Cristóbal Rovira y ascenso de la ultraderecha: "Atacan a las minorías para volver al statu quo donde éstas tenían menor poder"

El investigador del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES) analizó el escenario en América Latina tras el triunfo de Javier Milei. Para el politólogo, la izquierda ha perdido votantes al apuntar a posturas "maximalistas".

El investigador del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES) analizó el escenario en América Latina tras el triunfo de Javier Milei. Para el politólogo, la izquierda ha perdido votantes al apuntar a posturas "maximalistas".

Con la reciente elección en Argentina del libertario, Javier Milei, la ultraderecha sumó un nuevo líder en Latinoamérica y evidenció el avance de los sectores conservadores en la región. Mientras, Chile busca seguir ese camino de la mano del republicano, José Antonio Kast. El éxito de la promoción de esta agenda, en parte, se explica por características comunes.

Así lo afirma, Cristóbal Rovira, doctor en Ciencia Política e investigador del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), quién destacó que este fenómeno comparte como denominador común principalmente “posturas muy conservadoras frente a temas sexuales“. “Y con esto me refiero sobre todo en temas de género y de minorías, estoy pensando en LGTBIQ+”, dijo.

En este punto, Rovira indicó que algunos de estos líderes no relevaron este tipo de materias al iniciar su carrera política. “Hace dos años atrás Milei no tocaba estas temáticas y cuando las tocaba tenía una postura un poquito más ambivalente. Bukele incluso en El Salvador partió siendo más bien progresista en estas cuestiones, pero lo que sí vemos es que a lo largo de sus liderazgos y cuando forman una coalición política, empiezan a adoptar estas posturas más conservadoras-programáticas“, declaró.

En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, el investigador del COES recalcó que, aún con gobiernos de ultraderecha, América Latina ha tomado tintes progresistas. En esa línea, planteó una paradoja: “¿Cómo es que si las sociedades se están volviendo más liberal terminan votando por estos liderazgos que son de ultraderecha?“.

Para el politólogo, la clave está en que hay un segmento de los votantes que adhieren a las ideas que profesa la ultraderecha, pero -tal como sucedió en Argentina- hay otro tanto que se inclina al voto “castigo”. Por eso, afirmó que “el hecho de que la ultraderecha esté en ascenso no guarda relación directa con el hecho de que los votantes en Latinoamérica se estén volviendo más conservadores, sobre todo en estas cuestiones de temáticas de género o de minorías sexuales”.

“Lo que sí vemos que es transversal en América Latina es la demanda por mano dura, el tema de que en todos los países lo que vemos es una mayor preocupación por la cuestión de la delincuencia, va en ascenso. Esto es un tema que se ve desde México hasta Chile sin grandes diferencias y es allí donde la ultraderecha puede tener un discurso (..). Son los que proponen las políticas más radicales al respecto y esa es una bandera de lucha que claramente los posiciona muy bien frente al electorado”, apuntó.

En referencia a la responsabilidad que recae en la izquierda política, el investigador del COES explicó que este sector ha fallado en demostrar que pueden marcar una diferencia a la hora de gobernar, por ejemplo, en el caso del Gobierno de Gabriel Boric o de Gustavo Petro en Colombia.

Junto a ello, el politólogo apuntó a la poca habilidad de abordar demandas emblemáticas como el aborto libre tras la ley de tres causales. “Creo que fue un gran avance, el tema es ¿este es el momento para dar la pelea para el aborto libre? O quizás el momento para dar otro tipo de peleas ya que justamente logramos esa ley de tres causales”, planteó.

“Yo creo que muchas veces se adoptan posturas que son muy maximalistas y eso ¿qué es lo que va a hacer? El que segmentos de la ciudadanía que no necesariamente son conservadores, pero que no necesariamente son tan liberales se sientan pasados a llevar y pueden terminar adhiriendo a la ultraderecha como una reacción a estos segmentos de izquierda que sienten que están exigiendo más de lo que realmente se debería dar”, señaló.

Sobre las implicancias del reciente triunfo de Javier Milei para el resto de los países latinoamericanos, Rovira declaró que “claramente esto nos muestra una vez más de la capacidad de crecimiento que tiene la ultraderecha (…). Recordemos que hace dos o tres años atrás nadie sabía quién era ese caballero, pero fue un crecimiento muy meteórico en un periodo de tiempo relativamente corto”.

“Esto nos refleja que hay un espacio para que estas ultrasderechas crezcan, el caso de Argentina tiene sus peculiaridades, tiene que ver obviamente con una situación económica muy difícil que facilita el crecimiento de Milei, pero esto nos muestra que aquello que está pasando allí eventualmente puede terminar pasando en otros países de América Latina. Y es lo que se suele llamar una suerte de efecto difusión de que tanto a nivel de los votantes, como a nivel de los líderes están observando qué es lo que sucede en otras latitudes y pueden haber intentos de copia”, añadió.

Para Rovira el caso de Argentina es preocupante además por la relación que se estableció con la derecha convencional. “Recordemos que después de la primera vuelta electoral, Macri se demora 24 horas en juntarse con Javier Milei y en adosar sus votos a pesar de que Milei tuvo un discurso durísimo en contra de esa derecha convencional”, señaló.

“La sensación que queda para las demás derechas convencionales a lo largo de América Latina es que la fórmula para llegar al poder es establecer una coalición con esa ultraderecha“, sostuvo.

¿Relación conflictiva con la democracia?

El investigador del COES además planteó que el ascenso de la ultraderecha es vista como una colisión con los sistemas democráticos que no solo tiene que ver con permitir elecciones limpias y periódicas, sino además con la función de determinadas instituciones que garantizan el respeto a los derechos de las minorías como los tribunañes constitucionales y el aparato judicial.

Por ejemplo, Rovira apuntó a que “en la medida que Bolsonaro se fue acercando al final de su gobierno empezaron a aumentar sus posturas más autoritarias y claramente hubo un ataque deliberado contra determinadas instituciones, puso en tela de juicio los procesos electorales y vimos que al final de su mandato incluso hubo un ataque real a la ciudad de Brasilia. De hecho, hay un juicio que determinó que Bolsonaro está inhabilitado para competir en elecciones hasta el año 2030″.

“Lo que hacen las ultraderechas es justamente atacar a esas minorías y quieren volver a un momento inicial a un status quo anterior donde esas minorías tenían menor poder“, sostuvo.

Por último, Rovira señaló que en el caso de América Latina el conflicto está vinculado de manera directa con la cuestión de género. “Las democracias latinoamericanas han avanzado en tratar de lograr una mejor incorporación de las mujeres a través de distintos tipos de políticas y no es una casualidad que la ultraderecha en América Latina justamente lo que quiere hacer es politizar esa cuestión y volver a un momento anterior en el cual las mujeres no tenían el rol que hoy en día están demandando”, concluyó.





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