Negacionismo de Piñera: ¿Improvisación o estrategia política?

Los dichos del Mandatario fueron ampliamente cuestionados apuntando a una intención de desinformar a la ciudadanía. Sin embargo, hay quienes sostienen que detrás hay una estrategia deliberada, tendiente a instalar ciertas "verdades" y por otro lado, acercarse a su base de apoyo.

Los dichos del Mandatario fueron ampliamente cuestionados apuntando a una intención de desinformar a la ciudadanía. Sin embargo, hay quienes sostienen que detrás hay una estrategia deliberada, tendiente a instalar ciertas "verdades" y por otro lado, acercarse a su base de apoyo.

Si la credibilidad del Gobierno ya había sido puesta en entredicho a raíz del polémico informe de redes sociales en donde se contabilizaban opiniones de artistas extranjeros, así como de seguidores del K-Pop como parte de la supuesta “intervención extranjera”, la entrevista que el Presidente Sebastián Piñera concedió a CNN en español, realizada hace dos semanas, pero conocida hace pocas horas, fue para muchos la gota que rebasó el vaso.

Y es que el Mandatario nuevamente relativizó las violaciones a los derechos humanos cometidas durante los últimos dos meses y constatadas a través de diversos informes, pero esta vez fue un paso más allá, asegurando de manera categórica que muchos de los videos sobre violencia policial y vulneración de dd.hh no son reales, sino que fueron filmados en el extranjero.

Junto con ello, el jefe de Estado reiteró que detrás de las manifestaciones hay “grupos de narcotraficantes y anarquistas” pero que también “hay influencia extranjera”. En esa línea, Piñera sostuvo que dicha intervención proviene de países como Rusia, otros países de Europa Oriental y Europa en general y que es una cosa “organizada y sistemática”.

Asimismo, en dicha entrevista el Mandatario aseguraba que el Gobierno puso todos estos antecedentes a disposición de la Fiscalía, cuestión que este jueves fue nuevamente descartada por el propio jefe del Ministerio Público, Jorge Abbott.

Si bien el Mandatario tiene acostumbrada a la opinión pública a frases poco precisas o lisa y llanamente alejadas de la verdad como cuando señalaba incansablemente que grupos organizados en La Araucanía quemaban iglesias con niños y mujeres adentro, los dichos “negacionistas” de la primera autoridad del país encendieron una luz de alarma respecto de la capacidad política del gobernante.

Desde el mundo político y académico rechazaron ampliamente las palabras del Mandatario, apuntando a que éstas cruzan una línea entre lo que es aceptable o no en un jefe de Estado. De esta forma, uno de las críticas más reiteradas hacía alusión a la desinformación de la que se hizo parte el Presidente al insistir una y otra vez en teorías que, hasta el momento, no tienen ningún sustento real.

Para la académica del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, Verónica Figueroa Huencho “los dichos del Presidente son graves; él es un mandatario, él representa la voluntad no solo de los que votaron por él, sino que de toda la ciudadanía y lo que vemos es que hay una tremenda irresponsabilidad al hacer una serie de aseveraciones que no tienen ningún sustento, ningún fundamento. Demuestra además esta desconexión política respecto de lo que está pasando hoy en las calles”.

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Robert Funk

Por su parte el académico y doctor en ciencia política, Robert Funk sostuvo que “hay un par de posibilidades: una es que hay una suerte de improvisación, una falta de coordinación, una falta de estrategia comunicacional y la otra es que haya una estrategia, exista una coordinación con dos propósitos específicos; uno el de insistir y recalcar en la tesis de la influencia exterior y seguir insistiendo de una forma casi trumpista de manera de que logre instalar la idea en la opinión pública, cosa que es bien difícil” recalcó.

El otro propósito, señala, es tratar de apelar y mantener el apoyo de cierto sector político que si bien es minoritario, es importante para seguir gobernado. “Si se pierde el apoyo de ese sector de derecha, se queda sin ningún apoyo, esas son las dos posibilidades”.

En esa misma linea, el coordinador de la cátedra de derechos humanos de la Universidad de Chile, Claudio Nash señaló a través de sus redes sociales que “veo opiniones sobre la ‘disociación’ del Presidente Piñera con la realidad. No las comparto. La entrevista es una estrategia comunicacional tendiente a crear un manto de dudas sobre las graves denuncias de violaciones sobre dd.hh que han impactado al mundo. Evadir responsabilidades es su objetivo” expresó.

Las críticas a la entrevista del presidente Sebastián Piñera se replicaron en dirigentes y parlamentarios de oposición, así como en el oficialismo a través del senador Manuel José Ossandon, pero también en entidades como el Colegio de Periodistas, desde donde catalogaron como “incomprensible” que el Mandatario “se atreva siquiera a insinuar que las imágenes de violaciones sistemáticas a los derechos humanos sean un montaje e información falsa propagada por los medios nacionales e internacionales”.

Todo esto llevó a que pasadas las 21 horas el jefe de Estado utilizara su cuenta de Twitter para explicar o rectificar sus cuestionadas declaraciones: “Al referirme a ciertas fake news en entrevista a CNN, no me expresé en forma suficientemente precisa, provocando interpretaciones que no representan mi pensamiento. Las violaciones a DD.HH. deben ser condenadas siempre, por todos y en toda circunstancia y nunca tolerar la impunidad” expresó.

Sin embargo, hasta el momento el Presidente no ha variado su retórica al empatar los abusos cometidos por parte de agentes del Estado y los carabineros lesionados en manifestaciones. Tampoco ha habido medidas concretas que apunten a una reparación a quienes han sufrido la violencia policial como lo señaló hace algunos días a nuestro medio la vocera de las víctimas con trauma ocular. Todo esto ha terminado por hundir aún más la escasa credibilidad del Gobierno, debilitando la ya endeble figura presidencial.





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