La salida del Reino Unido de la Unión Europea y la posibilidad de una frontera entre las Irlandas ha provocado que las voces se alcen en Irlanda del Norte, que votó por seguir siendo comunitaria, y se empiece a oír el rumor de una reunificación de la isla irlandesa, lo que atemoriza a la ciudadanía y preocupa al gobierno en Westminster que no ha olvidado aún el sonido de las bombas del IRA durante el periodo de “The Troubles”.
Tras celebrar una cumbre extraordinaria, la Unión Europea acordó darle mucho más tiempo a Reino Unido para que decida qué hacer con respecto al Brexit: quedarse, irse con el acuerdo negociado o retirarse a la manera dura.
La primera ministra británica Theresa May solicitó el viernes otro corto aplazamiento del Brexit a la Unión Europea que, ante el riesgo de que Reino Unido traslade el caos político a Bruselas, parece preferir darles más tiempo.
La primera ministra británica aseguró el martes que Reino Unido necesita una nueva prórroga de la fecha del Brexit para encontrar una solución al bloqueo y propuso al líder de la oposición, Jeremy Corbyn, que se sienten a buscarla juntos. Protestas de los euroescépticos, cansancio de París y Berlín.
Este lunes, en la segunda jornada de “votos indicativos”, se votaron cuatro opciones, sin embargo, ninguna alternativa logró sobreponerse.
La cientista política y académica del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, Paz Milet, analizó, en el programa Política en Vivo, la situación actual de Haití y el ataque al embajador chileno, Brexit y la crisis en Venezuela.
Theresa May jugó el miércoles su última carta para salvar su impopular acuerdo de Brexit prometiendo dimitir en cuanto logre sacar al país de la UE, al tiempo que los diputados mostraban su falta de consenso votando contra todas las propuestas alternativas.
Theresa May comparece, este lunes, en el Parlamento para dar explicaciones, por primera vez, desde la cumbre europea del jueves. Se espera que aclare si habrá o no votación de su acuerdo y de los planes alternativos.
Mientras Theresa May se tambalea en su puesto según la prensa británica, una marcha reunió ayer un millón de personas en Londres. Queremos seguir en la Unión Europea, corearon.
El 23 de junio de 2016 el 51,9 % de los británicos que participaron en el referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea decidió por la opción de dejar de ser un socio comunitario. A 33 meses de esa decisión, el Reino Unido sigue entrampado en una eterna negociación que tomó por completo la agenda política y social. La gente está abrumada y considera que los políticos que ellos eligieron viven desconectados de la situación país.
A menos de diez días de la salida del Reino Unido de la Unión Europea, la decisión del presidente del parlamento británico, John Bercow, ha trastocado los planes de May. La primera ministra británica se resigna a pedir a sus socios europeos que aplacen la fecha para el Brexit con tal de conseguir un acuerdo que sea aprobado por el parlamento británcio.
El acuerdo negociado entre la UE y Londres, destinado a poner en práctica el Brexit de una manera consensuada el 29 de marzo, fue rechazado en dos ocasiones por el Parlamento.
La Cámara de los Comunes aprobó la tarde de este jueves un plazo de tres meses más para negociar un acuerdo o definitivamente optar por el llamado “Brexit duro”, es decir, sin el soporte de una trato con los socios comunitarios. La extensión debe ser aprobada en forma unánime por los 27 miembros del Consejo Europeo.
Un respiro para la Primera Ministra Theresa May, quien se opone a una salida de la Unión Europea sin negociaciones previas. Apenas cuatro votos de diferencia evidenciaron la división de los legisladores británicos.
La votación final terminó con 391 votos en contra y 242 a favor, por lo que el jueves 14 de marzo los legisladores británicos deberán votar si es que acaso es necesario retrasar el Brexit que, hasta ahora, se debería concretar el 29 de marzo.
“Reino Unido podría dejar la UE sin un acuerdo el 29 de marzo solo con el consentimiento explícito del Parlamento”, dijo May, cediendo de esta manera a las presiones opositoras, pues la “premier” ha dejado claro en todo momento que no está de acuerdo con aplazar el Brexit.
La perspectiva del Brexit ha puesto al mundo político británico patas arriba. A las desavenencias entre los conservadores de la primera ministra Theresa May le siguieron las divisiones entre los laboristas. Su líder, Jeremy Corbyn, acaba de salir de la ambigüedad que lo caracteriza y tras la dimisión de varios diputados de su partido y a sólo un mes del divorcio con los europeos, aboga por un segundo referendo.