La resolución del gobierno de Sebastián Piñera de decretar estado de emergencia constitucional y delegar en el general Javier Iturriaga la facultad de declarar un toque de queda por primera vez desde la dictadura ha generado una ola de reacciones y críticas tanto nacionales como internacionales. De acuerdo a lo señalado por el ministro del Interior, Andrés Chadwick, las cifras oficiales señalan que hubo 716 personas detenidas durante la noche, de ellas 244 por infracciones al toque de queda. También indicó que hay en el país 72 carabineros lesionados.
En la Región Metropolitana, se reportó de 50 eventos graves de violencia producidos durante la noche y madrugada del domingo, y en el caso del país la cifra alcanza los 53. Entre ellos se considera el incendio a 7 buses del Transantiago en la RM además de 8 estaciones de Metro que sufrieron destrozos.
El analista político Guillermo Holzmann explicó, en un contacto con la edición especial de Radioanálisis, que el despliegue de las fuerzas policiales y militares responde a un criterio político definido por el Gobierno. El magíster en Ciencias Políticas de nuestra casa de estudios destacó que el rol de inteligencia de la ANI y los otros órganos existentes consiste principalmente en entregar informes a quienes toman las decisiones.
“La manera en que se despliegan las fuerzas policiales y militares es parte de una decisión y responde a un criterio político que lo define el Gobierno, ya sea a nivel de Ministerio del Interior, ya sea de Presidencia, pero que está instalado ahí. Reciben insumos de parte de la inteligencia, radicada en la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI) y ellos a su vez reciben los datos de la inteligencia de Carabineros y de Investigaciones”.
Consultado respecto de las decisiones del Gobierno que han resultado en mayor violencia y manifestaciones y como eso parece más producto de desinteligencia que inteligencia, Holzmann señala que las manifestaciones y cómo se desplegaron fue algo de lo que se tenía conocimiento hacía varios meses. “Hay grupos pequeños, o minorías intensas como les llamo, que tenían planificación, claridad de objetivos y habían acumulado el financiamiento para hacer todo esto”, señaló, para luego agregar que tales elementos “van incentivando la idea que la protesta es un buen camino y que eso tiene un objetivo bastante claro que se inserta dentro de una crítica muy profunda y muy ideológica al modelo neoliberal en Chile.
Al lado de eso hay un grupo más bien minoritario que es la delincuencia organizada que se reúne con una sociedad que tiene rabia que está aburrida y frustrada, que reclama justicia, que quiere ser escuchada en sus reclamos contra la desigualdad; todos elementos que están presentes dentro de un esquema orientado al cumplimiento de expectativas o de reclamar porque esas expectativas no se han cumplido. En ese contexto los informes de inteligencia deben dar cuenta de todo ello, ahora si efectivamente son considerados por la autoridad que toma la decisión, ese es otro tema. Si el informe de inteligencia es considerado secundario, que es muy usual en América Latina, muchas veces va primando la visión que tiene la autoridad de gobierno que va a optar por lo que quiere lograr y finalmente el despliegue de las policías va a ser mucho menor porque dependerá de recursos y capacidades. la policía que está en la calle no tiene la atribución ni la calidad de objetivos respecto de la decisión encomendada”.
En cuanto a si el Gobierno pudo haber evitado el estado de excepción y la presencia de los militares en la calle, el analista señaló que si el Ejecutivo quiso realizar las acciones para evitar esto, debió hacerlo hace 3 o 4 semanas atrás.
“Cuando se plantea el tema de la evasión como protesta legítima y eso la sociedad lo asume como una acción necesaria para poder dar satisfacción a sus expectativas, ya es demasiado tarde y en esa perspectiva cambia completamente lo que la inteligencia pueda aportar. Si no hay datos respecto de cómo están organizados los pequeños grupos, que son la delincuencia organizada que planea los saqueos, se aprovecha de la protesta pacífica al lado de ellos. En definitiva sería difícil controlarla si se creía que todo lo que está pasando es simplemente delincuencia, lo que no es cierto” reflexionó el experto.
En relación a la crisis que se vive en nuestra sociedad y que se ve plasmada en la falta de respeto al toque de queda, el analista recuerda lo sucedido en los distintos países que en la actualidad experimentan estallidos sociales.
“Basta mirar lo que pasó en Francia, Hong Kong o el mismo Ecuador para saber que el toque de queda no se respetaría. Cuando hay una protesta social y pacífica, normalmente hay otros objetivos e intereses que están representados por otros grupos minoritarios que son los que generan la agenda política y la presión política y eso puede estar asociado a algún grado de violencia de cualquier tipo, por lo tanto era previsible que el toque de queda no se respetaría, que los militares y la policía iban a evitar cualquier tipo de enfrentamientos y que iban a dejar muchas zonas desprovistas de la adecuada seguridad. Bastaba ver la dinámica de las protestas a nivel mundial y la forma que éstas se llevan en el siglo 21, en consecuencia uno puede plantear como hipótesis que muchas de las decisiones de colocar un estado de excepción constitucional o de decretar un toque de queda, más bien entra en la lógica del siglo XX y no es necesariamente la del siglo XXI que estaría mucho más por hacer un llamado a que la gente se vaya a las casas y en generar condiciones para aislar los focos de violencia, proteger la protesta pacífica y justamente ahí hacer la diferenciación.
