilenos sabemos o intuimos hoy en día, la Teletón parece ser una institución más heredada de la dictadura militar y del neoliberalismo chileno, que una iniciativa de los tiempos actuales.