Holzmann intenta una hipótesis que explique el porqué esto no se previó en La Moneda. “El informe de inteligencia con todos los elementos e información más exacta si estuvo presente, pero no se consideró en la toma de decisiones. Lo otro es que efectivamente los organismos de inteligencia policiales y del Estado tuvieron la información, pero no hicieron el análisis por lo tanto la información no llegó al tomador de decisiones. Esas son las dos posibilidades y la única respuesta la tiene la autoridad”.
Proyectando cómo se puede lograr salir de esta crisis, el experto en defensa e inteligencia manifestó que para que haya diálogo debe haber liderazgo respecto de objetivos claros y que no necesariamente se puedan lograr en el periodo del gobierno, tiene que ser con un horizonte mayor. Para el especialista, el siguiente paso es hacer la convocatoria de quienes son líderes institucionales y no institucionales, y finalmente, es necesario establecer una hoja de ruta.
En cuanto al informe entregado por el ministro del Interior, Andrés Chadwick respecto del balance de lo sucedido la noche del sábado en que rigió por primera vez desde la dictadura un toque de queda, Holzmann señaló que el secretario de Estado puso su foco solamente en una acción de vandalismo o delincuencia.” No hay contexto respecto de lo que ha significado la protesta o lo que hay detrás o al lado del vandalismo o delincuencia que existe y es innegable. Los datos son preocupantes, no solo por la ampliación del estado de excepción otras regiones y la posibilidad que se incremente, especialmente teniendo en cuenta las convocatorias para este domingo y para el lunes. En consecuencia, el foco del Gobierno solamente está ahí y se esperaría algún resultado en la reunión que tenga con los otros poderes del Estado y que seguramente estará orientada a alguna ley urgente que se pueda tramitar, pero también se va a negociar la propiedad legislativa del Gobierno. Eso significa que en la práctica, parte importante de lo que significa la protesta pacífica no va a ser una materia principal de lo que se debatirá allí“.
En cuanto a los integrantes de esta comisión convocada por el Presidente, que son los propios poderes del Estado, el Académico de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad de Valparaíso señaló que el Gobierno definió una estrategia orientada a determinados objetivos que corresponden a una adminsitración de crisis y no a una gestión política de la misma. Y hay una gran diferencia entre ambas cosas. Cuando el gobierno solo está por la ley y el orden y restablecer el orden pùblico sin hacer la gestión respecto de los otros elementos presentes y los actores con los que se debe hacer oportunamente, en definitiva hay una pérdida de oportunidad desde la perspectiva de la gestión, hay un tema de certeza desde el punto de vista de la adminsitración, pero deja un espacio bastante grande a los escenarios que se van planteando a futuro y ese futuro tiene que ver no solo con la situacion interna del país sino que también con los compromisos que el país tiene con la APEC y la COP 25, es decir, hay acá una serie de elemntos sobre los que el gobierno quiere tener control y por eso solo administra y no gestiona”.
Consultado respecto de la falta de capacidad para restablecer el orden público, el experto cuestiona de si no tienen la capacidad, no han querido tenerla o recibieron la instrucción de que no lo hicieran. “Esas tres preguntas, conforme se respondan, darán parta de la estrategia gubernamental y la forma en que la están desplegando y cómo la quieren administrar. es evidente que tanto las fuerzas policiales com militares evitaron cualquier tipo de enfrentamiento que pudiese llevar al uso de sus armas de fuego. Se evitó el enfrentamiento directo con los grupños organizados o no e incluso las turbas que había aen algunas partes. ¿Eso respondía a la estrategia policial, a la instrucción de gobierno o simplemente a la percepción de los policías y militares desplegados respecto de la gravedad de la situación?
Finalmente, Holzmann proyectó lo que sucedería en caso de un escalamiento de la movilización social. “El escenario se hace bastante complejo, porque es impensable que un gobierno pretenda administrar el Estado sobre la base de un estado de excepción constitucional. Lo segundo es que el gobierno debe enfrentar el revertir una derrota política, ya que en la medida que un gobierno democrático decide invocar la excepción constitucional está asumiendo implícitamente una derrota política. eso significa que deberán mostrar una agenda o plan de trabajo que sea más proactiva y no solo reactiva”.
Las policías y fuerzas militares actúan bajo la conducción de las autoridades políticas y civiles y eso ha sido siempre así, independiente de quien gobierne, por lo tanto el comportamiento de esas fuerzas fue en virtud de instrucciones precisas o, por el contrario, de la falta de instrucciones en cuyo caso los policías y militares no tomarán acción propia por la implicancia que ello tiene.
Las instrucciones se cumplen y si ellas eran no actuar, entonces había una intencionalidad. Y si no las hubo, ellos no tomarán acciones propias respecto de su intervención en la sociedad porque no les corresponde. Hay una necesidad de volver a la paz social y ello se demuestra en la diferencia de conducta entre los infantes en Valparaíso y los militares en Santiago, tiene una directa relación con la sin instrucciones políticas entregadas en la región de Valparaíso con las dadas en Santiago”.
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